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como el periodo inmediatamente posterior a la osteotomía,

que permite el desarrollo del callo blando, generalmente

considerado entre 5 a 7 días. Se caracteriza por la formación de

un hematoma, sobre el que se produce una invasión de células

inflamatorias, seguida de la aparición de células osteoproge-

nitoras y de la formación de neovasculatura. Los fibroblastos

proliferan y producen colágeno. Posteriormente, se continua

con la fase de

activación

, en la cual se manipula el dispositivo

de distracción, generando mediante una tracción secuencial y

progresiva, el movimiento deseado, generalmente a la velo-

cidad de 1 mm al día, hasta lograr la distancia requerida. La

tercera y última fase es la

consolidación

, que se caracteriza

por la mantención de la separación entre ambos segmentos

de la osteotomía para permitir que el tejido óseo neoformado

entre ellos adquiera madurez histológica y mecánica. En esta

fase el callo óseo se mineraliza, osifica y es reemplazado por

hueso nuevo. Típicamente, la fase de consolidación contempla

el doble de tiempo requerido para la activación. Las tres fases

anteriores constituyen el protocolo de Ilizarov diseñado para

el alargamiento de huesos endocondrales de la extremidad

inferior (4, 5).

En el esqueleto craneofacial el protocolo óptimo de distracción

no está totalmente definido (8, 9), existiendo múltiples dispo-

sitivos que se ocupan con protocolos de distracción distintos

(10). El presente artículo pretende revisar los principios fisioló-

gicos, biomecánicos y clínicos en los cuales se basa la distrac-

ción del esqueleto facial, mostrar un ejemplo y mencionar sus

principales complicaciones.

PRINCIPIOS BIOMECÁNICOS

La distracción ósea se basa en el uso de fuerzas mecánicas,

aportadas por un instrumento denominado distractor, sobre

una osteotomía o fractura ósea controlada, para inducir la

formación de hueso nuevo. A diferencia de la distracción de

tejidos blandos, una vez producida, este no se contrae, ya que

el hueso tiene una estructura rígida y responde a las fuerzas

de tracción y compresión a las cuales está sometido (11, 12).

Este proceso se conoce como distracción osteogénica y se

acompaña de una expansión simultánea de los tejidos blandos

circundantes (incluidos vasos, nervios, músculo, piel, mucosa,

fascia, ligamentos, cartílago y periostio), denominado histio-

génesis por distracción (13).

Para lograr este crecimiento óseo, el distractor empleado

debe transmitir fuerzas de tracción sobre el callo óseo en

desarrollo para que este se elongue (14). La relación entre

el diámetro elongado y el diámetro del callo inicial se

conoce como

tensile strain

(TS). En la mayoría de los casos

una osteotomía genera un rasgo de fractura de 1 mm donde

se forma el callo óseo inicial. A su vez los protocolos clásicos

de distracción generan un avance de 0,25 mm, 4 veces al

día, o sea 1 mm/día. Esto genera el día 1 de distracción un

100% de TS (1 mm de distracción a un callo de 1 mm); el día

2, un 50% de TS (1mm de distracción a un callo de 2 mm);

el día 3, un 33% de TS (1 mm de distracción a un callo de

3 mm); y así sucesivamente hasta alcanzar una TS de un 1 a 2%

(

ultimate tensile strain

) (15), rango en el cual fisiológicamente

se puede osificar el callo como parte de la cicatrización

normal del hueso, esto se da aproximadamente a la 4 semana

de distracción (16).

Sin la tracción mecánica, en la zona osteotomizada se produ-

ciría la transición de callo blando a callo duro, con la posterior

osificación con formación de trabéculas que se calcificarían y

la remodelación ósea definitiva. La activación interrumpe esta

secuencia lógica de tal forma que del punto de vista histoló-

gico, el callo óseo elongado consta de 5 zonas y 4 áreas de

transición (17–21) (Figura 1):

FIGURA 1. Diagrama de 5 zonas y 4 áreas de transición del callo óseo en elongación

a) Zona central b) zona paracentral c) zona proximal-distal, d) área de vasculogénesis, e) frentes de mineralización.

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(1) 5-13]