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grafía de rayos X, también conocida como difracción de rayos X.
Esta técnica consiste en la aplicación de un haz de rayos X a una
estructura y luego imprimir una placa fotográfica con todos los
rayos que la han atravesado y que han sufrido una difracción por
el objeto interpuesto.
Si imaginamos un cristal, vemos la luz que la atraviesa e impri-
mimos la imagen que queda luego de que el cristal es atrave-
sado por la luz, podremos describir ese patrón impreso.
Lo interesante de esta técnica es que cada sustancia produce
un patrón propio, por lo que se pudo caracterizar muchos
compuestos inorgánicos y estudiar su estructura íntima.
Además, al aplicar algunas técnicas matemáticas, se pudo
deducir las estructuras tridimensionales de las moléculas estu-
diadas.
En los años 30 algunos investigadores llegaron a la conclusión
de que la estructura de muchas moléculas estaba estrecha-
mente ligada a su función, por lo que se inició la aplicación de
esta técnica a moléculas orgánicas, las que al no estar crista-
lizadas producían unos patrones de muy difícil interpretación.
Sin embargo en la década de los 40, tanto los aspectos técnicos
como los matemáticos estaban permitiendo realizar estudios de
diversas moléculas orgánicas de interés. Concretamente en el
laboratorio de Mering se estaba estudiando las características
del grafito.
El trabajo de Franklin en París fue muy provechoso. Publicó
más de 10 trabajos que destacaron en el medio científico por
su rigurosidad, detallismo, estructura y calidad de las conclu-
siones. Logró describir los diferentes tipos de carbón y dife-
renciar aquellos de los que se genera grafito al aplicarles calor
a partir de su estructura cristalográfica. Basada en sus estu-
dios, propuso como explicación de esta diferencia las distintas
moléculas que componían los distintos tipos de carbón.
En París Rosalind se sintió feliz. Esto es corroborado por varias
cartas que envió a su familia y que fueron recolectadas por sus
amigas y biógrafos. El trabajo en el laboratorio, sus investiga-
ciones y la relación con sus colegas fueron adecuados y produc-
tivos.
De vuelta en Inglaterra
En 1950, Rosalind postuló a una estadía en el laboratorio del
King’s College de la Universidad de Londres. A pesar de que
estaba bien en París, estaba en contacto con gente de Ingla-
terra, especialmente en lo referente a oportunidades laborales.
Estaba también interesada en la aplicación de las técnicas de
rayos x en biología, a pesar de que nunca la había estudiado.
Pero a través de conversaciones con otros colegas conocidos
llegó a la conclusión de que se podía aplicar a la biología, las
técnicas y razonamientos físicos y químicos de investigación.
Si había un lugar en donde se podía desarrollar esa manera de
ver la ciencia era en el laboratorio dirigido por Sir John Randall.
Randall había, entre otras cosas, desarrollado el magnetrón, la
pieza fundamental del radar, por lo que era casi un héroe en
Inglaterra.
En ese momento el laboratorio del King’s College estaba traba-
jando en el estudio del ADN y su aporte sería muy bienvenido.
Así que, una vez que se confirmó que había ganado la beca,
volvió a Londres con la esperanza de aplicar todo lo aprendido
en Francia en la investigación de la estructura del ADN.
De más está decir que le costó abandonar el laboratorio y sus
amigos con los que se había sentido tan a gusto los últimos tres
años, pero como una mujer voluntariosa que era, afrontó este
nuevo desafío.
En el Kings’ College
Su bienvenida no fue como ella esperaba. A poco andar se dio
cuenta de que su posición en el laboratorio no estaba bien defi-
Figura 2. Una de las imágenes captadas por Franklin y Gosling en el
estudio del ADN por medio de difracción de rayos x. Esta sería conocida
como Foto 51 y es la que observaron Watson y Crick cuando postularon
su modelo de la estructura del DNA. (Fuente :
http://en.wikipedia.org/wiki/Photo_51#/media/File:Photo_51_x-ray_diffraction_image.jpg)
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(4) 544-549]