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que el modelo de atención con visita del equipo médico una

vez al día era suficiente.

En los últimos 30 años, ha ocurrido un gran cambio. Actual-

mente, la mayoría de las admisiones no son agendadas.

Debido a que muchos procedimientos se cambiaron de

hospitalizaciones a atenciones ambulatorias, se ha dejado

de lado una población de pacientes mucho más enferma,

llenando los hospitales a su máxima capacidad. En lugar de

ingresar a través de admisiones agendadas, la mayoría de

los pacientes ingresa a través del servicio de urgencia, en

su mayoría después de almuerzo y en las tardes. En gran

parte de los servicios de urgencia, el volumen de admisiones

varía poco día a día, o entre el día de semana y el fin de

semana. Y sin embargo, de muchas maneras, los hospitales

y centros médicos siguen funcionando de 9am a 5pm, de

lunes a viernes, con personal reducido en las tardes, noches,

y fines de semana. Esto puede explicar, en parte, el hecho

de que las tasas de mortalidad sean más altas para los

infartos cardíacos y accidentes cerebrovasculares admitidos

en fines de semana versus en días de semana. Con estadías

hospitalarias de promedio actuales de 5-6 días y medianas

de estadía de 3 días, el modelo de la ronda médica una vez

al día, tiene mucho menos sentido. Con este desajuste de

recursos versus las necesidades, poco sorprende que surjan

problemas de capacidad hospitalaria.

¿De qué manera el diseño de la estructura institucional crea

problemas de capacidad hospitalaria?

Un ejemplo clásico

de esto queda demostrado a través de la programación de

cirugías, la cual no se hace en forma uniforme a través de

la semana sino que se sobrecarga al comienzo de ésta. ¿Por

qué? Un traumatólogo, por ejemplo, sabe que su paciente,

a quien le va a hacer reemplazo de cadera, necesita fisio-

terapia inmediata en los días que siguen a la cirugía para

evitar complicaciones post-operatorias. Si el personal

fisioterapeuta del hospital o centro médico es pequeño o

inexistente durante los fines de semana, el traumatólogo

no tiene otra opción que programar la mayor cantidad

de cirugías al comienzo de la semana. Así, se produce un

“taco” en el hospital a comienzos de la semana quedando

a capacidad máxima. Esto hace que algunas instituciones

parezcan empresas de tres días a la semana, lo cual tiene

un efecto dominó en toda la institución. De hecho, un

centro médico de Massachusetts, que luchó por años con

problemas de capacidad, cambió la agenda quirúrgica a

una más proporcional durante la semana y sus problemas

desaparecieron.

Los problemas de congestión hospitalaria empeoran si no

se puede dar de alta a pacientes durante el fin de semana,

estrategia que permitiría mayor capacidad al iniciarse la

semana. En el estado de Nueva York, las altas durante los

días de fin de semana son casi la mitad de las altas ejecu-

tadas durante un día de la semana. Los pacientes quirúr-

gicos dados de alta en un lunes versus un sábado, tenían una

estada hospitalaria de 10.22 días versus 6.56 días respecti-

vamente. En el caso de pacientes con patología médica, esta

diferencia era de 5.12 versus 3.90 días. Estos datos indican

que hay una oportunidad sustancial para disminuir la espera

por cama, para los pacientes hospitalizados en el servicio

de urgencia.

Contrario a lo que se piensa habitualmente de que el

volumen de personas en el servicio de urgencia (SU) es alta-

mente impredecible, el número de hospitalizaciones por día

puede predecirse con gran exactitud. Lo más impresionante

de esto es el hecho de que ningún hospital se anticipa ni

se prepara para el volumen de hospitalizaciones prove-

nientes del servicio de urgencia (SU), que vendrán para el

día siguiente.

Este artículo intentará responder algunas de las preguntas

esenciales relativas a la congestión en el servicio de urgencia

y proponer algunas soluciones a este asunto tan crítico.

¿Qué se entiende por congestión en el Servicio de Urgencia?

A través de varios estudios se han desarrollado algunas

definiciones de congestión en el SU, pero en su forma más

simple, ésta existe cuando no queda espacio para satis-

facer las necesidades tiempo-dependientes del próximo

paciente que requiere atención de urgencia. Si la atención

de problemas urgentes se atrasa debido a aglomeración de

pacientes, entonces hay un problema de congestión. Por

muchos años se creyó que las esperas eran causadas por

un mal diseño de la sala de urgencia y por no ser capaz de

optimizar el flujo de pacientes. En algunas circunstancias

esto es incuestionablemente cierto. Sin embargo, una gran

cantidad de literatura indica que la congestión en el SU se

produce por la permanencia de los pacientes hospitalizados

en este servicio. Así es que, la congestión en el SU se debe

realmente a una congestión en todo el hospital. Existe un

sistema único de evaluación que se ha convertido en norma

nacional para medir el grado de congestión llamado Escala

NEDOCS para Medir Congestión en Urgencias http://www.

nedocs.org)

(1). Esta escala incluye entre sus elementos

para evaluar: número de camas tanto en el hospital como

unidades de atención en el servicio de urgencia; total de

pacientes que están dentro del servicio de urgencia en

algún proceso de atención; número de hospitalizados en el

servicio de urgencia; número de pacientes con ventilación

mecánica en el SU, así como el mayor tiempo de espera

por cama registrado en un paciente y el paciente que más

tiempo estuvo en la sala de espera.

[TRADUCCIÓN:CONGESTIÓN EN EL SERVICIO DE URGENCIA: RESPUESTAS BASADAS EN EVIDENCIAS A PREGUNTAS FRECUENTES -Salway RJ MD y cols.]