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La consejería en prevención de embarazo e ITS tiene como objetivo
general fomentar la toma de decisiones y el desarrollo de conductas
seguras, responsables e informadas en el ejercicio de la sexualidad. Los
objetivos específicos son favorecer en las adolescentes la adquisición
de conductas protectoras en el ejercicio de la sexualidad, reforzar el
ejercicio de los derechos en salud sexual y reproductiva y prevenir
el embarazo no intencionado, las ITS y otros riesgos asociados a la
conducta sexual.
La consejería se desarrolla en dos etapas: una entrevista diagnóstica
y una intervención según la conducta o intención de conducta,
incorporando estrategias de entrevista motivacional y teorías que
explican los cambios de conducta en salud.
Para la entrevista diagnóstica se recomienda utilizar preguntas abiertas
que apoyen la reflexión, evitando juicios morales o valóricos como por
ejemplo ¿Qué significa para ti tener relaciones sexuales? ¿Has tenido
alguna vez sexo oral, vaginal o anal? ¿Tienes pareja? ¿Has decidido hasta
dónde quieres llegar sexualmente? ¿Qué pasaría si…? ¿Qué haces para
evitar un embarazo? ¿Conoces alguna ITS? ¿Qué haces para evitar una
ITS? ¿Qué crees que te podría suceder si sigues con tu conducta? ¿Qué
crees que tendrías que cambiar? ¿Qué podrías hacer? (13,14).
Consejería según intención de conducta y conductas
sexuales
Para la intervención en consejería se sugiere utilizar el diagnóstico
realizado en la entrevista inicial y de acuerdo a la intención de conducta
y la conducta sexual. Los adolescentes pueden clasificarse en tres
grandes grupos para esta consejería:
1.- Adolescentes con intención de conducta postergadora
2.- Adolescentes con intención de conducta anticipadora
3.- Adolescentes con conducta sexualmente activa (coito único, pareja
única o múltiples)
1.- Consejería con adolescentes con intención de conducta
postergadora
Las adolescentes postergadoras pueden estar con o sin pareja, con
conductas sexuales que no implican riesgo de embarazo o ITS (
petting
1
o 2). El objetivo en ellas es promover el retraso del inicio de la actividad
sexual. Se debe entregar información sobre desarrollo puberal, sexualidad
y afectividad y compartir información sobre los beneficios del retraso en
el inicio de la actividad sexual coital, como la conducta más protectora.
Hay que fortalecer la idea de que postergar el inicio de las relaciones
sexuales es una opción voluntaria y respetable. Es recomendable también
reforzar el concepto de que su conducta actual no es la excepción y que
muchos adolescentes al igual que ella, eligen esa opción.
Es necesario guiar a la adolescente para que evalúe las ventajas y
desventajas de retrasar el inicio de las relaciones sexuales y facilitar la
identificación de las barreras personales e interpersonales que podrían
influir en la toma de decisiones y afectar la mantención de su conducta
postergadora, como la presión de los pares y de la pareja, que va
acompañado con el temor a perder la pareja; poca asertividad y baja
autoestima. Una vez que ha identificado las barreras, es importante
ayudarla a identificar soluciones posibles de implementar, analizando
las características personales, habilidades y recursos de apoyo que
dispone.
Es fundamental evaluar si existe congruencia entre la intención de
conducta postergadora y la conducta sexual. Es frecuente que exista
incongruencia entre intención y conducta sexual en esta etapa, ya que
muchas adolescentes tienen dificultades para reconocer que pueden
estar prontas a iniciarse sexualmente. En caso de existir incongruencia,
es necesario conversarlo con la adolescente para ayudarle a visualizar si
se debe a una dificultad para asumirse sexualmente activa; a coerción
de la pareja o, a otras razones. Hay que trabajar con la adolescente para
que sus decisiones sean voluntarias, libres y realistas.
Se recomienda compartir información acerca de conductas sexuales de
riesgo para embarazo o ITS, explicitando los riesgos de ciertas conductas.
Es necesario que la adolescente postergadora sea capaz de comunicar
su decisión a su pareja y pares, explorando las circunstancias que
pueden facilitar u obstaculizar esta comunicación. Es importante
que logre realizarla de manera honesta, directa y clara, buscando el
momento adecuado y sin herir al otro para que, de este modo, defienda
sus propios intereses y aprenda que tiene derecho a decir NO a algunas
situaciones, sin sentirse culpable. Se debe explicitar que cuando la
pareja no desea negociar debe pedir apoyo profesional y/o familiar.
La consejería debe ayudar a que la adolescente identifique otras formas
de expresión de afecto, sin tener coito u otra conducta sexual que sea
de riesgo. Hay que ayudarla para que establezca cuáles serán los límites
en sus expresiones de afecto y su conducta sexual: hasta dónde quiere
llegar, estableciendo límites.
Se le debe explicitar que su intención de postergar el inicio de la
actividad sexual puede cambiar en el futuro, reforzando que iniciar
relaciones sexuales es una decisión importante. Se debe entregar
información sobre métodos anticonceptivos y la forma de acceder a
ellos en el futuro, así como prevención de ITS.
Si una adolescente postergadora está en
petting
3, o progresa a éste,
se recomienda guiarla para que visualice el riesgo de lo que esta
conducta puede significar. En todas las adolescentes se debe reforzar la
importancia de consultar precozmente ante un cambio en la intención
de conducta o en la conducta sexual.
Estas recomendaciones pueden ser utilizadas en adolescentes que
habiendo tenido relaciones sexuales deciden ser abstinentes y por eso,
es necesario trabajar si esta decisión es factible de ser mantenida en el
tiempo. Hay que prestar especial atención a aquellas adolescentes que
terminan su relación de pololeo y que suspenden el uso de métodos
anticonceptivos. La experiencia indica que muchas veces el término de
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(1) 81-87]