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sólo el 50% de los pacientes (2). Las tasas de incidencia en

Chile construidas a través de derivación a GES de tumores

cerebrales benignos son 1.21 por 100000 habitantes para

meningioma y 1.39 para 100000 habitantes para adenoma

de hipófisis (3). Dentro de los

tumores primarios del sistema

nervioso central (TPSNC)

destacan por su mayor presencia

en adultos los meningiomas 36.4%, tumores neuroepiteliales

25.2%, entre ellos el glioblastoma y tumores pituitarios 15.5 %

(4). En niños y adolescentes existe una mayor presencia de

tumores embrionarios 11.4% principalmente méduloblas-

toma, astrocitoma pilocítico 15.5% y tumores ependimarios

5.2%. Numerosos factores nutricionales y ocupacionales,

así como la exposición a productos químicos e infecciones

virales han sido estudiados como posibles factores de riesgo

para TPSNC. Entre ellos, solamente las radiaciones ionizantes

han mostrado evidencia consistente como factor de riesgo

para tumores cerebrales.

En el seguimiento a largo plazo de niños expuestos a dosis

bajas de radioterapia sobre el cuero cabelludo para el trata-

miento de tinea capitis y hemangiomas cutáneos, se observó

un riesgo relativo de 18 veces la población general para el

desarrollo de tumores de la vaina nerviosa, 10 veces para

meningioma y 3 veces para gliomas. En niños portadores de

leucemia linfoblástica aguda tratados con quimioterapia y

radioterapia encefálica profiláctica se ha mostrado también,

una mayor incidencia de meningiomas y gliomas (5). Existen

algunos sindromes genéticos determinados por la presencia

familiar de un oncogen específico que determinan una mayor

tendencia a desarrollar TPSNC. Estos son la neurofibromatosis 1

(NF1) y 2 (NF2), la esclerosis tuberosa (TSC1,TSC2), síndrome de

von Hippel - Lindau (VHL), síndrome de Li–Fraumeni (p53), el

syndrome de Turcot (APC, hMLH1, hMSH2, PMS2) síndrome de

Gorlin (PTCH1) y el síndrome de Cowden o hamartoma múltiple

(PTEN). Fuera de dichos síndromes genéticos, los estudios

realizados en familiares de pacientes con gliomas, muestran

una gran variabilidad de resultados. Si bien, aparentemente

existe una leve mayor incidencia de glioma en familiares de

primer grado con preponderancia en hombres, el patrón de

herencia que los estudios reportan, son poco consistentes con

un patrón hereditario claro (5).

A partir de 1979, la Organización Mundial de la Salud desa-

rrolló un sistema de clasificación de los TPSNC basado en

la célula de origen del proceso tumoral y características

morfológicas asociadas al pronóstico. Considerando estos

fenómenos los TPSNC se estratifican entre tumores(6):

OMS Grado I:

Tumores circunscritos, de lento crecimiento y

bajo potencial de conversión a un tumor de mayor malignidad.

OMS Grado II:

Tumores de borde difuso, lento crecimiento

y, algunos, con tendencia a progresar a tumores de mayor

malignidad.

OMS Grado III:

Tumores infiltrantes con células atípicas o

anaplásicas y mayor número de mitosis.

OMS Grado IV:

Tumores de rápido crecimiento con alta tasa

mitótica, pudiendo presentar vasos de neoformación y áreas

de necrosis.

La clasificación OMS presenta una implicancia terapéutica,

pues las lesiones OMS grado I, es decir, circunscritas o de

borde neto pueden ser removidas en su totalidad a través

de la neurocirugía; las lesiones infiltrantes OMS II, III y IV, al

presentar un borde difuso su exéresis suele ser incompleta,

por lo que requieren seguimiento imagenológico y, espe-

cialmente en lesiones OMS III y IV tratamiento de carácter

oncológico como radioterapia y quimioterapia.

En las últimas dos décadas a través de intensa investiga-

ción en el campo de la tumorigénesis y desarrollo tumoral

de distintos TPSNC, se han pesquisado alteraciones gené-

ticas y epigenéticas que determinan subgrupos de tumores

con diferente evolución (marcadores moleculares pronós-

ticos) y subgrupos con diferente respuesta a tratamientos

(marcadores moleculares predictivos). Como resultado, la

clasificación de tumores del sistema nervioso central OMS

versión 2016 (7) introduce por primera vez la necesidad de

contar con la realización de estudios de biología molecular

en algunos TPSNC como son la mutación IDH 1 y IDH 2 y

co-deleción 1p19q para la correcta clasificación en tumores

oligodendrogliales o WNT, SHH y p53 para clasificar medu-

loblastoma (6) (Tabla1).

La introducción de marcadores moleculares en términos

diagnósticos, permite contar con elementos objetivos,

reduciendo así la variabilidad interobservador habitual

e incluso entre patólogos entrenados. Se organizan cate-

gorías que comparten características biológicas comunes,

permitiendo así tomar mejores decisiones terapéuticas;

el mejor pronóstico observado en meduloblastoma WNT

ha llevado a plantear la evaluación de un tratamiento más

conservador y con menor toxicidad. Los oligodendrogliomas

grado II y III IDH mutado y 1p19q codeletado han mostrado

una mejor respuesta a tratamientos combinados de radio-

terapia y quimioterapia. Sin embargo, el proceso continúa,

a través de iniciativas multicéntricas como es

The Cancer

Genome Atlas

(TCGA) que estudiaron 500 muestras de glio-

blastoma pre-tratamiento con análisis de ADN (número de

copias, secuenciamiento y metilación), de ARNm (perfil de

expresión genómica) y micro ARN (regulación de la expre-

sión) se ha determinado que bajo la categoría histológica de

glioblastoma subyacen 4 entidades con un perfil molecular

diferenciado: proneural, neural, clásico y mesenquimal (7).

El glioblastoma proneural es la variante más frecuente en

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(3) 339-342]