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Acercándonos hacia el otro extremo de la vida, la altera-

ción sensorial más comúnmente observada en la pobla-

ción de adultos mayores es la pérdida de la audición

relacionada al envejecimiento, o

“presbiacusia”

(22-30).

La presbiacusia puede ser definida como el conjunto de

cambios de las estructuras auditivas centrales y periféricas

relacionados al proceso de envejecimiento (24,25,31-35).

Dentro de las causas de hipoacusia en adultos mayores se

encuentra la presbiacusia, así como otras causas, como

otitis media crónica, otoesclerosis, hipoacusia por exposi-

ción a ruidos e hipoacusias genéticas, entre otras (18). Se

considera que la presbiacusia es un fenómeno biológico

del que ninguna persona puede escapar, comenzando alre-

dedor de los 20 a 30 años de edad y dando sus primeras

manifestaciones a los 50 a 60 años de edad (34-36). Por

este motivo, podría ser considerada como una condición

natural que aumenta su prevalencia con la edad. En este

contexto, generaría alteración de la comunicación oral,

que se refiere a la dificultad de una persona de participar

activa y efectivamente en una conversación en distintos

medios de escucha. Además, se ha asociado la hipoacusia

con deterioro cognitivo, como demencia, y trastornos de la

salud mental, como ansiedad y depresión (9,15,34-46), e

incluso con mayor riesgo de mortalidad (36-41). A menudo,

es subestimada por ser un problema de lenta progresión

o debido a la creencia de que la pérdida de audición es

una parte normal de envejecimiento. La hipoacusia afecta

la calidad de vida de quienes la padecen, en particular el

funcionamiento psicológico, social y emocional (36). En

términos sociales puede traer varias consecuencias en las

relaciones interpersonales y en las actividades grupales

(33). Las variables psicológicas que se han asociado con

hipoacusia son múltiples: depresión, soledad, ansiedad,

somatización y funcionamiento social pobre (32), siendo la

depresión la enfermedad psiquiátrica más frecuentemente

relacionada con hipoacusia en adultos (34). Esta asocia-

ción no es causal, pero se podría plantear que la hipoacusia

sin tratamiento tendría un impacto en la salud mental de

quienes la padecen. Además, está descrito que la presencia

de hipoacusia genera un impacto socioeconómico en los

adultos que la padecen, observándose menor salario (

Odds

Ratio

1.58), e incluso más posibilidades de estar desem-

pleado (OR 1.98) (43,46). Debido a la importancia de la

comunicación oral y las dificultades observadas en ella en

los adultos mayores, el

Committee on Hearing, Bioacoustics

and Biomechanics

propuso en 1988 un modelo acerca de los

aspectos que afectan adversamente la comunicación oral

en los adultos mayores (36). De acuerdo a este modelo, los

cambios relacionados al envejecimiento de las estructuras

auditivas periféricas y centrales, así como la disminución de

las funciones cognitivas, tales como memoria y atención,

aisladas o en combinación entre ellas, llevan consigo difi-

cultades en la comunicación oral.

Se ha reportado que la hipoacusia está subdiagnosticada y

subtratada (9,18). Esto podría deberse al ser un problema de

lenta evolución o a la creencia general que la pérdida audi-

tiva es parte normal del envejecimiento en primer lugar, y a la

poca disponibilidad de opciones terapéuticas o a la resistencia

al uso de ayuda auditivas en segundo lugar (18). Una inter-

vención efectiva en pacientes con hipoacusia puede mejorar

la función social y emocional, la comunicación, funciona-

miento cognitivo y depresión (37).

Tratamiento y calidad de vida

El tratamiento de la hipoacusia se puede dividir en programas

de

rehabilitación

auditiva

,

programas

de

consejería

y

educación

y en

dispositivos

de

ayuda

auditiva

, dentro de

los que se incluyen los audífonos, dispositivos de asistencia

auditiva y los implantes cocleares (47,48). La gran mayoría de

los adultos mayores que reciben tratamiento son intervenidos

mediante la implementación con audífonos, con una limi-

tada participación en programas de rehabilitación (49). Con

el fin de abordar eficazmente el enorme desafío de la pérdida

de la audición en una escala masiva, hay una necesidad de

desarrollar un enfoque de salud pública para el problema. El

enfoque tiene que ser colocado en problemas de audición que

tienen una alta prevalencia en la población y en la búsqueda

de un medio eficaz para su prevención o control. Existe, sin

embargo, una escasez general de intervenciones apropiadas y

efectivas en este ámbito, no sólo a nivel científico básico, sino

también en cuanto a la ejecución de programas. La situación

con respecto a la provisión de audífonos es un ejemplo de este

último. La OMS estima que 30 millones de nuevos audífonos

se requieren anualmente en los países en vías de desarrollo,

pero el suministro real representa solo el 3% de esta necesidad.

Incluso en países desarrollados, sólo un tercio del número de

audífonos que podría ser utilizado está disponible. Habría, por

lo tanto, una gran oportunidad para los fabricantes de audí-

fonos para ampliar su mercado y la oferta (50-54). Las prin-

cipales partes interesadas, incluida la OMS como observador,

están tratando de permitir la prestación de los audífonos y

los servicios de forma masiva en los países en desarrollo, a

través del trabajo de una nueva asociación denominada

WWHearing

- La audición de todo el mundo para países en

desarrollo (5).

Se estima que sólo alrededor de un 20% de los adultos

mayores con hipoacusia moderada a profunda se perciben

a sí mismos con una discapacidad (18), sólo un 25% de los

pacientes potencialmente elegibles obtiene un audífono y un

porcentaje importante de quienes lo tienen no lo usa (47,48).

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(6) 731-739]