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distribución es similar a las teclas de un piano, excepto

que en vez de tener menos de 100 claves, tiene más de

3400, que es el número de células ciliadas internas. A cada

célula ciliada interna llegan aproximadamente 20 fibras

nerviosas, lo que constituye el 90-95% de las fibras del

nervio coclear (nervio auditivo). Sin embargo, esta organi-

zación no explica tampoco el alto grado de resolución de

la información de frecuencias. Para ello está el rol de las

células ciliadas externas que son aproximadamente 13400.

Cada fibra nerviosa inerva 10 células ciliadas externas. Es

así como las internas parecen percibir las principales dife-

renciaciones acústicas mientras las externas modulan y

perciben tonos en forma fina.

Las terminaciones nerviosas que las células ciliadas esti-

mulan son las (dendritas) de las células ganglionares que

están alojadas en el centro de la cóclea (Figuras 4 y 5) en el

llamado ganglio espiral. Las terminaciones (axones) de las

células ganglionares forman las fibras nerviosas del nervio

auditivo que van a los núcleos del tronco cerebral. De allí

van en forma ipsi y contralateral (por el mismo lado del

oído estimulado y también por el lado opuesto) haciendo

distintas conexiones (sinapsis) en distintos núcleos celulares

hasta llegar a la corteza cerebral (2). Así como estas fibras

son aferentes (van del oído al cerebro) también hay fibras

eferentes que sirven de autocontrol, pero esta descripción y

discusión no corresponden a esta introducción.

Resumiendo el párrafo de Aldous Huxley: Las ondas sonoras

viajan por el oído externo, hacen vibrar al tímpano y son

transmitidas por la cadena de huesecillos a los líquidos del

oído interno (laberinto). Estas vibraciones estimulan a las

células ciliadas. Estas células a su vez, generan impulsos

eléctricos que van a las células ganglionares que originan

el nervio auditivo, y a través de varias etapas (sinapsis) lleva

los impulsos hacia el cerebro (Figura 8).

Lo que escuchamos en la práctica son ambos estímulos,

es decir, el de conducción aérea y ósea. Así escuchamos

nuestra propia voz. Al escuchar una grabación de nuestra

voz la notamos distinta pues solo estamos escuchando la

transmisión aérea sin la ósea.

Cuando se escucha música rock, los tonos graves se suben

para mejorar así la sensación auditiva; lo mismo sucede con

el canto gregoriano y con el uso del órgano en música sacra

(que emite sonidos graves). Estos sonidos son captados por

la piel y a través de los huesos del cráneo llegan directo al

oído interno.

Cuando se mide la audición, se evalúa la conducción aérea

y ósea. Esto permite determinar el tipo de pérdida audi-

tiva (ej. conductiva, neurosensorial o mixta), al comparar

la audición a través de conducción aérea (a través del oído

Figura 7. Sección del hueso temporal humano a nivel del órgano de Corti

MT: Membrana tectoria. CCE: Células

ciliadas externas. CCI: Célula ciliada

interna. FN: Fibras nerviosas. MB:

Membrana basilar.

Figura 8. CONDUCCIÓN AÉREA A TRAVÉS DEL

CONDUCTO AUDITIVO EXTERNO

(A) Tímpano. 1. Martillo. 2. Yunque. 3. Estribo. 4. Líquidos del oído. 5. Hasta

la cóclea. 6. De allí se conducen los estímulos eléctricos al cerebro a

través del nervio auditivo (7).

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(6) 721-730]

MT

CCE

CCI

FN