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interés en responder la encuesta versus aquellos que sí tenían hijos
enuréticos (11).
La disminución de la frecuencia de enuresis a medida que transcurre
la edad hasta llegar a la adolescencia, que se reportó en nuestros
resultados, concuerda con la tendencia previamente descrita en
la literatura, que es la resolución de esta condición a mayor edad,
registrando en mayores de 15 años sólo un 0,8% que presentó enuresis
(2,11,12).
En relación al factor herencia, un 57% de los niños que se mojan
tenían antecedentes familiares de padre y/o madre con enuresis, lo
que muestra la importancia de la carga genética en el desarrollo de
síntomas de enuresis. Esta información puede ser utilizada a modo de
educación e información en los controles habituales pediátricos, de tal
forma de disminuir la ansiedad en los padres con hijos que presentan
enuresis (5).
Llama la atención que en nuestro estudio los hombres que tenían
antecedentes de enuresis, el 54% de sus hijos eran enuréticos y si
ambos padres tenían antecedentes, la frecuencia de enuresis en sus
hijos fue de un 30%. Esta cifra fue menor a lo reportado en distintos
estudios, que hacen referencia de hasta un 70%. Quizás esto puede
explicarse por la omisión o desconocimiento de algunas madres sobre
antecedentes paternos de enuresis y/o por la negativa de reconocerlo
social y culturalmente.
En la literatura consultada, este tipo de niños no presenta trastornos
psicológicos, aunque en alguno pudiese existir alteraciones de la
conducta, con efectos sobre el control de la micción, tal como sucede
en caso de separación de los padres, nacimiento de un hermano,
fallecimiento de un familiar cercano, entre otros. Se ha observado
que estos pacientes tienen, en diferentes grados, alteraciones de
autoestima, que muchas veces es lo que lleva a los padres a buscar
tratamiento. Respecto al grado de preocupación de los padres por tener
un hijo con enuresis, nuestros resultados sugieren que sería un factor
importante a considerar tanto en la evaluación como en la decisión de
inicio de tratamiento, ya que a pesar de que la enuresis es reconocida
como un síntoma y no una entidad patológica y que además tiene una
resolución espontánea, al 54% de los padres les preocupaba el tema.
Probablemente esto último también esté relacionado con el significado
social y problemas de la esfera psicológica que se presentan tanto en
familiares como en el paciente. No hay datos de estudios que indiquen
que los factores psicológicos son causantes de la enuresis, pero se ha
mostrado que el estrés, la ansiedad y el cansancio pueden favorecer la
inestabilidad de la vejiga y la perturbación del sueño. Por el contrario, la
enuresis puede causar trastornos psicológicos (8,10,12). Semolic y cols.
reportaron en un estudio en Eslovenia, que la ocurrencia de enuresis en
niños con familias de varios hermanos es mayor y que los padres tienen
más problemas y se sienten más afectados que sus hijos (13). El pediatra
debiese tener una especial preocupación por los padres que consultan
por esta condición en sus hijos, dado que la resolución de esta situación
favorece la mejoría del estrés familiar (14). Por último, un estudio de
Egemen y cols. (15) que evaluó la calidad de vida de las madres de
niños con enuresis, mostró que estaban negativamente afectadas, lo
que significa que, si bien no es necesario tratar a todo niño con enuresis,
hay que tener un especial cuidado con aquellos pacientes que sufren
alteración de su autoestima y considerar al grupo familiar cuando se ha
afectado la calidad de vida.
Conclusión
La prevalencia en nuestro estudio correspondió a lo publicado en la
literatura extranjera, habría una asociación familiar a la condición de
enuresis y la condición de enurético compromete la autoestima del niño
y preocupación en los padres.
[enuresis en niños: Frecuencia y antecedentes familiares - Dr. Carlos Saieh A. y cols.]