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que su restricción contribuye a disminuirla. En los últimos 30
años, la disminución de un tercio del sodio ingerido produjo
una caída de la presión sistólica y diastólica en más de
10mmHg en promedio. Un reciente meta-análisis en relación
con la reducción de sodio en la dieta de los niños corroboró
una significativa caída de PA (14).
En estudios realizados en poblaciones con dietas especiales,
se logra importantes descensos de la presión. Así, con una
dieta con 4.7g de sal se obtiene un descenso de 5.0 y 3.0 mm
Hg para las presiones sistólica y diastólica respectivamente
(15-17).
Fehacientemente se ha demostrado que la mayor parte del
sodio es aportado por los alimentos elaborados industrial-
mente. Mattes (18) establece que el 77% del sodio se obtiene
de los alimentos procesados, un 12% proviene de los alimentos
naturales, el 6% se agrega en la mesa y un 5% durante la
preparación.
Jacobson et al comparan, en
EE.UU., los niveles medios de sodio
para productos procesados y de restaurantes idénticos, comparados
en los años 2005, 2008 y 2011, encontrando que el contenido de
sodio en los alimentos procesados se redujo en aproximadamente
el 3,5%, mientras que el contenido de sodio en los productos de
restaurantes de comida rápida aumentó en un2,6%. Esto demuestra
la ausencia de cambios estadísticamente significativos en el conte-
nido de sodio durante 6 años, lo que revela lo difícil que es lograr
una disminución de sodio acorde con lo indicado por la OMS (19).
Por otro lado, la ingesta actual es predominantemente defici-
taria en frutas y verduras, lo que equivale a ser rica en sodio y
pobre en potasio. Una alimentación rica en potasio disminuye
los valores de presión arterial y reduce los requerimientos de
medicamentos hipotensores (20).
En nuestro país, en un estudio realizado con la Junta Nacional
de Auxilio Escolar y Becas, se encontró, como ejemplo, que
un almuerzo tipo entrega 650 Kcal aportando 5,26
±
1,54g
de sal. Si extrapolamos que un niño recibe una dieta diaria de
1500 Kcal, se le aporta alrededor de 11g de sal por día (21).
El gobierno de Canadá establece que para el año 2020 la
ingesta de sodio en los adultos deberá estar entre 1200 y 2300
mg por día (22-23).
La restricción de sodio en la mamadera es importante, como se
demuestra en un estudio realizado en Holanda en la década del
80, con un seguimiento de 15 años, en donde hay un aumento
significativo de la presión arterial en aquellos niños que reci-
bieron fórmula versus leche materna, ya que la concentración
de sodio en las fórmulas era tres veces más alta que en la leche
humana, 0.8 g/día. Con alimentación al pecho la ingesta de
sodio durante los primeros meses de vida es menos de 0.23 g por
día. Esta situación fue corregida y las fórmulas lácteas actuales
cumplen con los requerimientos de la Academia Americana de
Pediatría, 20 a 60 mg Na por 100 calorías (24).
A continuación se presentan las recomendaciones para una
adecuada ingesta de cloruro de sodio de acuerdo a la edad
(25). De acuerdo a la recomendación OMS el máximo deben
ser 2.000 mg de sodio al día, que corresponde a 5 gr de sal.
Solo dos países en el mundo, Kenya y Malawi, cumplen la pauta
recomendada de ingesta de sal (26).
• 1 gramo hasta el año de edad.
• 2 gramos entre uno y tres años.
• 3 gramos entre cuatro y seis años.
• 5 gramos de seis años en adelante.
Como se observa en la tabla 1 y 2, la alimentación de los niños
con régimen normal aportó sodio elevado e ingesta baja de
potasio, excepto en los menores de 1 año. Al revisar la causa
de este aumento de sodio se encontró que correspondía
fundamentalmente al uso de alimentos procesados, lo que se
corrigió sustituyéndolos por alimentos naturales y en algunos
casos disminuyendo el agregado de sal (tabla 3). También
se elimina el sobre de sal de la bandeja de alimentación.
Creemos ser el único establecimiento hospitalario que se ha
preocupado de este importante cambio en la alimentación,
llevándola a la categoría de saludable. No encontramos en la
literatura nacional datos al respecto. Concomitantemente a
estos cambios, se realiza educación a las madres respecto a
alimentación saludable y se diseña material impreso y digital
de intervención que complemente la información entregada
durante la hospitalización.
Por último y de acuerdo a información aportada por autori-
dades norteamericanas, los potenciales beneficios a largo plazo
de reducir las calorías y el sodio en la población significaría un
ahorro de 108 billones de dólares si la disminución es moderada
y 255 billones de dólares para una reducción agresiva (27).
La posibles debilidades del estudio es no haber utilizado un "n"
muestral calculado para encontrar una diferencia que sustente
aún más la evidencia encontrada. Sin embargo, a pesar del "n"
muestral pequeño, el valor p reportado refleja que la tendencia
fue sustantiva.
Sería interesante realizar un estudio de mayor "n" muestral y
que además mida el nivel de NaCl y K después de retirada la
[Ingesta de sodio y potasio en niños de 0 a 15 años: lo medido versus lo esperado - Dr. Carlos Saieh A. y cols.]