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EDITORIAL
DR. FERNANDO FLORENZANO U.
Editor Invitado
En la última década, la enfermedad cardiovascular persiste como
la primera causa de muerte a nivel mundial. El año 2010 la
enfermedad cardiovascular causó 16 millones de muertes a nivel
global, y ocasionó 293 millones de AVISA (años de vida ajustados
por discapacidad) perdidos. Estas cifras representan un 30% de
todas las muertes y un 11% de todas los AVISA perdidos ese año.
Globalmente, la mortalidad cardiovascular aumentó entre 1990
y 2010, un reflejo de la transición epidemiológica en regiones
de bajos y medianos ingresos, notándose una disminución de las
muertes cardiovasculares en Norteamérica y Europa occidental.
En esas últimas regiones comenzó a aumentar a mediados del
siglo XX la incidencia de la enfermedad coronaria, hasta alcanzar
magnitudes epidémicas en la segunda parte de ese siglo.
En nuestro país, las enfermedades circulatorias han aumen-
tado su importancia relativa en términos de prevalencia en las
últimas décadas. Sin embargo, el riesgo de morir por ellas ha
bajado sostenidamente en las últimas décadas. La explicación
del primer componente de esta paradoja parece estar relacio-
nada con la persistencia a un nivel inaceptablemente alto de los
factores de riesgo cardiovascular, como lo han comprobado las
dos últimas versiones de la Encuesta Nacional de Salud. También
ha influido en el pasado el envejecimiento de la población. El
segundo componente de nuestra paradoja -mortalidad cardio-
vascular decreciente- tiene múltiples posibles explicaciones,
entre las que probablemente han influido la implementación al
plan AUGE de infarto del miocardio e hipertensión arterial, y un
mejor control de factores de riesgo en prevención secundaria.
La epidemia, por lo tanto, continúa y se acrecienta a nivel de
prevalencia, no teniendo cabida la autocomplacencia, sobre
todo por tratarse de una epidemia esencialmente prevenible. En
el largo plazo, la asignación de recursos para cumplir estrategias
de bajo costo probablemente tendrá mayor costo-efectividad
que dedicar recursos onerosos para el tratamiento de complica-
ciones. Desde una perspectiva de la sociedad, los esfuerzos por
reforzar las estrategias de control del tabaquismo y la hiperten-
sión, mejorar la adherencia a dietas saludables y la promoción
del ejercicio sistemático, son fundamentales. A nivel personal,
las estrategias de evaluación de riesgo y modalidades de trata-
miento requieren de importante simplificación, con participa-
ción muy intensa del equipo de salud, sobre todo a nivel de
reforzamiento de la educación de los sujetos en riesgo y sus
familias.
En Clínica Las Condes, la Dirección Académica ha definido como
prioritario el esfuerzo educativo de Médicos de Atención Primaria
y personal de colaboración en la comunidad. El Departamento de
Cardiología de esta institución a su vez, ha efectuado Cursos a
distancia y ha mantenido presencia educativa con su Curso Anual
de Cardiología, con importante asistencia de profesionales de la
Atención Primaria. En sus últimas dos versiones, hemos titulado
este Curso presencial como “Fronteras de la Cardiología”.
Por una parte, entendemos las “Fronteras” como temas candentes
en la interfase entre la Cardiología con especialidades altamente
relevantes como la Diabetes, enfermedades endocrinas y renales.
Hoy día es difícil ser un cardiólogo competente sin tener claras
nociones de los vínculos de la Cardiología con esas especialidades.
De la misma forma, los especialistas en enfermedades metabó-
licas, endocrinas y nefrológicas deben tener nociones claras de
los avances en enfermedades cardiovasculares. También usamos
la idea de “Frontera”, en el sentido de los avances de punta del
conocimiento en áreas como la genética y genómica, infecto-
logía, inmunología y biomarcadores, que tienen relevancia para
el área cardiovascular. Se incluyen también en este concepto
temas que tienen relación con nuevos tratamientos y nuevas
orientaciones de guías clínicas. Ofrecemos por lo tanto, en este
número de Revista Médica Clínica Las Condes:
Fronteras de la
Cardiología
, como contribución a los médicos en la actualiza-
ción de los temas transversales a la cardiología. Ojalá sea una
ayuda para el manejo clínico de sus pacientes, lo que esperamos
redunde en una mejoría en el control de la epidemia de enfer-
medades cardiovasculares.
[EDITORIAL]