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presionan a sus hijas a seguir un tratamiento para estar más delgadas.
El problema es que el solo hecho de hacer dieta tempranamente en
la vida es una conducta de riesgo para el desarrollo de obesidad y
otros problemas relacionados con el peso, siendo el factor gatillante
principal de los TA. Aunque las dietas restrictivas que se realizan por
un período acotado de tiempo pueden resultar en baja de peso inicial,
diversos estudios sugieren que a largo plazo estas dietas no sólo son
inefectivas, sino que pueden promover el aumento de peso (37-39). En
un estudio longitudinal en adolescentes estadounidenses, se encontró
que aquellos que se identificaban a sí mismos como dietantes, tuvieron
mayor probabilidad de estar con sobrepeso cinco años después que los
no dietantes (40). Así mismo, a 10 años de seguimiento, se observó que
el hacer dieta y el uso de conductas no saludables de control de peso
llevaban a mayores aumentos del Índice de Masa Corporal (IMC) en
hombres y mujeres, comparado con el no uso de estas conductas (41).
Hay ciertas formas de realizar dietas restrictivas que se han asociado
a comer en exceso en adolescentes. Estas son aquellas en que se
realiza una restricción voluntaria de ingesta de alimentos, negando las
señales de hambre, parando de comer cuando aún se está con hambre
y saltándose algunas de las comidas principales. Los resultados de las
investigaciones han sugerido que las dietas de este tipo pueden llevar
a atracones por debilitamiento de las señales de hambre/saciedad y el
aumento del atractivo de los alimentos restringidos (42).
Se han identificado algunos posibles mecanismos para explicar
el por qué el hacer dieta puede llevar al desarrollo de sobrepeso.
Primero, la restricción alimentaria puede resultar en un aumento de
la eficiencia metabólica. Esto puede llevar a que la persona necesite
menos calorías para mantener el peso y en muchos casos el aumento
de peso ocurre cuando se suspende la dieta restrictiva y se vuelve
a los hábitos alimentarios habituales. Segundo, la restricción puede
llevar a un ciclo de restricción calórica seguido de atracones. De este
modo, el hacer una dieta aumentaría el riesgo de ingesta en exceso
o atracones para contrarrestar los efectos de la restricción calórica
(38,39).
Es un hecho que el hacer dieta no ha disminuido la prevalencia de
obesidad en adolescentes, pero además hay estudios que sugieren que
esta conducta puede ser factor de riesgo para la aparición de un TA. Un
estudio encontró que el desarrollo de un TA era 18 veces más probable
en adolescentes mujeres que realizaban una dieta altamente restrictiva
que en aquellas que no hacían dieta. El desarrollo de TA fue cinco veces
mayor en aquellas que se restringieron en forma moderada. También
se vio que dos tercios de los casos nuevos de TA aparecían en jóvenes
que se restringían moderadamente (43). El mismo autor mostró que
la prevalencia de TA puede ser explicada en su gran mayoría por las
altas tasas de dieta realizadas tempranamente en la vida y que el hacer
dietas de tipo restrictivas es el predictor más importante de TA nuevos,
como fue mencionado anteriormente. Así, la mayor frecuencia de TA en
mujeres estaría explicada porque comienzan a realizar dietas a menor
edad que los hombres.
2. La insatisfacción corporal
Las preocupaciones por el peso y figura están íntimamente ligadas a la falta
de satisfacción con la propia imagen corporal. Implican tanto el temor a subir
de peso como la insatisfacción por no alcanzar el ideal de belleza, el que
suele estar influido por los Medios de Comunicación de Masas (MCM). Estas
preocupaciones constituyen uno de los factores de riesgo principales para los
problemas relacionados con el peso y la alimentación, tanto para hombres
como para mujeres (36).Al respecto, la situación en nuestros tiempos es seria:
la insatisfacción corporal es prevalente incluso desde la niñez y preadolescencia
(44,45) llegando a cifras que estiman que hasta un 71,4% de los adolescentes
de ambos sexos se encuentra insatisfecho con su cuerpo (45).
Se entiende como insatisfacción corporal la “evaluación subjetiva
negativa del propio cuerpo” (47). La evidencia empírica indica que
del mismo modo que hacer dieta, la insatisfacción corporal predice el
aumento de peso a lo largo del tiempo, a la vez que es una de las
principales características de riesgo para el desarrollo de conductas no
saludables para el control del peso y TA (47-49, 35).
Los factores que influyen en la generación de insatisfacción corporal en
los jóvenes son:
a) Factoresindividuales:
Bajaautoestima,afectonegativo(ansiedady
depresión), perfeccionismo, eventos de vida adversos y tamaño
corporal (mediado por las burlas, la apariencia y el peso).
b) Factores familiares y de pares:
Las actitudes en relación al peso y
figura, burlas y críticas hacia el cuerpo, conversaciones acerca del peso
o figura
(fat/weight talk)
realizadas dentro de la familia o por amigos.
c) Factores socioculturales:
La presión sociocultural percibida para
ser delgadas, particularmente por las mujeres, con la consecuente
internalización del “ideal delgado de belleza”. Su influencia es
mediada por los MCM, pares y padres (48,50,51).
En un estudio longitudinal de 10 años de seguimiento, se encontró que
la disconformidad con el propio cuerpo se incrementa con la edad y más
aún, en la transición hacia la adultez joven, lo que se asocia, a su vez,
con un aumento en el IMC (52). Por otro lado, en los adolescentes con
sobrepeso u obesos, la insatisfacción corporal interfiere con el cambio
hacia conductas más saludables y, además, aumenta el riesgo de ganar
peso en el tiempo, estableciéndose una relación entre obesidad, bajo
nivel de actividad física y presencia de atracones (34,35).
La insatisfacción corporal también ha sido asociada a mayor riesgo de
TA por dos vías:
a) En forma directa, aumenta el afecto negativo, generando mayor
posibilidad de atracones y formas compensatorias no saludables de
control de peso, por lo que promueve el desarrollo de TA.
b) En forma indirecta, aumentando los intentos por alcanzar el “ideal
delgado de belleza”. Esta disposición incrementa la probablilidad de
hacer dietas, pudiendo gatillar un TA (34).
Algunos estudios en la población chilena también muestran que los
adolescentes perciben claramente la presión de los agentes sociales
[Prevención de los trastornos de conducta alimentaria en la era de la obesidad: rol del clínico - ps. carolina lópez C. y cols.]