Previous Page  99 / 320 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 99 / 320 Next Page
Page Background

663

La polifarmacia aumenta en forma progresiva con la edad,

probablemente en relación a la mayor carga de enfer-

medad de los adultos mayores (20). Datos latinoameri-

canos del estudio SABE muestran una prevalencia de un

36% de polifarmacia en el adulto mayor (21).

La polifarmacia es clínicamente relevante pues se asocia

con un mayor riesgo de desarrollar síndromes geriátricos

entre los que destacan caídas,

delirium

, deterioro cogni-

tivo, incontinencia, entre otros eventos adversos, los que

repercuten en la pérdida de funcionalidad y menor calidad

de vida (20). También se ha descrito que la polifarmacia

disminuye la adherencia a las terapias y se asocia a mayores

errores de medicación (11). Por otro lado se asocia a un

fenómeno conocido como “la cascada de la prescripción”,

donde la mala o falta de interpretación de las reacciones

asociadas a medicamentos (RAM) asociadas a un fármaco,

llevan a la prescripción de un segundo fármaco (22).

La polipatología es una condición frecuente en adultos

mayores y da cuenta de un mayor riesgo de desarrollar RAM.

Datos obtenidos a partir de beneficiarios de Medicare mues-

tran que dos tercios de las personas de edad avanzada tienen

dos o más comorbilidades crónicas y que el 14% de los que

tienen seis o más condiciones, representan el 49% del total del

gasto de Medicare. Entre los estadounidenses mayores de 65

años, tres de cada cuatro personas tienen múltiples enferme-

dades crónicas (23). Esta alta tasa de pluripatología lleva, por

un lado, al uso de más medicamentos y, por otro, a una mayor

probabilidad de desarrollar fallas en órganos relevantes para

los procesos farmacocinéticos como, por ejemplo, el empeo-

ramiento de la función hepática y/o renal, y, por ende, los

procesos de metabolismo y excreción, respectivamente. De

esta manera la polipatología del adulto mayor incide directa-

mente en una mayor probabilidad de riesgo de interacciones,

a causa del mayor uso de medicamentos, entre ellos, los que

se consideran como potencialmente inapropiados (19).

MEDICAMENTOS POTENCIALMENTE INAPROPIADOS

(MPI)

Existe un grupo de medicamentos conocidos como

potencialmente inapropiados (MPI), que dan cuenta de

un conjunto de fármacos que además de tener un riesgo

aumentado para el desarrollo de RAM, tienen insuficiente

evidencia de sus beneficios y se consideran menos seguros

para determinadas condiciones de salud al ser contras-

tados con otras alternativas terapéuticas farmacológicas y

no farmacológicas (24).

Para su identificación, existen criterios basados en listados

de fármacos considerados como MPI, basados en revi-

siones sistemáticas de la literatura, realizadas por paneles

multidisciplinarios de expertos en farmacología geriátrica.

Estos registros han sido utilizados con el fin de identificar,

reconocer, evitar y reducir la prescripción de este tipo de

medicamentos, estos son los criterios de Beers y STOPP

(25,10). En estas guías se describen fármacos de múltiples

grupos terapéuticos, algunos de ellos de uso muy amplio

en la práctica clínica habitual.

Un grupo importante de MPI, corresponde a los fármacos

anticolinérgicos. Estos son utilizados con gran frecuencia, a

pesar de la múltiple evidencia que los asocia con aumento

de morbilidad, institucionalización, declive funcional,

deterioro cognitivo, y mortalidad (26). Frente a esta situa-

ción, los criterios de MPI han enfatizado en clasificar a los

fármacos con potencial de generar efectos adversos anti-

colinérgicos con el fin de evitar su utilización crónica en

AM (Tabla 2) (25, 10).

Por otro lado, el dolor crónico (persistencia

>

3 meses)

en las personas mayores afecta el desempeño en las

actividades de la vida diaria, la deambulación y puede

generar complicaciones asociadas como síntomas

depresivos, mayor utilización de fármacos y deterioro

cognitivo (27). En relación al tratamiento farmacológico

de esta condición, existe concordancia entre ambos

criterios de MPI para establecer que los AM no deberían

utilizar AINEs para el manejo crónico del dolor (Tabla 3),

debido a que la utilización de este tipo de medica-

mentos ha sido relacionado a mayor riesgo de reapa-

rición de enfermedad ulcerosa o hemorragia digestiva,

empeoramiento de enfermedades cardiovasculares,

interacciones con fármacos de estrecho margen tera-

péutico como anticoagulantes cumarínicos e incluso

hiponatremia (25,10,28).

Una tercera familia de MPI de alto uso son los hipnóticos.

Existe un amplio consenso en ambos criterios de MPI de

evitar el uso crónico (

>

1mes) de benzodiazepinas (BZD) de

vida media larga, salvo en condiciones como trastornos

convulsivos, dependencia a otras BZD, dependencia alco-

hólica, trastorno de ansiedad severo generalizado y proce-

dimientos peri-anestésicos y de BZD de vida media corta e

intermedia debido a los cambios farmacocinéticos-farma-

codinámicos discutidos anteriormente, lo que expone a los

AM a riesgo aumentado de deterioro cognitivo, delirium,

caídas, fracturas y accidentes asociados a la maniobra de

vehículos (Tabla 4) (25). Además, cabe destacar que los

hipnóticos no benzodiazepínicos, presentan un perfil de

seguridad similar al de las BZD, por lo que su uso crónico

tampoco está recomendado por estas guías de prescrip-

ción inapropiada (25,10).

[EPIDEMIOLOGÍA DEL USO DE MEDICAMENTOS EN EL ADULTO MAYOR - Dr. Felipe Salech PhD y cols.]