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Historia de la Lipoinyección

En 1893 el cirujano alemán Gustav Neuber reporta el primer

injerto de tejido adiposo desde el brazo a la región periorbi-

taria para corregir una secuela de osteomielitis (1). En 1895

otro alemán, Viktor Czerny, transfiere un lipoma a la mama para

reestablecer simetría, posterior a una mastectomía parcial (2).

Antes del injerto en jeringas como lo conocemos ahora, el

injerto graso se realizaba en bloque, a veces con dermis. El

beneficio de este injerto fue descrito ampliamente por Erich

Lexer (1867-1937) quien dedica más de 300 páginas de su

libro a describir un amplio rango de aplicaciones clínicas desde

la corrección de deformidades de contorno facial, a microsomía

hemifacial, microgenia, asimetría mamaria, rigidez postrau-

mática de mano y enfermedad de Dupuytren (3). Harold Gillies

(1882-1960) en su libro “

Plastic Surgery of the face

” publica

numerosos casos de la Primera Guerra Mundial tratados con

injerto graso (4) (Figura 1). Los resultados posteriores del

injerto graso no fueron muy buenos debido a la reabsorción

impredecible y a la tendencia a formar quistes oleosos.

En 1926 Charles C. Miller de Chicago publica en su libro

Cannula Implants

”, el injerto graso con jeringas (5). Sin

embargo, nunca fue popular hasta el advenimiento de la lipo-

succión.

En la década de los 50 Lyndon Peer investiga el comporta-

miento del injerto graso al año, demostrando que cerca del

50% de las células adiposas se rompe y muere después del

injerto, siendo reemplazado por tejido fibroso. Demostró

además que la nueva circulación sanguínea se establece al día

4, de no ocurrir, el injerto muere (6).

En los 80 Pierre Founier (7) e Yves-Gerard Illouz (8), ambos

de París, en forma independiente introducen la liposucción,

un nuevo procedimiento para remover grasa del abdomen

y muslos. Esta técnica tiene un gran éxito, se expande rápi-

damente y la reintroducción de la grasa aspirada se vuelve a

explorar.

En los 90 Sydney Coleman sistematiza el procedimiento de

lipoinyección. Sus recomendaciones fueron cosechar la grasa con

una cánula roma de 3 mm conectada a una jeringa de 10 ml a

baja presión negativa para disminuir el trauma, purificación de

la grasa por medio de la centrifugación separando la capa oleosa

y acuosa de los componentes adiposos, finalmente introducir

la grasa en múltiples túneles con un contacto estrecho de un

tejido receptor bien vascularizado, utilizando un cánula 18G

(9, 10).

En el año 2001 un grupo de cirujanos plásticos e investiga-

dores de Pittsburgh coordinados por Bill Futrell, demuestran

que el tejido adiposo es una gran fuente de células madres

mesenquimales adultas denominadas “células madres deri-

vadas del tejido adiposo” (ASCs), capaces de diferenciarse en

varios tejidos. Se identifica la fracción vascular estromal (SVF)

como fuente de estas células (11, 12).

El año 2007 Gino Rigotti y colaboradores publican una serie de

casos de tejidos irradiados tratados con injerto graso, atribu-

yendo esta propiedad regenerativa a las ASCs (13).

Es así como el injerto graso se ha constituido en una herra-

mienta de relleno con expectativas regenerativas, objeto de

estudio continuo en la actualidad.

FIGURA 1. Segmentos de grasa puestos en una herida, resultados finales

Gillies H. Plastic surgery of the face. London: Frowde, Hodder, Stoughton; 1920.

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(1) 93-106]