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Tiempo medio (T½)

, es un parámetro farmacocinético del

que muchas veces se habla. Es el tiempo (normalmente en

horas) para que la concentración del fármaco se reduzca

a la mitad. La utilidad de conocerlo permite saber cuándo

se alcanza el estado estacionario del fármaco (aquel

momento en que, pese a las sucesivas dosis, la concen-

tración plasmática sigue aumentando y siempre se mueve

en un rango), así como también, predecir cuándo se elimi-

naría el fármaco del organismo (4,7). Para ambos escena-

rios, 5 o 6 veces la vida media del fármaco será el tiempo

necesario para conseguir cualquiera de las dos situaciones.

(Nota: con este criterio, el estado estacionario se alcanza si

la frecuencia de administración es igual al T½. Ejemplo: en

niños, vancomicina tiene T½ = 6h, y la posología es 15mg/

kg cada 6 h. El tiempo para alcanzar el estado estacionario

será 5*6h = 30h. Por otro lado, fármacos con corta vida

(ejemplo 1h), cuya frecuencia de administración es cada

12 horas, no alcanzarían nunca el estado estacionario. En

ese caso, a las 5*1h=5h ya no quedaría una concentración

detectable en sangre).

Por último, la

excreción del fármaco

frecuentemente

se relaciona con la función renal del paciente. Muchos

fármacos se eliminan por filtración glomerular por lo

tanto, aquellas fórmulas basadas en el

clearance

de crea-

tinina plasmática para estimar la velocidad de filtra-

ción glomerular, como la fórmula de Cockroft-Gault,

Modification of Diet in Renal Disease (MDRD)

, o Schwartz

(usada en pediatría) ayudarían a evaluar la necesidad de

ajustar la dosis. (26)

Con los datos de concentración plasmática versus tiempo de

una dosis (Figura 1), la farmacocinética se puede estudiar

utilizando modelos que simplifican los datos. De allí provienen

fórmulas matemáticas con las que se pueden calcular poste-

riormente los parámetros farmacocinéticos (4).

Normalmente se emplean modelos compartimentales para

favorecer la comprensión de los cambios en el ADME. En

la Figura 3 se esquematizan los modelos más frecuentes.

Así, el comportamiento de muchos fármacos se puede

ajustar a modelos de 1 compartimento, en el que la dosis

administrada alcanza rápidamente el equilibrio de distri-

bución, tan rápida que es imposible caracterizarla. Ejem-

plos clásicos de este comportamiento son los fármacos

hidrofílicos, como

β

-lactámicos o aminoglicósidos. En

cambio, otros fármacos pueden caracterizarse por modelos

de 2 compartimentos. En ellos, el equilibrio de distribu-

ción es más lento, y se requiere esperar alcanzarlo antes

para interpretar las variaciones cinéticas. La mayoría de

los fármacos liposolubles tendrían este modelo. Incluso de

más de 2 compartimentos (4,7,17).

Es posible estudiar el comportamiento de un fármaco de

2 compartimentos con el modelo de 1 compartimento por

la simplicidad en el manejo de los datos, pero es necesario

considerar la imprecisión de ese ajuste.

Por último, es importante conocer

el tipo de cinética

involucrada.

Algunos fármacos tienen una velocidad de

eliminación lineal (también llamada cinética orden 1),

y otros, una velocidad no lineal (cinética de orden cero)

(4,7,17).

Cuando la cinética es lineal, la concentración plasmática

cambiaría linealmente con la dosis; la eliminación es cons-

tante y es una fracción del fármaco por unidad de tiempo.

Así, el ABC, Cl, Vd, y t½ se mantienen constantes, por lo

que cambios en la dosis no deberían generar cambios en

esos parámetros.

En el caso que la cinética es no - lineal, existe una variación

que no es proporcional a la dosis administrada. En esos

fármacos, los parámetros farmacocinéticos son fluctuantes

FIGURA 3. ESQUEMA DE MODELOS COMPARTIMENTALES

A: modelo de 1 compartimento. La dosis se distribuye rápidamente en el

compartimento central (1), alcanzando el equilibrio de distribución inme-

diatamente.

B: modelo de 2 compartimentos. La dosis se distribuye primero en el

compartimento central (1) y luego en el compartimento periférico (2).

La distribución no es instantánea, demora un tiempo hasta alcanzar el

equilibrio.

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(5) 605-614]