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OTRAS CONSIDERACIONES ÉTICAS EN LA PRÁCTICA DE

LA CIRUGÍA ESTÉTICA

Otro aspecto ético que se hace presente en la cirugía esté-

tica es el de la indicación o la denegación de tratamiento

ante circunstancias consideradas límite (indicación correcta

de tratar). Ocurre en la práctica de la cirugía estética, que

hay personas que buscan un cambio radical en su aspecto

físico, que no puede ser alcanzado por razones de su propia

constitución física, herencia y fenotipo. Son personas que

anhelan un estereotipo muy lejano a sus propias caracterís-

ticas. Es obligación del profesional ser honesto y franco en

plantear las posibilidades reales de cambio. Este es uno de

los momentos de mayor encrucijada moral para un verdadero

profesional:

¿Hacer lo que el paciente pide a sabiendas que no es ni

medianamente alcanzable, más aún cuando el paciente

explicita su disposición a retribuir generosamente el acto

médico?

¿O denegar el tratamiento, explicando las razones por las que

no será alcanzable el resultado anhelado por esa persona? O

exponer una alternativa honesta informando detalladamente

los alcances y limitaciones de lo propuesto.

Nuevamente surge como guía orientadora priorizar el mejor

interés del paciente. En este sentido, cobra esencial impor-

tancia la calidad de la información que se entrega durante el

proceso de conocer al paciente y de lograr los diagnósticos

más certeros posibles. En esta etapa, la corrección y transpa-

rencia del acto médico brindan elementos sólidos para generar

confianza en la relación.

Un interesante ejercicio de conciencia profesional y justifica-

ción del acto médico, es el que se realiza cuando, ante una

disyuntiva de decisión límite, como en el caso expuesto, el

profesional puede fundamentar la decisión bajo estas interro-

gantes:

1. Criterios de equidad:

si el paciente es tratado en un

hospital público, en cuyo caso no percibiré honorarios por

servicio, ¿estaría dispuesto a defender la misma indicación

quirúrgica y a ejecutarla yo mismo?

2. Criterio de universalidad:

en un nuevo caso similar,

¿estaré dispuesto a defender ante mis colegas la misma deci-

sión de operar?

3. Criterio derivativo:

Si mi paciente decide cambiar de

médico por otro cirujano muy prestigiado ¿de igual modo le

aconsejaré que se realice la misma cirugía que yo le había

propuesto?

4. Criterio de imparcialidad:

si yo fuese el paciente bajo las

mismas circunstancias ¿estaría dispuesto a someterme a la

misma cirugía? O si un familiar cercano a mi solicita la misma

operación, ¿le aconsejaré someterse confiadamente, conven-

cido que logrará un beneficio?

5. Criterio de Fundamentación:

¿Estoy en condiciones de

sostener mis argumentos que fundamentan la decisión quirúr-

gica, ante otros colegas o en una reunión clínica?

Cualquier duda que surja en cualquiera de estas interrogantes,

debe hacer al cirujano abstenerse de indicar la cirugía y

someter el caso al juicio de sus pares, en una reunión clínica de

la especialidad. Pues resulta complejo y peligroso para el ciru-

jano fundamentar decisiones que estén amparadas en otros

criterios que no sean los estrictamente médicos.

Un complejo tema en cirugía estética es la actuación bajo los

deseos del paciente. Una vez más, debemos recordar que el

ámbito de las alteraciones a tratar en la dimensión estética, son

alteraciones que no significan riesgo para la salud biológica y

cuyo marco es la salud psico-social con sus variables de subje-

tividad conocidas y entendibles. Bajo estas consideraciones,

no existe situación de emergencia ni de urgencia, no existe

premura en el concepto médico. Por lo mismo que el elemento

eje de la relación médico paciente debe ser una comunica-

ción fluida, veraz, detallada y sincera, en que los tiempos serán

los necesarios para lograr toda la comprensión del problema

que el paciente necesita y tiene derecho a recibir. Bajo estas

premisas, no es aceptable ni correcto que el cirujano descuide

estos aspectos comunicacionales imprescindibles.

Una franca discordancia entre los deseos del paciente y el

juicio médico amparado en la

Lex Artis

, obliga al médico a

actuar con extrema cautela. En este punto es relevante aclarar

el respeto a la autonomía del paciente y los principios de bene-

ficencia y no maleficencia. La autonomía del paciente para

tomar decisiones, se refiere a la indicación médica, es decir,

a la consecuencia de un proceso de diagnóstico y pronóstico

que conduce en el profesional a plantear alternativas o posi-

bles cursos de acción. Estas alternativas suelen estar entre dos

extremos: por un lado estará la abstención de terapia y en

el otro extremo estará hacer “todo lo posible”, que también

se expresa como “todo lo que esté a nuestro alcance”. Estas

últimas expresiones, usadas y abusadas en la medicina hospi-

talaria, sobre todo en el ámbito quirúrgico y en unidades de

cuidados intensivos, suelen ser reflejo, de la pasión más que

de la razón para actuar. El cirujano plástico habitualmente

está en un punto intermedio entre estos dos extremos, en que

balancea muy bien los riesgos y beneficios del actuar. La auto-

nomía del paciente en este caso no debe entenderse como

su libertad de elegir lo que él o ella desea, sino como tener y

ejercer la libertad de elegir entre las distintas propuestas plan-

teadas por el o los especialistas, que son quienes poseen el

conocimiento técnico para plantear las mejores alternativas. El

cirujano poseedor del conocimiento y con la experiencia que

[BUENAS PRÁCTICAS EN CIRUGÍA ESTÉTICA: ALGUNAS CONSIDERACIONES DESDE LA BIOÉTICA-Dr. Jaime Arriagada S.]