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Page Background Cir Cardiov. 2016; 23(2) :63–69

Editorial

Insuficiencia mitral

isquémica

crónica:

fuente de

confusión

Chronic

ischaemic mitral

regurgitation: Source of

confusion

José Manuel Revuelta

a

,

y

Juan Martínez

León

b

a

Universidad de Cantabria,

Santander, Cantabria, Espa˜na

b

Universidad de Valencia,

Instituto Cardiovascular, Hospital General de Valencia, Valencia, Espa˜na

La

insuficiencia mitral

isquémica

crónica

(IMIC)

es

una

enti-

dad

bien

conocida

aunque

no

siempre

está

clara

la

indicación

de

las

diferentes modalidades

de

su

tratamiento

y

evolución.

Proba-

blemente,

esto

se

debe

a

que

tenemos

la

tendencia

a

extrapolar

nuestros conocimientos y experiencias con el

tratamiento de otros

tipos

insuficiencia mitral,

de

las

que

poseemos

suficiente

infor-

mación

sobre

las

indicaciones,

técnicas

y

resultados

ampliamente

contrastados, como con

la

insuficiencia mitral de etiología degene-

rativa o reumática, entidades clínico-patológicas muy diferentes de

la

IMIC.

La

IMIC

ocurre

aproximadamente

en

el

25%

de

los

pacientes

que

han

presentado

un

infarto

agudo

de miocardio

(IAM)

y

en

el

50%

de

estos

que

cursan

con

insuficiencia

cardiaca

congestiva

1

,

siendo

una

causa

bien

conocida mortalidad

en

el

contexto

de

la

cardiopatía

isquémica

2,3

.

La mortalidad

de

estos

pacientes

a

los

3

a˜nos

es

significativamente mayor

en

presencia

de

una

IMIC

de

grado moderado

o

severo

(35%)

que

en

aquellos

sin

IMIC

(8%),

constituyendo

la

insuficiencia mitral

un

factor

independiente

de

riesgo

4

.

La

severidad de

la

regurgitación valvular

afecta

también

a

la

supervivencia

tras

la

revascularización miocárdica percutánea o

quirúrgica,

incluso

cuando

se

trata

de

IMIC

ligera

(supervivencia

del 83% a

los 5 a˜nos)

5,6

. Entre

los principales

factores de

riesgo que

favorecen

la

aparición

de

la

IMIC

después

de presentar un

IAM

se

encuentran

la presencia de un

infarto extenso,

la enfermedad mul-

tivaso,

la

isquemia miocárdica

recurrente,

la

insuficiencia

cardiaca

congestiva,

el

género

femenino

y

la

edad

avanzada.

Esta

regurgi-

tación mitral

es más

frecuente

tras

el

IAM de

localización

inferior

(38%) que antero-septal

(10%)

7

.

La IMIC constituye parte de

los efectos colaterales de

la cardiopa-

tía

isquémica que, al provocar una disfunción ventricular

izquierda,

repercute directamente

sobre el

funcionamiento normal de

la vál-

vula mitral. Aunque

se

conoce

la historia natural de esta

frecuente

valvulopatía y

algunos

factores fisiopatológicos que

contribuyen

a

su aparición,

la

toma de decisiones y

su

tratamiento

siguen

siendo

motivo

de

controversias.

Como

expresábamos

hace

un

decenio

8

,

parece

inconcebible

que

aún

no

exista

suficiente

información

al

respecto,

procedente

de

estudios

prospectivos

aleatorizados,

que

permita acabar

con

la

confusión

internacional existente

sobre esta

compleja

entidad,

pudiéndose

encontrar

numerosos

editoriales

recientes que ponen de manifiesto esta

circunstancia

9,10

.

Para empezar, habrá que establecer

la definición de

la

IMIC que

podríamos

se˜nalar

como

aquella

regurgitación mitral

que

ocurre

más

allá de una

semana después de un

IAM, que

cursa

con

altera-

ciones

de

la movilidad

segmentaria

del

ventrículo

izquierdo

(VI),

Autor para

correspondencia.

