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Page Background Cir Cardiov. 2016; 23(1) :8–10

Editorial

¿Hay

todavía un

lugar para

la

cirugía

coronaria

sin

circulación

extracorpórea en 2015? Ciertamente

Is

there

still a

role

for off-pump

coronary artery bypass grafting

in 2015? Certainly yes

David P. Taggart

Professor of Cardiovascular

Surgery, University of Oxford; Department of Cardiac

Surgery; Oxford University Hospitals NHS Trust, Oxford, Reino Unido

La

cirugía

convencional

con

circulación

extracorpórea

(CEC)

y

parada

diastólica

cardiopléjica

del

corazón

ha

sido

el

patrón

de

oro

para

la

cirugía

de

revascularización

coronaria

desde media-

dos de

la década de

los

60.

Las mayores

ventajas de

este

abordaje

son

conseguir

un

campo

quirúrgico

exangüe

y

sin

movimiento

que permita

llevar a cabo una operación

técnicamente perfecta. Lo

que

es

también muy

importante,

esta

técnica

ha

permitido

tam-

bién

que

los

cirujanos

realicen

esta

intervención

con muy

bajo

riesgo, de modo que varios países han

reportado mortalidades qui-

rúrgicas

en

torno

al

1%

a

pesar

del

incremento

progresivo

de

la

edad

y

de

las

comorbilidades

asociadas

de

la

población

quirúr-

gica.

En

los

a˜nos

80,

cirujanos

de

América

del

Su

r 1,2 c

omenzaron

a

publicar

su

experiencia

con

la

cirugía

coronaria

sin

circula-

ción

extracorpórea

(CCsCEC). Aunque

su

trabajo

estuvo,

al menos

en

parte,

motivado

por

razones

económicas

al

permitir

reali-

zar

esta

cirugía

sin

el

coste

adicional

de

la

CEC

y,

por

tanto,

hacerla

accesible

a

una

mayor

parte

de

la

población,

puso

en

evidencia

que

este

abordaje

podía minimizar

los

efectos

da˜ninos

provocados

por

la

derivación

cardiopulmonar.

Durante

3

déca-

das

la

CEC

se

había

asociado

a

un

potente

síndrome

de

reacción

inflamatoria

sistémica,

originado

en

la

activación

de

innume-

rables

mediadores

inflamatorios

humorales

y

celulares

tras

el

contacto

de

la

sangre

con

el

circuito

de

CEC,

y

que

estaba

fuertemente

asociado

a disfunción y

fracaso multiorgánico

s 3 . A

di-

cionalmente,

la

CEC

genera

una

gran

cantidad

de microémbolos

sólidos

y

gaseosos

que

están

implicados

en

efectos

adversos

neurológico

s 4 .

Estos

trabajos

acerca

de

la

CCsCEC

favorecieron

una

progre-

siva

y

cada

vez más

extendida

adopción

de

este

tipo

de

técnicas

hasta

que

comenzó

a

generarse

evidencia

de

que

sus

supuestos

beneficios

no

se

confirmaban

en

estudios

aleatorizados

que

las

comparaban

con

los

resultados

de

la

cirugía

coronaria

con

CEC

(CCcCEC) y, finalmente, de que

la CCsCEC ofrece significativamente

peores resultados que cuando

la

técnica es realizada en bomba. Dos

aportaciones esenciales de evidencia

cuestionaron

tanto

la

seguri-

dad

como

la

eficacia de

la CCsCE

C 5,6 y

,

con

la

excepción del

lejano

Oriente,

a

lo

largo

de

todo

el mundo

comenzó

el

declinar

de

su

realización.

Véase

contenido

relacionado en DOI:

http://dx.doi.org/10.1016/j.circv.2015.06.011

Traducción

al

espa˜nol: Dr. Mario Casta˜no,

jefe

de

Servicio de Cirugía Cardiaca,

Hospital Universitario de

León,

León, Espa˜na.

