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sus altos estándares. Incluso durante unos años ejerció como

boticario un dominico (el fraile Antonio Duarte), hasta que

fue enviado a Lima. En la práctica fue la única botica pública

de Santiago.

Ya en los primeros años del 1700, algunos jesuitas boticarios

como Juan Bautista Pavez sj., aceptado oficialmente por la

Real Audiencia y el Cabildo de Santiago, le dieron aún más

prestigio a esta farmacia, que se iba desarrollando de manera

paralela a la labor misional de la Compañía.

Junto al conocimiento práctico, se comenzó también a

formar una biblioteca farmacológica, química y médica que

al momento de la expulsión de los jesuitas de los territorios

españoles, fue una de las más completas y modernas de las

colonias americanas.

En 1748 llegaron a Chile tres hermanos jesuitas provenientes

de Alemania. Eran farmacéuticos graduados en Europa: José

Zeitler sj., Juan Seither sj.y Juan Schmaldpaner sj.

Del gran aporte de estos jesuitas no cabe duda. Sin embargo,

el que más destacó por su dedicación a la botica y al estudio

de la farmacopea de la antigüedad, de la europea moderna e

incluso de la americana indígena, fue José Zeitler sj.

Zeitler nació en Waldsasse, en Baviera, en 1724. Ingresó a

los 22 años a la Compañía de Jesús como hermano con el

título de farmacéutico. Al llegar a Santiago tomó a su cargo la

botica, que ya tenía un enorme prestigio a nivel local.

“El hermano Zeitler era un hombre austero probo y sencillo”

nos cuenta el Dr. Enrique Laval en su escrito de 1953 sobre

la Botica de los Jesuitas. De gran cultura, hablaba alemán,

francés, español, inglés y latín lo que le sirvió para cumplir

con sus funciones de farmacéutico. Pero no se circunscribió

solo a eso. Fue el primero que realizó estudios de la composi-

ción química del agua de Chile e incluso llegó a tener sólidos

conocimientos de medicina, que aplicó en algunos pacientes

de la orden y a pacientes externos siempre a pedido de

algunos médicos que confiaban en su juicio y conocimientos

y con la autorización de sus superiores.

Zeitler trabajó en la botica por más de 22 años seguidos.

Con gran dedicación y celo era un personaje estimado por

toda la comunidad. Atendía tanto de día como de noche,

sin distinción de clases, dedicado a su vocación de manera

ejemplar.

Bajo su tutela, el prestigio de la botica creció aún más y fue una

fuente de orgullo para los santiaguinos el saber que se contaba

en la ciudad con una institución de estas características.

La botica poseía, al momento de la expulsión de la orden,

una gran sala cuyas estanterías contenían 438 cajones. En

total 916 productos con los que se podía preparar todo tipo

de recetas magistrales. Junto a los cajones el registro cons-

tató más de 1000 frascos, de todas las formas y materiales

además de peroles, medidas, alambiques, morteros, pailas ,

sartenes, ollas, escofinas (para escofinar huesos), balanzas y

cuanto fuese necesario para la labor farmacéutica. Incluso

había un esqueleto y un embrión.

Entre los productos que tenía en sus estantes figuraban:

- Acacias de distintas especies

- Aceite de canimé

- Aceite de oliva

- Aceite de María

- Aceite de Vulpino (extraído de zorros)

- Agno Casto (para tener deseos puros)

- Distintos tipos de aguas, incluida el agua de las Carmelitas

- Antimonio diaforético (antipirético)

- Bálsamo anodino (Analgésico tópico)

- Bálsamo de cachorros (a base de perros recién nacidos)

- Cachanlangüen (de la flora autóctona de Chile. Útil contra la

fiebre, dolor de estomago, antihelmíntico, antipirético, anti

ictérico y e incluso para el reumatismo)

- Castóreo (extraída de castores. Útil en casos de histeria,

hipocondrismo, apoplejía, parálisis y epilepsia)

- Cráneo humano (para la epilepsia)

- Euforbio (es el látex. Se usaba para dolores articulares)

- Aceite de alacranes (dolor de oídos)

- y un largo etcétera…

En este momento es importante recordar algunas cosas :

- La principal motivación de la Compañía de Jesús es, y

siempre fue, la misión y la educación.

- La orientación que San Ignacio de Loyola le dio a esta orden

fue siempre la de actuar en el mundo real con todo lo que le

pueda ayudar a proclamar el Reino de Dios.

- Debido a la orientación misionera de la orden, la materia

médica pasó a ser parte de las preocupaciones de la orden,

no como un fin en sí mismo, sino como una herramienta

que ayude a cuidar de los integrantes de la Compañía que

trabajaban en las diferentes misiones esparcidas por el

mundo.

Como una consecuencia del trabajo evangelizador, los jesuitas

crearon colegios y boticas en distintas partes de Sudamérica,

que aportaron al saber médico y farmacéutico conocimientos

botánicos que fueron llevados a Europa y adoptados en la

farmacopea de los distintos Imperios. Por otro lado, cada

colegio fundado por la Compañía se asociaba a una botica.

[VIÑETA HISTÓRICA - LA BOTICA DE LOS JESUITAS: UNA DE LAS MEJORES INSTITUCIONES FARMACÉUTICAS DEL MUNDO... - Dr. Juan Pablo Álvarez]