J.M. Revuelta,
J.M.
León
/ Cir Cardiov. 2016;
23(2)
:63–69
67
importante
de
la
IMIC
radica
en
el
complejo
aparato
subvalvular,
cuyos
componentes han
sufrido un proceso de
alteración
espacial
tridimensional
con
tracción
anormal de
las delicadas
cuerdas
ten-
dinosas.
Recientemente,
se
siguen
publicando
hallazgos
sobre
el
comportamiento
de
la
válvula mitral
ante
situaciones
de
remo-
delado
ventricular
izquierdo.
Para
poder
corregir
adecuadamente
la
IMIC
y
elegir
la mejor
estrategia
quirúrgica,
el
cirujano
debe
dedicarle
tiempo
suficiente
al
análisis
del
estudio
ecocardiográ-
fico preoperatorio y, por
supuesto,
realizar una corrección
siempre
guiada por eco peroperatoria.
La
toma
de
decisiones
sobre
la
cirugía
de
la
IMIC
depende
de
diversos
factores, como
la sintomatología, el grado de severidad de
la
regurgitación,
la severidad de
las
lesiones coronarias y su
indica-
ción quirúrgica u otras
anomalías
cardiacas,
la
función ventricular
izquierda
y
el
remodelado
ventricular.
En
este
sentido,
conviene
recordar
que
la
severidad
de
la
regurgitación mitral
está
sujeta
a
variaciones
por
cambios
en
la
función
ventricular,
el
estado
de
la
volemia que condicione el
llenado ventricular, el ritmo y
la
frecuen-
cia
cardiaca,
y
las
alteraciones
de
la
conducción
intraventricular,
entre otras.
Parece
existir
un
consenso
sobre
lo
pertinente
de
la
cirugía
mitral
en
los
pacientes
con
signos
clínicos
y
ecocardiográficos
de
regurgitación
severa,
y
siempre
que
el
enfermo
precise
cirugía
de
revascularización coronaria u otra cirugía cardiaca. En general, aun-
que
la guía europea 2012 ESC/EACTS
26
recomienda
la cirugía mitral
como
indicación de clase
i
, basada en opiniones de expertos;
la guía
norteamericana 2014 AHA/ACC
25
solo
la
indica como clase
ii
a, o sea,
los beneficios parecen superar a
los
riesgos. Esto no es más que una
marcha
atrás, 2
a˜nos más
tarde, por disponerse
solamente de opi-
niones de
expertos
y
algunos
estudios de
series
retrospectivas. En
general,
es
totalmente
razonable
reparar
la
IMIC
severa,
indepen-
dientemente de
las
controversias y el ambiente
confuso
sobre esta
frecuente entidad, puesto que
la experiencia clínica demuestra que
la
regurgitación
severa no
es una
buena
compa˜nera
de
viaje
de
la
cardiopatía
isquémica
severa,
sobre
todo
cuando
el
VI
está
afec-
tado. Sin embargo, debe
tenerse en
cuenta que
la
cirugía mitral no
previene
los
efectos
colaterales de
la
cardiopatía
isquémica,
como
el
remodelado ventricular
izquierdo. Si bien es verdad que
la
repa-
ración mitral
de
la
IMIC
presenta
una
incidencia muy
elevada
de
recidivas,
a
diferencia
de
la
que
observan
en
otras
etiologías,
no
por
ello
debe
desecharse
la
idea
de
que
constituye
la mejor
alter-
nativa
para
la mayoría
de
los
casos.
En
un
interesante
editorial,
Kwon
et
al.
74
se˜nalan
que,
al
no
existir
en
la
actualidad
ningún
ensayo
clínico
aleatorizado
y
prospectivo
que
clarifique
exacta-
mente
la
estrategia
a
seguir
sobre
cuándo
reparar
o
no
la
IMIC,
debería planificarse este
tipo de estudios para poder determinar
la
durabilidadde la reparación, su impacto en la regresióndel remode-
lado ventricular,
la desaparición de
los síntomas y
la supervivencia.
Sin
embargo,
recientemente ha
aparecido un
estudio
aleatorizado
a
este
respecto
33,75
,
que
indica
que
en
la
IMIC moderada
la
reali-
zación
de
una
plastia
junto
con
la
cirugía
de
revascularización
no
presenta un efecto beneficioso a
los 12 meses.
Las
recidivas
en
la
IMIC
suelen
ocurrir
en
aquellos
ventrículos
que
presentan
un
remodelado
y
una
dilatación
progresivos,
por
lo que debe
existir un punto
crítico
en que,
cuando
se
traspasa,
la
corrección
de
la
regurgitación
ya
no
contribuye
a
la
recuperación
del
ventrículo
enfermo.
Se
ha
descrito
que
cuando
el DTDVI
es
≥
65mm
la
incidencia de
recidivas
es muy
elevada
41
. En
estos
casos
es
donde
la
sustitución
ha
demostrado
ser
superior
a
la
plastia,
incluso
a
corto
plazo.
Recientemente,
en
el
Congreso
anual
del
AATS 2015 se presentó una comunicación sobre el tema que suscitó
tanta
controversia el a˜no pasado por el estudio CTSN
47,76
y
la
con-
clusión
fue que
la sustitución es
la mejor opción siempre que exista
una disfunción
severa
y/o
aneurisma de
la porción basal del VI.
La
simple
inserción
de un
anillo protésico,
rígido
o flexible, parcial
o
completo,
restrictivo o no, suele
resultar
insuficiente para asegurar
una válvula competente y duradera. Algunas publicaciones
recien-
tes
alertan
sobre
una
incidencia
de
recidivas
de
regurgitación
prohibitivas
(32,6%)
a
corto
plazo
(12 meses)
28
,
pero
únicamente
se
limitaron
a
implantar
un
anillo
protésico,
sin
prestar
atención
a
los
factores
geométricos
extraanulares
(desplazamiento
de
los
músculos
papilares,
tracción
anormal
de
las
cuerdas
tendinosas
o
tethering
), o
sea
realizaron una
«
reparación
incompleta
»
.
La
reparación mitral mediante
la
anuloplastia
restrictiva
debe
tener
como
objetivo
asegurar
una
superficie
de
coaptación
de
ambos
velos
≥
8mm.
Esta
alternativa
junto
con
otras
técnicas
que mejoren
la distorsión de
los músculos papilares
y
el
tethering
podrían
asegurar una
«
corrección
completa
»
de
esta
compleja
IMIC
y mejorar
los
resultados
postoperatorios,
reduciendo
la
inciden-
cia de
recidivas. Sin embargo, estas
técnicas están poco difundidas
y
no
existe
experiencia
con
series
importantes
que
avalen
cien-
tíficamente
su
utilidad.
Además,
hay
que
a˜nadir
siempre
una
revascularización miocárdica
completa
que
ha
demostrado
tener
un efecto beneficioso
sobre el
remodelado ventricular.
El
Registro
Espa˜nol
de
Cirugía
de
Reparación
Valvular
de
la
Sociedad
Espa˜nola
de
Cirugía
Torácica-Cardiovascular
constituye
una
valiosa
herramienta,
con
la
que
podría
dise˜narse
un
ensayo
clínico
prospectivo
y
aleatorizado
de
carácter multicéntrico
que
contribuya
a
aclarar
la
mejor
opción
para
la
IMIC
moderada
y
severa,
y
así
colaborar
a
la
limitación de
esta
«
fuente
inagotable
de
confusión
»
.
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