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3.1.2. Pleurectomía/decorticación

Aunque está asociada a mayor riesgo de recidiva local que la

pleuroneumonectomía, presenta menos complicaciones que

aquélla (66), y se orienta fundamentalmente a liberar el pulmón

y la pared torácica de la constricción provocada por el tumor.

Los pacientes con presencia macroscópica difusa de tumor en

la pleura parietal, pero sólo focal en la visceral, son los mejores

candidatos para este tipo de cirugía. Puede realizarse mediante

VATS,

que presenta la ventaja de minimizar la morbilidad

asociada a la toracotomía (67, 68) y se puede hacer pleurodesis

en el mismo acto si la resección completa no es factible.

Aunque la neumectomía extrapleural plantea un abordaje más

radical, en los últimos años se han cuestionado mucho sus

ventajas sobre la pleurectomía/decorticación (69, 70), y en un

reciente estudio randomizado en el Reino Unido (estudio MARS,

Mesothelioma and Radical Surgery

”) no se demostró la superio-

ridad de una sobre otra (71). Por otro lado, el estudio MARS ha

sido duramente criticado por las importantes desviaciones que

se produjeron sobre el protocolo planteado inicialmente y por

el número de pacientes que finalmente quedaron incluidos en

cada una de las ramas del estudio (72) . En todo caso, y aunque

para algunos grupos con amplia experiencia en ambas técnicas

se considera inadecuado dejar restos de tumor macroscópica-

mente visible (lo que lleva a un peor pronóstico), va ganando

adeptos la idea de

resecar el mayor volumen posible del tumor

pero preservando el pulmón subyacente

y combinando en todo

caso la cirugía con quimioterapia y radioterapia, en el marco de

una terapia trimodal (73).

3.2. Radioterapia en el mesotelioma pleural maligno

La radioterapia radical aplicada a todo un hemitórax está seria-

mente limitada por el riesgo de dañar órganos críticos como

el pulmón, hígado, corazón, médula espinal y esófago, y para

paliarlo se están optimizando las técnicas de aplicación (74),

aunque no hay evidencias convincentes de que por sí sola

prolongue la supervivencia de los pacientes con mesotelioma

(75). Por otro lado, la

radioterapia paliativa

juega un papel

importante para controlar el dolor provocado por infiltración

de la pared torácica (76, 77). Clásicamente se había recomen-

dado administrar radioterapia profiláctica para evitar la siembra

tumoral en las cicatrices de toracoscopia o toracotomía (78, 79)

pero esta práctica no está soportada por las evidencias disponi-

bles y se desaconseja en la actualidad (38, 39).

3.3. Quimioterapia, inmunoterapia y otras terapias

personalizadas

En las guías clínicas recientes se recomienda no demorar la

administración de quimioterapia y se debería tomar en consi-

deración antes de que aparezca deterioro funcional del paciente

(38, 39). La combinación de varios agentes (incluyendo peme-

trexed y compuestos de platino) produce en general mejores

resultados que la monoterapia (80, 81). La tendencia actual se

orienta a investigar nuevas

dianas terapéuticas

centradas en

controlar angiogénesis y vías apoptóticas a través de ligandos

específicos, incluyendo PDGF (“

platelet derived growth factor

”,

que se sobreexpresa con bastante frecuencia en el mesotelioma

y se asocia a peor supervivencia) y

mesotelina

(que se expresa

sólo en el subtipo epitelial) entre otros (82, 83). También dentro

de la terapia multimodal, la

inmunoterapia

puede jugar un

importante papel en el tratamiento del mesotelioma, porque

este tumor es capaz de evadir el sistema inmune a través de

células T-reguladoras (

Treg

) y macrófagos M2. Por ello, nuevas

estrategias terapéuticas que combinan la citoreducción quirúr-

gica, quimioterapia, inmunoterapia y radioterapia podrían

conseguir un mejor control de la enfermedad (84). Desde la

inmunoterapia pasiva (usando citoquinas o anticuerpos espe-

cíficos) hasta la modulación de la respuesta inmune mediante

células dendríticas u otras, hay un amplio espectro de posibi-

lidades para conseguir efectos antitumorales marcadamente

sinérgicos (85-87).

3.4. Pleurodesis

El control del derrame pleural es prioritario en la mayoría de

los pacientes con tumor pleural, incluyendo el mesotelioma y la

pleurodesis con talco puede ser una buena opción. No obstante,

en nuestra experiencia suelen producirse más fallos de la pleu-

rodesis en este tumor que en otros (ver Tabla 5) y hay posibles

explicaciones para ello:

- Dificultad para re-expandir adecuadamente el pulmón,

enclaustrado por el tumor (88). Así, estudios previos de nuestro

Grupo evidencian que la extensión del tumor en la cavidad

pleural influye negativamente sobre la pleurodesis (89). El grado

de afectación de la pleura visceral -que implica una mayor

dificultad para la re-expansión pulmonar- guarda relación en

nuestra serie de derrames pleurales malignos con el resul-

tado de la pleurodesis (ver Tabla 5) y observamos una estrecha

correlación entre esa afectación y el

pH d

el

líquido pleural

(r=-0,402, p

<

0,001), de modo que un pH bajo hace más

probable que la pleura visceral se encuentre afectada difusa-

mente.

- Además de los factores mecánicos, es probable que influyan

también en la pleurodesis otros factores biológicos no bien

conocidos hasta la fecha. Desde hace varias décadas se ha rela-

cionado el pH bajo en el líquido pleural con un peor pronóstico

en mesoteliomas (90) -y también en otros tumores- y con una

peor respuesta a cualquier intento de pleurodesis (91), aunque

no quedan claros los mecanismos biológicos implicados. En los

últimos años se está prestando mucha atención a la regulación

del pH intra y extracelular en los tumores, especialmente en los

más agresivos (92-94) y parece que un pH extracelular ácido

[Aspectos diagnósticos y terapéuticos en el mesotelioma pleural maligno - Dr. Francisco Rodríguez P.]