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práctica desde el punto de vista clínico. Es así que la definición del SOP

en la mujer adulta se basa en las clasificaciones diagnósticas derivadas

de los consensos, conocidos como NIH, Rotterdam y de la Sociedad de

Exceso de Andrógenos (4-7). Fue este último consenso que determinó

una definición basada en la evidencia científica. Estas clasificaciones

postulan a la disfunción ovulatoria, el hiperandrogenismo clínico y/o

bioquímico y el aspecto ecográfico de los ovarios (Morfología de Ovario

Poliquístico, MOP) como elementos diagnósticos para definir esta

entidad, dando origen a numerosos fenotipos (tabla 1) (8,9).

El mayor riesgo metabólico y cardiovascular a largo plazo, característico

de este síndrome, se ha documentado en aquellas pacientes con

exceso de andrógenos, por lo tanto, el diagnóstico de SOP requeriría

la presencia de hiperandrogenismo, como lo determinó la Sociedad de

Exceso de Andrógenos en 2006.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS EN LA PACIENTE ADOLESCENTE

La disfunción ovulatoria, el hiperandrogenismo clínico y/o bioquímico

y el aspecto ecográfico de los ovarios (MOP) son criterios postulados

como manifestaciones del SOP en base a estudios realizados en mujeres

adultas. Durante la adolescencia, estas características descritas se

pueden sobreponer a los cambios fisiológicos relacionados al proceso

de maduración del eje hipotálamo-hipófisis-ovario, lo que genera

mucha controversia acerca de su utilidad en el diagnóstico de SOP en la

paciente durante sus primeros años postmenarquia.

A continuación se analiza cada uno de estos tres pilares diagnósticos,

discutiendo su validez como criterios diagnósticos en la adolescente.

1. Disfunción ovulatoria

La disfunción ovulatoria en mujeres adultas es definida por ciclos de más

de 35 días y anovulación determinada por medición de progesterona

entre los días 20 y 24 (10).

Esta definición no es aplicable al grupo de las adolescentes, ya que

dentro de los primeros cinco años postmenarquia hay una variabilidad

mayor en la ciclicidad menstrual. Durante este período, los ciclos

menstruales pueden durar entre 21 y 45 días (11,12). Posteriormente

se van haciendo cada vez más regulares, reflejando una mayor tasa

de ciclos ovulatorios. Un estudio en adolescentes chilenas describió un

ciclo promedio de 45,4±24,8 días de duración con un 25% de ciclos

ovulatorios en el primer año postmenarquia. Al tercer y cuarto año

postmenarquia, la duración del ciclo fue de 32,6 ± 5,1 y 32,2 ± 4,7 días,

respectivamente, con tasas ovulatorias de 37 y 45%, respectivamente

(13). Por la gran variabilidad en la longitud de los ciclos y la anovulación

fisiológica en los primeros años de edad ginecológica, no se sugiere

medir progesterona en fase lútea en adolescentes.

Por lo tanto, se sugiere sospechar disfunción ovulatoria en las

adolescentes cuando presenta ciclos persistentemente más largos que

45 días dentro de los primeros cinco años postmenarquia.

2.- Hiperandrogenismo (HA)

El hiperandrogenismo corresponde a las manifestaciones clínicas

por exceso de andrógenos, lo que puede deberse a mayores niveles

circulantes de andrógenos (hiperandrogenemia) o a una mayor

sensibilidad de los receptores androgénicos a niveles normales de estas

hormonas en sangre. El HA es el signo cardinal en el SOP.

El signo más específico de HA clínico es el hirsutismo, el cual es

definido como la presencia de pelo terminal en zonas dependientes de

andrógenos (labio superior, mentón, espalda alta y baja, cara anterior

del tórax, abdomen alto y bajo, brazos y muslos), con un puntaje de

Ferriman-Gallwey sobre percentil 95 para la población en estudio (14).

Esto corresponde a un puntaje mayor o igual a ocho en la población

europea; sobre seis en mujeres chilenas (15); y mayor a tres en pacientes

chinas (16). Es importante realizar la distinción con hipertricosis, que

es frecuente en niñas y adolescentes y se diferencia por el tipo de pelo

y su distribución anatómica (17). La hipertricosis que corresponde a

un vello largo y fino, no se considera una manifestación de exceso de

andrógenos.

El acné, signo muy frecuente en adolescentes y a menudo transitorio,

no debería ser considerado como HA, a excepción del acné severo

y/o persistente, comedones en niñas prepúberes, falta de respuesta a

tratamientos sistémicos y reaparición posterior a uso de retinoides (18).

La alopecia androgénica no es considerada como un criterio

diagnóstico de HA por el último consenso. Sólo un 5% de las mujeres

con hiperandrogenismo presenta alopecia (19) y es un signo clínico

infrecuente en este grupo de mujeres jóvenes y adolescentes. Cuando

no se asocia a hirsutismo o acné es un signo inespecífico y puede tener

otras etiologías, siendo la alopecia areata la causa más frecuente en

población pediátrica (20).

El problema en definir HA bioquímico en la adolescencia es que en

la pubertad los niveles de andrógenos aumentan respecto al período

prepuberal en forma fisiológica. Existe un aumento en la producción

de andrógenos adrenales, una disminución en la SHBG aumentando el

índice de andrógenos libres, entre otros. Además, no existen valores de

corte para definir hiperandrogenismo de laboratorio en adolescentes,

por lo que se utilizan los de mujeres adultas (21).

Se sugiere sospechar HA en adolescentes con hirsutismo progresivo. En

acné severo se sugiere estudiar exceso de andrógenos y de las otras

manifestaciones del SOP y no considerarlo como un hallazgo específico

único.

3.- Morfología de Ovario Poliquístico (MOP)

MOP se define como la presencia de 12 o más folículos de 2 a 9 mm de

diámetro (folículos antrales) y/o un volumen ovárico mayor a 10 ml en

uno o ambos ovarios. No se considera el aspecto subjetivo de ovarios

poliquísticos, la distribución folicular y tampoco el aspecto del estroma.

Recientes estudios cuestionan la presencia de más de 12 folículos como

[Síndrome de Ovario Poliquístico: Diagnóstico en la Adolescencia - Dra. Paulina m. Merino y cols.]