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de la Universidad Católica y la Sociedad Chilena de

Medicina Nuclear (1966).

Con el Dr. George Cotzias del

Rockefeller Institute for Medical

Research en el Brookhaven National Laboratory

en Nueva

York, durante los años sesenta, descubrió la efectividad del

tratamiento con L-Dopa de la enfermedad de Parkinson,

colaborando con él y con esa investigación desde Chile. Fue

el primero en administrar ese medicamento a pacientes

que presentaban signos de intoxicación por manganeso,

obteniendo resultados muy favorables que publicó en el

New England Journal of Medicine

(1970). Esa contribución

lo llevó a una posición en el laboratorio del doctor Cotzias,

en el que trabajó entre 1971 y 1973.

A fines de ese año se trasladó a Los Angeles, habiendo sido

reclutado por el decano de UCLA para formar y dirigir el

Harbor UCLA Medical Center Nuclear Medicine Department,

en él que se desempeñó hasta 1995, cuando se retiró y

regresó a Chile. Trabajó en Medicina Nuclear, dedicándose

al desarrollo del neurospect en Chile por los siguientes

veinte años. Tuvimos la enorme fortuna de contar con él,

en Clínica Las Condes.

Cuando iniciaba mi beca en Cardiología en el

Johns Hopkins

Hospital,

en Baltimore, Maryland, se comenzaba a hablar

de “Cardiología Nuclear”. Interesado en el tema, fui infor-

mado de que, si iba a estudiarlo, había dos referentes

en el mundo: El Dr. Henry Strauss y el Dr. Ismael Mena, a

quien aún yo no conocía. Muchos años más tarde tendría

la suerte de encontrarlo en nuestra clínica y de trabajar

con él en temas cardiológicos que nos reunían. Además de

admirar su sabiduría, su experiencia, su claridad y preci-

sión al exponer en las reuniones de Neurología, pude llegar

a conocer su enorme contribución a la comprensión de

cómo funciona el cerebro en salud y en enfermedad. Las

dudas que pudiéramos tener respecto al significado de una

lesión vascular cerebral específica eran siempre aclaradas

en esas reuniones con su interpretación de los Spects cere-

brales que le solicitábamos y cuyo desarrollo en el mundo

él lideró.

También tuve la suerte además de poder compartir con

él en ocasiones “no médicas”, jugando golf, comiendo

en la casa de su hijo Francisco y pasando unos días

juntos en un lago, en el sur. En todas esas ocasiones me

sorprendió su agudo sentido del humor, su capacidad

de oír sin imponer sus puntos de vista ni su vasta cultura

y sus amplios conocimientos, el amor que sentía por su

familia, su admiración por la naturaleza, su ética general

y su profunda Fe.

El doctor Mena dejó una enorme herencia científica

médica. Publicó más de 250 trabajos y 27 libros y

capítulos específicos en los mismos. Recibió múltiples

premios y distinciones, y enseñó a muchos alumnos,

residentes y becados, incluyendo a varios médicos

nucleares que actualmente ejercen en nuestro país y

a toda una generación que lo hace en Francia. Por esta

importante contribución a esa nación, el año 2004

recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Univer-

sidad de Auvergne, Francia. El vicepresidente de la

universidad francesa, el profesor Jean Maublant, habló

del Dr. Mena como uno de los pioneros de la Medicina

Nuclear a nivel mundial y como el padre de la Medi-

cina Nuclear francesa. También en 1998 fue nombrado

Editor en Jefe de la Revista Latinoamericana de Medi-

cina Nuclear (ALASBIMN), cargo que mantuvo por 10

años y que la convirtió en la primera revista científica

publicada electrónicamente en América Latina. Su

enorme creatividad le permitió desarrollar

softwares

para la evaluación de la función cerebral y ampliar los

horizontes de su especialidad en Chile y en el mundo.

Su muerte no solo representa una enorme pérdida

para su familia y sus amigos, sino también para los

que tuvimos la suerte de conocerlo y trabajar con

él, y para Clínica las Condes y la medicina chilena. Lo

extrañaremos, pero su contribución perdurará y nos

acompañará en nuestra vida profesional y personal,

como así también su sonrisa, siempre presente, que

no supimos si se debía a que acababa de descubrir

algo más o que agradecía todo lo que la vida le había

dado.

Dr. Héctor Ducci B.

[IN MEMORIAM]