119
OTRAS CONSIDERACIONES ÉTICAS EN LA PRÁCTICA DE
LA CIRUGÍA ESTÉTICA
Otro aspecto ético que se hace presente en la cirugía esté-
tica es el de la indicación o la denegación de tratamiento
ante circunstancias consideradas límite (indicación correcta
de tratar). Ocurre en la práctica de la cirugía estética, que
hay personas que buscan un cambio radical en su aspecto
físico, que no puede ser alcanzado por razones de su propia
constitución física, herencia y fenotipo. Son personas que
anhelan un estereotipo muy lejano a sus propias caracterís-
ticas. Es obligación del profesional ser honesto y franco en
plantear las posibilidades reales de cambio. Este es uno de
los momentos de mayor encrucijada moral para un verdadero
profesional:
¿Hacer lo que el paciente pide a sabiendas que no es ni
medianamente alcanzable, más aún cuando el paciente
explicita su disposición a retribuir generosamente el acto
médico?
¿O denegar el tratamiento, explicando las razones por las que
no será alcanzable el resultado anhelado por esa persona? O
exponer una alternativa honesta informando detalladamente
los alcances y limitaciones de lo propuesto.
Nuevamente surge como guía orientadora priorizar el mejor
interés del paciente. En este sentido, cobra esencial impor-
tancia la calidad de la información que se entrega durante el
proceso de conocer al paciente y de lograr los diagnósticos
más certeros posibles. En esta etapa, la corrección y transpa-
rencia del acto médico brindan elementos sólidos para generar
confianza en la relación.
Un interesante ejercicio de conciencia profesional y justifica-
ción del acto médico, es el que se realiza cuando, ante una
disyuntiva de decisión límite, como en el caso expuesto, el
profesional puede fundamentar la decisión bajo estas interro-
gantes:
1. Criterios de equidad:
si el paciente es tratado en un
hospital público, en cuyo caso no percibiré honorarios por
servicio, ¿estaría dispuesto a defender la misma indicación
quirúrgica y a ejecutarla yo mismo?
2. Criterio de universalidad:
en un nuevo caso similar,
¿estaré dispuesto a defender ante mis colegas la misma deci-
sión de operar?
3. Criterio derivativo:
Si mi paciente decide cambiar de
médico por otro cirujano muy prestigiado ¿de igual modo le
aconsejaré que se realice la misma cirugía que yo le había
propuesto?
4. Criterio de imparcialidad:
si yo fuese el paciente bajo las
mismas circunstancias ¿estaría dispuesto a someterme a la
misma cirugía? O si un familiar cercano a mi solicita la misma
operación, ¿le aconsejaré someterse confiadamente, conven-
cido que logrará un beneficio?
5. Criterio de Fundamentación:
¿Estoy en condiciones de
sostener mis argumentos que fundamentan la decisión quirúr-
gica, ante otros colegas o en una reunión clínica?
Cualquier duda que surja en cualquiera de estas interrogantes,
debe hacer al cirujano abstenerse de indicar la cirugía y
someter el caso al juicio de sus pares, en una reunión clínica de
la especialidad. Pues resulta complejo y peligroso para el ciru-
jano fundamentar decisiones que estén amparadas en otros
criterios que no sean los estrictamente médicos.
Un complejo tema en cirugía estética es la actuación bajo los
deseos del paciente. Una vez más, debemos recordar que el
ámbito de las alteraciones a tratar en la dimensión estética, son
alteraciones que no significan riesgo para la salud biológica y
cuyo marco es la salud psico-social con sus variables de subje-
tividad conocidas y entendibles. Bajo estas consideraciones,
no existe situación de emergencia ni de urgencia, no existe
premura en el concepto médico. Por lo mismo que el elemento
eje de la relación médico paciente debe ser una comunica-
ción fluida, veraz, detallada y sincera, en que los tiempos serán
los necesarios para lograr toda la comprensión del problema
que el paciente necesita y tiene derecho a recibir. Bajo estas
premisas, no es aceptable ni correcto que el cirujano descuide
estos aspectos comunicacionales imprescindibles.
Una franca discordancia entre los deseos del paciente y el
juicio médico amparado en la
Lex Artis
, obliga al médico a
actuar con extrema cautela. En este punto es relevante aclarar
el respeto a la autonomía del paciente y los principios de bene-
ficencia y no maleficencia. La autonomía del paciente para
tomar decisiones, se refiere a la indicación médica, es decir,
a la consecuencia de un proceso de diagnóstico y pronóstico
que conduce en el profesional a plantear alternativas o posi-
bles cursos de acción. Estas alternativas suelen estar entre dos
extremos: por un lado estará la abstención de terapia y en
el otro extremo estará hacer “todo lo posible”, que también
se expresa como “todo lo que esté a nuestro alcance”. Estas
últimas expresiones, usadas y abusadas en la medicina hospi-
talaria, sobre todo en el ámbito quirúrgico y en unidades de
cuidados intensivos, suelen ser reflejo, de la pasión más que
de la razón para actuar. El cirujano plástico habitualmente
está en un punto intermedio entre estos dos extremos, en que
balancea muy bien los riesgos y beneficios del actuar. La auto-
nomía del paciente en este caso no debe entenderse como
su libertad de elegir lo que él o ella desea, sino como tener y
ejercer la libertad de elegir entre las distintas propuestas plan-
teadas por el o los especialistas, que son quienes poseen el
conocimiento técnico para plantear las mejores alternativas. El
cirujano poseedor del conocimiento y con la experiencia que
[BUENAS PRÁCTICAS EN CIRUGÍA ESTÉTICA: ALGUNAS CONSIDERACIONES DESDE LA BIOÉTICA-Dr. Jaime Arriagada S.]