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[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(1) 55-59]

pacientes que presentan síntomas a diario (1). En Chile,

se estima que el asma tiene una prevalencia de 18% en

escolares (2) y ha habido reportes sobre el aumento de las

hospitalizaciones por asma en esta edad (3). Todo lo ante-

rior se explica porque en muchos casos el control de la

enfermedad es subóptimo.

El concepto de control del asma se aplica a dos aspectos:

primero el de la discapacidad, lo que implica prevenir los

síntomas crónicos y molestos, como la tos y la dificultad

para respirar, los síntomas nocturnos de asma y altera-

ciones del sueño y disminuir la necesidad de usar bronco-

dilatadores de acción rápida para mantener un nivel normal

de actividad. El segundo aspecto, es el del riesgo que se

centra en evitar las exacerbaciones y preservar la función

pulmonar. Un pobre control del asma se asocia, como ya

se dijo, a exacerbaciones, hospitalizaciones, mayor uso de

los servicios de salud y también ausentismo escolar. En los

niños, el mal control del asma tiene otras implicancias a

largo plazo, como disminución en la actividad física, riesgo

de obesidad, deficiente estado cardiovascular, estrés, difi-

cultades para concentrarse, trastornos en el aprendizaje y

riesgo de depresión (4).

Lograr un buen control del asma es un objetivo central en

el manejo de la enfermedad. Sin embargo, evaluar correc-

tamente el nivel de control, no es fácil y los médicos y

pacientes tienden a sobrestimarlo, con el riesgo de que

la enfermedad sea sub tratada. Los sistemas de puntajes

que se usan para ello, incluyen la presencia de síntomas

diurnos, nocturnos, limitación de la actividad física y el uso

de medicación de rescate. Los síntomas son subjetivos y

dependen de la percepción de los niños o de sus padres.

En los adolescentes es común que tiendan a minimizar

sus molestias o a no relatarlas. La presencia de síntomas

depende también del estilo de vida y del nivel de actividad

física de los sujetos. Los pacientes con asma no contro-

lada o parcialmente controlada, tienden a limitar el ejer-

cicio que realizan, lo cual disminuye los síntomas y el uso

de medicación de rescate, lo que lleva a que los puntajes

obtenidos en los cuestionarios sean mejores lo que corres-

ponde a la real condición del paciente. Esto puede ser más

importante si el asma es de larga data, ya que aumenta el

sedentarismo (4).

Los cuestionarios más difundidos para evaluar el control

del asma son el

Asthma Control Test

(ACT) de Nathan et

al.,(5) y el

Asthma Control Questionnaire

(ACQ) de Juniper

et al.(6), ambos diseñados para medir el control de asma

en pacientes mayores de 12 años y adultos, con versiones

validadas en inglés y español y en distintos países. Para

menores de 12 años el C-ACT (test de control de asma en

niños) es uno de los más usados y el

Cuestionario de Control

de Asma en Niños

(CAN) ha sido validado en español y ha

sido evaluado en nuestro país.

Diversos estudios han tratado de precisar qué puntajes en el

ACT y en el C-ACT, indican un asma controlada, parcialmente

controlada o no controlada en relación al nivel de control

propuesto por

Global Initiative for Asthma

(GINA) (7,8). Un

estudio realizado con niños de 4 a 11 años, encontró un

26% de discrepancia entre C-ACT y GINA para el diagnóstico

de asma controlada. De hecho existen reportes contradicto-

rios, algunos estudios muestran una muy buena correlación

entre el c-ACT y Gina y otros muestran que los pacientes,

que se consideran controlados por tener 20 puntos o más

puntos en el ACT o el c-ACT, el 80% está no controlado o

parcialmente controlado al usar los criterios GINA. Liu quien

originalmente había propuesto un puntaje de 19 para

considerar el asma bien controlada, los aumento a 20 (9).

En España al validar el c-ACT se estima que el puntaje de

corte para indicar un buen control del asma sería 22 y en

California 23 para niños de origen mexicano (10,11).

También hay reportes que indican que en presencia de

rinitis, condición frecuente en los niños, los cuestionarios

se hacen más imprecisos (12).

Lo anteriormente expuesto indica que además de los cues-

tionarios, son necesarios otros elementos para evaluar

adecuadamente el control del asma, incluyendo elementos

que además evalúen el riesgo y la inflamación.

GINA además de las preguntas sobre síntomas, uso de

medicamentos y exacerbaciones, incluye parámetros que

evalúan la función pulmonar como el FEM o el FEV1, lo cual

representa un aspecto importante de la enfermedad.

Existen estudios que han tratado de establecer una corre-

lación entre la función pulmonar y la puntuación en el ACT.

En algunos de ellos se ha encontrado que hasta un 95% de

los pacientes con asma no controlado tienen VEF 1 normal,

en otros solo un 26% tuvieron un valor de menos de 80%

(11). Un 36% de pacientes con un asma totalmente contro-

lado según ACT, tenían test de ejercicio positivo (13).

El óxido nítrico exhalado (FENO) es un examen que se

ha utilizado evaluar y guiar el manejo del asma, pero

que presenta algunos inconvenientes; no resulta fácil de

realizar en niños pequeños y hay muchas condiciones

frecuentes en pediatría como la atopia, la rinitis, las infec-

ciones virales, incluso la exposición persistente a alér-

genos que pueden alterar su valor. Se ha fijado un valor

mayor a 35 ppb como indicativo de que el asma no está