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ADOLESCENCIA: UNA ETAPA DE CAMBIOS

La adolescencia es definida como el período comprendido entre los 10 y 19

años. Es una etapa de gran desarrollo biológico, acompañada de cambios

psicológicos y sociales que presenta una gran variabilidad individual. Es

por esto que siempre debe considerarse integralmente al adolescente,

tomando en consideración estas tres grandes áreas de desarrollo (1).

La gran mayoría de los adolescentes y sus familias tienen una experiencia

de este período libre de problemas, siendo en un 25% descrito como

un período de mucho estrés (2). La vivencia del desarrollo sexual de

los adolecentes puede generar tensión en la relación de padres e hijos.

El adolescente en etapa temprana (10 a 13 años) pasa desde la

preocupación por los cambios físicos iniciales a la aceptación de su

propia imagen corporal en la adolescencia tardía (17 a 19 años). En la

vivencia de su propia sexualidad, comienza en la adolescencia media

(14 a 16 años) un interés por la experimentación sexual, logrando en la

etapa tardía priorizar las relaciones íntimas.

La adolescencia media es el período de máximo conflicto con los

padres, retornando a la cercanía emocional en la etapa tardía. Una de

las tareas de la adolescencia es lograr una independencia emocional de

los adultos (padres u otros) y establecer relaciones con personas de su

edad y de ambos sexos, lo que es considerado como una preparación

para una relación de pareja estable (1).

SEXUALIDAD EN ADOLESCENTES: REALIDAD EN CHILE

En Chile, la Sexta Encuesta Nacional de la Juventud de 2009 (que incluyó

7570 encuestados) mostró que la edad promedio de inicio de la actividad

sexual es a los 16.4 años en hombres y 17.1 años en mujeres, siendo

la edad de inicio algo menor en los niveles socioeconómicos más bajos

del país. La mitad de los adolescentes entre 15 y 19 años, declaró haber

iniciado actividad sexual y un 14.6% de los adolescentes y jóvenes

encuestados se inició antes de los 15 años. En el grupo total evaluado,

de 15 a 29 años, el 83% declaró haber iniciado actividad sexual antes de

los 20 años (3). Con respecto a la utilización de métodos de prevención

de embarazo, el 58.3% de los adolescentes entre 15 a 19 años declaró

haber usado algún método en la primera relación sexual, siendo el condón

el más usado. Al preguntar por el uso de protección en la última relación

sexual, un 68% respondió positivamente, siendo los métodos más

utilizados el condón (65%) y las pastillas anticonceptivas (33%) (3).

En la Séptima Encuesta Nacional de la Juventud, que se realizó en 2012,

no se informa la edad promedio de inicio de la actividad sexual ni el uso de

métodos de prevención separado por grupo etario, sin embargo el 48.7%

de los adolescentes menores de 20 años se declaró sexualmente activo (4).

Ese mismo año se informó que en el sistema público de salud, el 1% de la

población bajo control de fertilidad correspondió a adolescentes menores

de 15 años mientras que un 12.9% a adolescentes entre 15 y 19 años. A

pesar de esto, las adolescentes menores de 15 años representaron un 1%

de los ingresos a control prenatal y el grupo de 15 a 19 años, un 20% (5).

Los esfuerzos en el sistema público de salud aún resultan insuficientes.

CONCEPTOS EN SEXUALIDAD: ¿QUÉ ES ABSTINENCIA?

Durante la adolescencia, entender las conceptualizaciones en relación

a las conductas sexuales resulta fundamental. Un concepto errado

puede implicar una minimización de los riesgos asociados con

determinadas conductas. Por ejemplo, cuando algunos adolescentes

no consideran el sexo oral como “sexo”, o lo consideran seguro o

una buena forma de evitar el embarazo y preservar su virginidad, se

oculta el riesgo de contagio de una Infección de Transmisión Sexual

(ITS) (6,7).

Respecto al concepto de virginidad en adolescentes, un estudio realizado

en Estados Unidos mostró que un 84% cree que se es virgen aunque

haya tenido caricias en genitales; un 71% aunque haya practicado

sexo oral; y un 16% aunque se practique sexo anal (6). En la Séptima

Encuesta Nacional de la Juventud, el 6% de los adolescentes y jóvenes

no iniciados sexualmente declara haber practicado sexo oral alguna vez

en su vida (4).

La organización

Center for Disease Control and Prevention

(CDC) define

la abstinencia como la ausencia de sexo oral, vaginal y anal. La forma

más confiable de evitar el contagio de una ITS es no tener relaciones

sexuales y/o estar en una relación estable en el tiempo, mutuamente

monógama con una pareja no infectada (8). Sin embargo, una encuesta

realizada a 1101 adolescentes y adultos jóvenes, mostró que un 37,

24 y 10% considera que el sexo oral, el sexo anal y sexo vaginal

respectivamente, son prácticas de abstinencia.

Estos reportes muestran que los adolescentes tienen diferentes

conceptos relativos a la sexualidad. Existen, de este modo, diversas

conductas sexuales que, sin ser coito, los puede exponer a una ITS o

a un inicio no protegido de actividad sexual. Todos los adolescentes

“iniciados” o “no iniciados” necesitan conocer los riesgos de sus

prácticas sexuales de manera de evitarlas o protegerse, para lo cual

resulta necesario dejar atrás la dicotomía del sexualmente activo o

inactivo y cambiar así el paradigma de que un adolescente que no ha

tenido coito, no tiene riesgo en sexualidad.

CONDUCTA SEXUAL HETEROSEXUAL ADOLESCENTE: UNA

NUEVA TIPOLOGÍA

Miller y cols. (10), con el objetivo de comprender la conducta sexual

en adolescentes e implementar programas de prevención de ITS/VIH,

entrevistaron en 1997 a 907 adolescentes entre 14 y 17 años. Este

estudio logró clasificar al 99% de los adolescentes en alguno de los

cinco patrones de conducta e intención de conducta definidos por dicho

grupo, los cuales corresponden a:

1) Postergadoras

2) Anticipadoras

3) Coito único

4) Pareja única

5) Múltiple

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(1) 81-87]