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EDITORIAL
DR. ENRIQUE CONCHA
Departamento de Neurocirugía, Clínica Las Condes
Editor Invitado
Los tumores cerebrales representan un desafío de múltiples
caras para los médicos que están involucrados en su diagnós-
tico y tratamiento. Constituyen un problema frecuente tanto
por la incidencia de los tumores primarios del sistema nervioso
central, como por las metástasis. De acuerdo a estadísticas
nacionales, los tumores malignos cerebrales han aumentado
su tasa de mortalidad desde 1.2/100000 habitantes en 1997
a 2.4/100000 habitantes en 2013. Este dato es preocupante
ya que sólo muestra un antecedente de esta compleja enfer-
medad.
El diagnóstico se realiza sobre la base del cuadro clínico, los
exámenes de imágenes y el estudio histopatológico. El diag-
nóstico define el pronóstico y el tratamiento a seguir. La OMS
ha clasificado los tumores primarios del sistema nervioso
central en 4 grupos. Los tumores grado I tienen un buen
pronóstico cuando son extirpados. En el otro extremo, el
Glioblastoma Multiforme, que es clasificado como grado IV,
evoluciona con recidiva precoz y sobrevida corta, a pesar de la
cirugía ablativa, radioterapia y quimioterapia. En este número
de Revista Médica Clínica Las Condes, se analizan modelos
de tratamiento de los tumores cerebrales, basados sobre el
diagnóstico y las condiciones clínicas del paciente. Además se
presentan conceptos fundamentales en la elección del trata-
miento como las áreas de importancia funcional, las estrate-
gias para evitar efectos adversos sobre las funciones cerebrales
y la neuroplasticidad.
El manejo de los pacientes con tumores cerebrales debe ser
planificado y vigilado por un equipo multidisciplinario de
salud. Ello debe incluir neurólogos, neuroradiólogos, oncó-
logos médicos, radioterapeutas, neuropatólogos, neurociru-
janos, especialistas en rehabilitación, enfermeras, kinesiólogos,
fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, psicólogos y
psiquiatras. Este enfrentamiento multidisciplinario debe ser
conocido por los médicos generales y de las especialidades
básicas, ya que de ellos depende su diagnóstico precoz y las
primeras medidas de tratamiento.
El objetivo fundamental del tratamiento de estas neoplasias es
la curación, pero resulta esencial procurar también una buena
calidad de vida para el paciente y su familia. En especial, cuando
se trata de un tumor de alto grado, que se asocia a daño neuro-
lógico progresivo y sobrevida corta, adquiere preponderancia el
tratamiento bajo la perspectiva paliativa psico-oncológica.
Este número constituye un esfuerzo notable de los autores
para dar una perspectiva amplia, actualizada y profunda sobre
el tema, por lo que agradezco a todos los autores por participar
y espero que sea de utilidad a nuestro público lector.
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(3) 331-331]