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64

J.M. Revuelta,

J.M.

León

/ Cir Cardiov. 2016;

23(2)

:63–69

El cierre anormal de

las valvas en

la

IMIC se debe principalmente

al aumento de

la

tracción de

las cuerdas

tendinosas y

los músculos

papilares

(tethering).

Este patrón ecocardiográfico es más evidente

en

los

casos de

IAM o

isquemia

severa que afecta al músculo papi-

lar posterior, en

los que el

remodelado ventricular

izquierdo puede

conducir

a

la

tracción

anormal del

aparato

subvalvular

correspon-

diente,

que

es

desplazado

anormalmente

hacia

la

región

apical

y

postero-lateral.

La

escasa

distensibilidad

de

las

cuerdas

tendino-

sas

dificulta

o

impide

la

coaptación

de

ambos

velos,

en

especial

de

la porción postero-medial

(P

3

) del velo posterior, que

sufre una

mayor tracción o

tethering

. El plano de coaptación se desplaza hacia

el ápex, por

lo que configura una concavidad típica del velo anterior,

descrita como el signo de

la gaviota

(seagull sign)

o configuración de

palo de hockey

(hockey stick configuration)

19

. El proceso de

tracción

valvular

origina

una

imagen

ecocardiográfica

en

forma

de

tienda

de

campa˜na

(tenting)

entre

las

valvas desplazadas

y

el plano

anu-

lar mitral.

El

volumen

del

«

tenting

»

se

corresponde

con

bastante

fidelidad

con

el

área

del

orificio

regurgitante

20

.

La

dilatación

del

anillo fibroso

es una

lesión

secundaria, nunca primaria

en

la

IMIC;

por

ello,

para

poder

etiquetarla

como

insuficiencia

tipo

iii

b

de

la

clasificación

Carpentier

21

,

es

imprescindible

que

el

paciente

pre-

sente una cardiopatía

isquémica, además de que el ecocardiograma

demuestre

una

limitación

de

la movilidad

sistólica

del

velo

val-

vular,

acompa˜nada

o

no

de

dilatación

anular,

y

las

valvas

tengan

un

aspecto normal pero

con una

tracción de

las

cuerdas

afectadas

patológica.

La

IMIC

constituye

un

proceso

dinámico multifactorial

que

se

manifiesta en mayor o menor grado dependiendo del estado volu-

métrico del paciente,

la presión arterial sistémica,

la administración

de

agentes

inotrópicos,

llegando

incluso

a

desaparecer

o

dismi-

nuir

notablemente

bajo

los

efectos

de

la

anestesia

general.

En

términos

generales,

se

entendía

esta

valvulopatía

como

el

resul-

tado

final

del

remodelado

ventricular

izquierdo;

sin

embargo,

se

ha

demostrado

que

si

no

existe

suficiente

tracción

anormal

del

aparato

subvalvular

o

tethering

,

la

insuficiencia

prácticamente

no

aparece,

puesto

que

para

llevar

los

velos

hasta

el

plano

anular

y

conseguir

el

cierre

completo

valvular

se

requiere

poca

fuerza.

Diversos modelos

experimentales

farmacológicos

induciendo una

disfunción sistólica ventricular

izquierda demuestran

también que

cuando

el

aparato

subvalvular

está

indemne

o

poco

afectado

la

regurgitación

no

aparece.

Por

tanto,

la

disfunción

ventricular

con

aumento de

los volúmenes

telesistólico y

telediastólico ventricular

izquierdo

(VTDVI),

el

índice

de

esfericidad

y

el

remodelado

ven-

tricular,

junto

con

el

grado

de

tracción

subvalvular

(tethering

y

tenting)

,

constituyen

los

factores determinantes de

la

severidad de

la

regurgitación mitral. A

veces,

la

tracción

subvalvular

asimétrica

(asymmetric tethering phenotype)

puede acompa˜narse de una insufi-

cienciamitral severa, ya que un peque˜no

infarto que afecte a

la base

del músculo

papilar

posterior

podría

ocasionar,

en

algunos

casos,

una

importante

tracción

postero-lateral

del

aparato

subvalvular

y

alejar

significativamente

las

valvas

del

plano

anular,

haciendo

la

válvula muy

incompetente

22,23

.

En

la

IMIC

se

pueden

encon-

trar 2

tipos de

tracción del aparato subvalvular:

tethering

simétrico

debido a un

remodelado ventricular

izquierdo con desplazamiento

apical

de

ambos músculos

papilares

que

ocasiona

un

jet

central

de

regurgitación

y

tethering

asimétrico

por

remodelado

ventricu-

lar

izquierdo

regional,

con

desplazamiento

del músculo

papilar

postero-medial y

limitación de

la movilidad sistólica

localizada del

velo posterior,

aunque

este mecanismo

es motivo de

controversia

desde que

se dispone de eco-3D

24

.

Existe

cierto

consenso

internacional

de

que

para

la

cuan-

tificación

de

la

IMIC

deben

tenerse

en

cuenta

los

parámetros

ecocardiográficos modernos;

así,

para

considerar

la

regurgitación

de

grado

severo

deberá

tener

un

área

regurgitante

efectiva

0,20 cm

2

,

orifico

regurgitante

efectivo

20 mm

2

,

volumen

regur-

gitante

30ml

y

vena

contracta

4mm

2

.