Correos

electrónicos:

david.taggart@ouh.nhs.uk

,

lisa.jones@ouh.nhs.uk

Resultados a

corto plazo

El

estudio ROOBY

aleatorizó

á 2.203 pacientes

a CCcCEC

frente

a CCsCE

C 5 . A

unque no hubo diferencias

significativas entre ambos

grupos

en

el

evento

compuesto

a 30 días

(7,0%

y 5,6%,

respectiva-

mente;

p = 0,19),

su

incidencia

a un

a˜no

fue mayor

en

el

grupo

de

CCsCEC

(9,9% vs. 7,4%, p = 0,04) y se acompa˜nó en este mismo grupo

de

un menor

número

de

injertos

por

paciente

de

los

planificados

preoperatoriamente

(17,8%

vs.

11,1%,

p < 0,001),

así

como

de

una

más reducida tasa de permeabilidad de

los

injertos (82,6% vs. 87,8%,

p< 0,01).

El

ensayo

clínico

fue,

sin

embargo,

criticado

posterior-

mente por

la

relativa

inexperiencia de

los cirujanos participantes y

el gran porcentaje de pacientes que, habiendo sido asignados a una

técnica,

fueron finalmente

tratados

con

la

contrari

a 7 .

En

2012 Moller

et

al. publicaron una

revisión

sistemática de

la

Base de Datos Cochrane acerca de 86 estudios de CCsCEC y CCcCEC

que

incluían

a

10.716

paciente

s 6 . U

n

análisis

combinado mostró

que

la CCsCEC

aumentaba

la mortalidad

global de

cualquier

causa

(3,7%

vs. 3,1%; p = 0,04)

y

resultaba

en un número menor de

anas-

tomosis

distales

(–0.28;

IC

del

95%,

–0.40

a

–0.16,

p

< 0,00001),

sin diferencias

significativas en

la

incidencia de

infarto de miocar-

dio,

ictus,

insuficiencia

renal

o

reintervención

coronaria,

aunque

redujo

la

incidencia

de

fibrilación

auricular

postoperatoria.

Los

autores concluyeron que

«

basándose en

la evidencia actual,

la CCc-

CEC

debe

continuar

siendo

el

tratamiento

quirúrgico

de

elección.

Sin

embargo,

la

cirugía

coronaria

sin bomba puede

ser una opción

aceptable

cuando

se

observan

contraindicaciones

para

la

canula-

ción de

la aorta y

la derivación

cardiopulmonar

»

.

Hasta

hace muy

poco

tiempo,

la

literatura

disponible

consis-

tía

en

trabajos

que

comparaban

la

CCsCEC

con

la

CCcCEC

y

que

individualmente considerados no tenían

la potencia suficiente para

poder discriminar por

sí mismos

los efectos de

la

técnica en

térmi-

nos de mortalidad. Dos estudios con gran número de pacientes han

aportado

importantes

reflexiones, además porque, a diferencia del

ROOBY,

los cirujanos participantes eran altamente experimentados

y habían

realizado al menos 100

casos de

cada una de

las

técnicas.

Lamy

et

al

. 8 a

leatorizaron

a

4.752

pacientes

a

CCsCEC

o

CCcCEC.

A 30 días no

se observaron diferencias

significativas

en

la

tasa del

evento

compuesto primario de muerte,

infarto de miocardio,

ictus

o nuevo

fracaso

renal que

requiriera diálisis entre ambos grupos. A

un a˜no, de nuevo, no hubo diferencias

significativas en

la

razón de

riesgo

(HR) del evento

compuesto primario

(12,1% CCsCEC y 13,3%

CCcCEC: HR

con

CCsCEC

0,91;

IC

del

95%,

0,77

a

1,07;

p = 0,24). A

un

a˜no

la

necesidad

de

nueva

revascularización

fue

del

1,4%

para

CCsCEC

y

del

0,8%

para

CCcCEC

(HR

1,66;

IC

del

95%,

0,95

a

2,89;

p = 0,07),

sin diferencias

significativas entre

los grupos en

cuanto a

la

calidad de vida o al

comportamiento de

las variables.

http://dx.doi.org/10.1016/j.circv.2015.06.010

1134-0096/© 2015 Sociedad Espa˜nola de Cirugía Torácica-Cardiovascular. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo

la

licencia CC BY-NC-ND

( http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/ )

.