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nuevas alternativas terapéuticas no exentas de riesgos, que
obligan al médico tratante a tomar decisiones basadas aún en
su propia experiencia, a pesar de muchas guías clínicas dispo-
nibles. Es por esto, que probablemente se cometen errores
tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de los pacientes
con EII. El objetivo de este artículo es contribuir al mejor trata-
miento de estos pacientes colocando de manifiesto los errores
más comunes que se han detectado y así evitar su repetición.
Además de insistir en la necesidad de formar equipos médicos
multidisciplinarios para el manejo de estas patologías, para
prevenir la repetición de estos errores.
De la historia clínica y laboratorio
Como en toda la medicina, la falta de una adecuada historia
clínica detallada y un correcto y completo examen físico, son
la principal causa de errores diagnósticos. Es fundamental
consignar detalles anamnésticos de viajes recientes, uso de
antibióticos y anti inflamatorios no esteroidales, episodios de
diarrea recurrentes, conducta sexual, síntomas extraintestinales
(articulares, cutáneas, oftálmicas, entre otras), antecedentes de
fistulas o abscesos perianales, antecedentes familiares de EII.
Pocos gérmenes pueden causar diarreas prolongadas, así que
no se justifica investigar las múltiples etiologías agudas ya
que la mayoría son autolimitadas. Sí se deben considerar y
buscar
Clostridium difficile, Yersinia, Giardia, Cryptosporidium y
Entamoeba histolytica
que pueden simular EII.
Los hallazgos radiológicos de ileitis, yeyunitis y/o colitis de
distintos grados ya sean estos obtenidos por ecotomografía,
tomografías o resonancia, deben ser analizados muy juiciosa-
mente, por que múltiples cuadros infecciosos agudos pueden
explicarlos y no requieren más estudios, ni terapias a no ser que
se prolonguen en el tiempo o recaigan los síntomas y en esos
casos recién sospechar EII. Estas imágenes frecuentemente han
sido realizadas en el contexto de cuadros agudos en los servicios
de urgencia.
En general en cuadros de diarrea crónica, el correcto análisis
de las claves clínicas, laboratorio general (incluida serología de
enfermedad celiaca, hormonas tiroideas, examen parasitológico
y de
clostridium
), ileocolonoscopia con biopsias y estudio radio-
lógico son suficientes en la mayoría de los casos con márgenes
de error menores al 5% (3).
Las colitis microscópicas tiene endoscopia normal y el diagnós-
tico se hace con las biopsias escalonadas, que siempre deben
tomarse (4).
Diferenciar entre CU y EC del colon es a veces difícil y tiene
pocas implicancias terapéuticas, por lo que debemos hacer
diagnóstico de colitis no clasificable sin temor, antes de forzar
otros diagnósticos y ver la evolución en el tiempo (5).
Evite hacer diagnóstico de EII en pacientes inmunodepri-
midos ya que ellos pueden desarrollar cuadros en todo simi-
lares asociados a infecciones por oportunistas y uso de drogas
(quimioterapia y nuevos biológicos) (6).
No existen marcadores serológicos ni genéticos en la actualidad
que por sí solos hagan diagnóstico y reemplacen la necesidad
de las exploraciones endoscópicas y biopsias. (7).
En pacientes ya diagnosticados de EII es importante estar atento
y no atribuirle a cualquier síntoma digestivo que aparezca, una
reactivación de la enfermedad. Estos pacientes pueden tener
síntomas de síndrome de intestino irritable al menos igual a la
población general (distensión, flatulencia, cambios del hábito
intestinal y otros síntomas inespecíficos) esto puede llevar al
error de intensificar la terapia anti inflamatoria o escalar a otros
inmunosupresores, con los riesgos que eso implica en vez de
usar terapia sintomática (8). Los pacientes con EII pueden
también sufrir infecciones intestinales, apendicitis, diverticulitis
como cualquiera otro paciente. Incluso algunas terapias como
mesalazina pueden producir diarrea (9).
De la endoscopia
La ileocolonoscopia completa con una adecuada preparación
es la herramienta fundamental para el diagnóstico de las EII
con biopsias de todos los segmentos sanos y alterados. Colo-
noscopias incompletas o sin ileoscopia no pueden descartar
una EII o subdiagnostican la extensión y nunca diagnosti-
carán una ileitis. Las unidades de endoscopia deben evaluar la
llegada a íleon en sus médicos como un parámetro importante
de calidad (10).
La cápsula endoscópica debe reservarse como un estudio de
segunda línea ya que se sabe que existen hasta un 10% de
erosiones en intestino delgado incluso en individuos sanos (11)
y descartando previamente una estenosis para evitar el atrapa-
miento de la cápsula.
Del estudio de imágenes
Se debe ser cautelosos en su uso, ya que no siempre es nece-
sario. Salvo si hay sospecha de EC del intestino delgado, este-
nosis, fistulas y complicaciones (perforaciones, megacolon
tóxico, colecciones) y recordar que cada radiografía conven-
cional y más aún las tomografías computadas entregan una
gran dosis de radiación que es acumulativa en el tiempo y en
pacientes con EII habitualmente muy jóvenes debemos suponer
que requerirán muchos de estos durante su vida. Es por esto
que es preferible usar la resonancia magnética con técnicas de
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(5) 663-666]