Estos

parámetros

son

completamente

diferentes

de

los

utilizados

para

cuantificar

una

insuficiencia mitral degenerativa,

lo

cual puede

ser otro

elemento

de

confusión.

La

ecocardiografía de

esfuerzo

es muy útil para

eva-

luar

el

componente dinámico de

la

insuficiencia mitral,

ya que un

incremento

de

la

severidad

de

la

regurgitación

y/o

una

elevación

sistólica de

la presión arterial pulmonar durante el ejercicio

tienen

un

indudable valor pronóstico.

Toma de decisiones

La

historia

natural

de

esta

afección

demuestra

que

tiene mal

pronóstico,

incrementando

la mortalidad

y

la morbilidad,

espe-

cialmente

cuando

se

asocia

a una

enfermedad

coronaria grave y/o

disfunción

ventricular

izquierda

severa

2,3

.

Sin

embargo,

el

papel

que

desempe˜na

la

IMIC

en

el

empeoramiento

del

pronóstico

aún

se

desconoce,

aunque

parece

probado

que

a mayor

severidad

de

la

insuficiencia, peor

es

el pronóstico

del paciente.

La

IMIC

severa

(estadios C

y

D)

produce

una

importante

sobrecarga

volumétrica

descompensando

el

VI,

lo

que

empeora

notablemente

el

pronós-

tico.

Existe

escasa

información

demostrando

que

la

corrección

de

esta regurgitación mitral prolonga

la vida o contribuye a mejorar

la

sintomatología amedio o

largo plazo, según

indica

la última versión

de

la

guía

internacional AHA/ACC

sobre

el

tratamiento

de

las

val-

vulopatías,

2014 AHA/ACC Guideline

for management of patients with

valvular heart disease

25

.

Sin

embargo,

aconseja

corregir

la

regurgi-

tación mitral severa durante el procedimiento de revascularización

quirúrgica y/u otra cirugía cardiaca, a pesar de que no existen prue-

bas

fehacientes demostrando esto mejorará

la

supervivencia y/o

la

sintomatología. De

hecho,

la

revascularización miocárdica

aislada

actúa

favorablemente

sobre el miocardio hibernado, mejorando

la

regurgitación

(clase

ii

a, LOE: C). Esta guía

internacional contribuye

a

la

confusión

general

sobre

la

IMIC

al

se˜nalar que no

está

claro

si

la

reparación valvular es preferible a

la sustitución protésica mitral

(clase

ii

b,

LOE: B),

ya que

la

regurgitación no

solo

es debida

a una

dilatación anular, sino también a un desplazamiento anormal apical

y

lateral de

los músculos papilares. Por este motivo, al progresar

la

dilatación

ventricular

izquierda,

la durabilidad de

la

reparación

es

limitada y afectará a

la

supervivencia. Para completar

la confusión,

la

guía

se˜nala

que

debido

a

que

la

IMIC

es

una

enfermedad

pro-

gresiva,

sería

preferible

repararla

cuando

se

requiera

otra

cirugía

cardiaca pues

la

sustitución valvular conlleva un mayor

riesgo qui-

rúrgico;

sin embargo, precisa que no existe

suficiente

información

al

respecto

(clase

ii

b,

LOE: C).

Las últimas

guías

europeas ESC/EACTS,

Guidelines

on

the mana-

gement

of

valvular

heart

disease,

versión

2012

26

,

publicadas

con

anterioridad a

las americanas, sorprenden por ser

intervencionistas

en el

tratamiento de

la

IMIC, estableciendo

la

indicación quirúrgica

de

la

regurgitación mitral moderada o severa en aquellos pacientes

que

requieren

cirugía

de

revascularización

coronaria

con

fracción

de

eyección

ventricular

izquierda

(FEVI) > 30%

(clase

i

,

LOE:

C)

y

con FEVI < 30% pero con viabilidad miocárdica

(clase

ii

a, LOE: C). En

estos

casos,

las

guías

americanas

indican

la

cirugía

valvular mitral

con mayor

tibieza

(clase

ii

a,

LOE: C), dejando

serias dudas

sobre

la

utilidad

y

eficacia de

la

cirugía mitral

en

los pacientes muy

sinto-

máticos

con

insuficiencia

severa

(clase

ii

b,

LOE: C), por no haberse

demostrado

suficientemente. Hacemos

notar

que

todas

las

reco-

mendaciones

son

nivel

de

evidencia

C. Otro

aspecto

que

hay

que

tomar en

consideración

son

las

importantes diferencias evolutivas

según

el

grado

de

severidad

de

la

IMIC,

siendo muy

diferente

el

pronóstico de

la

IMIC

moderada de

la

severa

27

.

Opciones

técnicas

La

técnica

quirúrgica

electiva

de

la

IMIC

sigue

siendo motivo

de

controversia

por

la

elevada

incidencia

de

recidivas

que,

en