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deportes invernales y congresos científicos. En 1969 se

construyó el Centro de Conferencias, cuyo evento anual más

importante en la actualidad es la reunión del Foro Económico

Mundial.

Sanatorios para tuberculosos: un siglo de

vigencia

Entre las ventajas atribuidas a la institución de los sanatorios,

se ha planteado que presentaban un ambiente adecuado para

estudiar la historia natural de la enfermedad, donde se podían

desarrollar y evaluar en forma consistente las técnicas que

fueron emergiendo para el diagnóstico y el tratamiento de la

tuberculosis, como la radiología, la investigación microbiológica

del bacilo, la colapsoterapia y la cirugía resectiva. En muchos

establecimientos se llegó a dominar dichas técnicas y a conocer

su rendimiento.

Se podría pensar que la reclusión de miles de personas

infectantes podía disminuir el riesgo de transmisión de la

enfermedad. Aunque a nivel de familias o comunidades

pequeñas la remoción de un individuo bacilífero pudo prevenir

contagios, a nivel de la población el impacto probablemente

fue mínimo, dado que el número de camas ofrecidas por los

sanatorios era superado con creces por la enorme demanda. En

la época de auge y habilitación de nuevos sanatorios, no se notó

una caída adicional en las tasas de nuevos casos.

Ante la interrogante de cuán efectivo fue el tratamiento

sanatorial para la tuberculosis, Davis informa que, después del

entusiasmo inicial, un período de desánimo cundió entre 1914

y 1920, a medida que los sanatorios empezaron a analizar

sus estadísticas, difíciles de comparar debido a las múltiples

variables que presentaban las normas y los tipos de pacientes de

una institución a otra, y sobre todo por no disponerse de datos

fidedignos de grupos controles. La autora cita el seguimiento

de pacientes egresados de nueve sanatorios con estadísticas

disponibles: el 51% de los pacientes estaba muerto cinco años

después de dejar el sanatorio, cifra que ascendía a 74% a los

10 años y a 85% a los 15. Por su parte, Daniel (30) analiza los

resultados de los datos recopilados por Alling y Bosworth(31),

sobre 564 pacientes hospitalizados en sanatorios del Estado de

NewYork desde 1938 a 1948 y suevolución quince años después

de ingresar al establecimiento. El dato más determinante de la

evolución fue la extensión de la enfermedad en el momento en

que se internaron. De los pacientes con enfermedad mínima,

en el seguimiento a los quince años 13% estaba muerto y 78%

con enfermedad inactiva. De pacientes que ingresaron con

enfermedad considerada muy avanzada, la mitad murió dentro

de los dos primeros años y después de cinco años el 60% estaba

muerto de tuberculosis; solo 21% tenía enfermedad inactiva a

los quince años.

Desde1859,añoenqueBrehmerconstruyóelqueesconsiderado

el primer establecimiento modelo, hasta las décadas de 1950-

1960 en que se extendió la terapia específica contra el bacilo

de la tuberculosis, los sanatorios constituyeron el paradigma del

tratamiento de la enfermedad, en una historia dominada por la

dedicación de generaciones de médicos, enfermeras y personal

auxiliar –muchos de ellos ex tuberculosos–, que con peligro de

su salud –y no infrecuentemente con prematura pérdida de sus

vidas– prestaron atención a innumerables enfermos recluidos

en un contexto de dolor, soledad y angustia a la espera de un

futuro presumiblemente ominoso.

[VIÑETA HISTÓRICA]