Correo

electrónico:

revueljm@unican.es

(J.M. Revuelta).

correspondientes

a

lesiones

coronarias

en dichos

territorios

y

con

indemnidad de

la

estructura valvular

11

.

Siempre

se ha

comentado

que

la

IMIC es una enfermedad del VI que

se manifiesta a

través de

una válvula, por otro

lado,

sana.

La ecocardiografía descubre

los

fundamentos de

su

fisiopatología

Determinados

conceptos

fisiopatológicos

sobre

la

IMIC

que,

durante

decenios,

parecían

inamovibles,

han

resultado

erróneos.

La noción de que

esta

lesión

es producida por disfunción del mús-

culo

papilar,

generalmente

aceptada

hasta

hace

unos

a˜nos,

no

es

necesariamente

cierta.

De

hecho,

el

infarto

aislado

del mús-

culo

papilar

no

siempre

produce

una

insuficiencia mitral

y

puede

incluso

reducir el grado de

regurgitación

12

, así

como

la fibrosis del

músculo

papilar

postinfarto,

lesión

poco

frecuente,

que

provoca

habitualmente un prolapso

de

los

velos

y no una

limitación

de

su

movilidad, como se ha demostrado por ecocardiografía

13

. Sin

lugar

a duda,

la moderna

ecocardiografía

tridimensional ha

contribuido

demanera

fundamental al conocimiento de

la fisiopatología de este

tipo de

regurgitación mitral,

al proporcionar una

amplia

informa-

ción

sobre

todo el aparato valvular,

independientemente del plano

seleccionado,

la asimetría de

la

lesión y/o dilatación anular

14

. Cier-

tos hallazgos

ecocardiográficos

recientes que

se

consideran

claves

para

la

toma

de

decisiones,

hace

pocos

a˜nos

se

desconocían.

Las

publicaciones

sobre estos hallazgos

invadieron el

lenguaje médico

con

términos anglosajones

(tethering,

tenting,

systolic

strain,

seagul

sign, mitral

tetrahedron)

15,16

que,

lamentablemente,

forman

parte

habitual en nuestro medio.

Elmecanismoprimordial que provoca y agrava progresivamente

la

IMIC

consiste

en

un

desequilibrio

de

fuerzas

que

contribuyen

al

cierre

valvular

y

a

la

tracción

anormal

del

aparato

subval-

vular

o

«

tethering

»

.

Esta

falta

de

armonía

funcional

tiene

como

consecuencia

la

progresiva

disminución

de

la

contractilidad

ven-

tricular

izquierda,

la

alteración

del

efecto

esfinteriano

sistólico

del

anillo mitral,

la

alteración

del movimiento

sincrónico

de

los

músculos

papilares,

así

como

una

contractilidad

ventricular

asin-

crónica,

especialmente

de

los

segmentos

basales

17

.

La

sobrecarga

volumétrica

generada

por

la

regurgitación

mitral

contribuye

a

crear

un

círculo

vicioso: mayor

remodelado

ventricular

izquierdo

que

agrava

la

insuficiencia mitral

contribuyendo

a

la

dilatación

ventricular

y,

consecuentemente,

empeora

aún más

la

IMIC.

La

geometría

ventricular

izquierda

se

va

alterando progresivamente,

hasta

hacerse

de

forma

esférica,

lo

que

incrementa

de

forma

sig-

nificativa

el

estrés

de

la

pared,

que

lleva

a

una mayor

disfunción

ventricular. Además,

la sobrecarga retrógrada eleva

la presión auri-

cular

izquierda y

la hipertensión arterial pulmonar

18

.

http://dx.doi.org/10.1016/j.circv.2015.08.004

1134-0096/© 2015 Sociedad Espa˜nola de Cirugía Torácica-Cardiovascular. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo

la

licencia CC BY-NC-ND

( http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/ )

.