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se asocia con una mayor actividad de la lipoprotein-lipasa

endotelial y de la lipasa hepática sobre las partículas ricas en

triglicéridos, lo que induce al aumento en los remanentes

de VLDL y de partículas LDL ricas en triglicéridos, que son

sustrato de las lipasas, lo que favorece la presencia de

partículas LDL pequeñas y densas (9, 10).

DISLIPIDEMIA DIABÉTICA Y ATEROESCLEROSIS

En el estudio UKPDS, tanto c-LDL como c-HDL fueron las

variables que mostraron una mayor asociación independiente

con la enfermedad cardiaca coronaria en la diabetes

tipo 2 (15). En este punto hay que resaltar que el riesgo

cardiovascular es muy dependiente de la concentración de

LDL y HDL, pero rara vez la concentración de c-LDL está muy

elevada en la diabetes.

Las partículas LDL pequeñas y densas son más aterogénicas

debido a que tienden a la hiperagregación, a diferentes

modificaciones como la glicosilación o la oxidación que

las hacen más susceptibles a la fagocitosis por parte de los

macrófagos subendoteliales, y por otra parte, tienen un

catabolismo disminuido por su menor afinidad al receptor

hepático de las LDL, lo que permite un mayor tiempo de

residencia vascular y paso al espacio subendotelial (16). Algo

semejante ocurre con las partículas HDL, que no solamente

se encuentran disminuidas en número, sino que son

partículas más pequeñas y densas, pobres en Apo AI y con

menor capacidad de captación periférica de colesterol y, por

lo tanto, funcionalmente menos eficaces.

METAS DE LÍPIDOS EN PACIENTES DIABÉTICOS

Aún cuando los pacientes diabéticos frecuentemente

presentan elevación de los niveles séricos de triglicéridos y

bajos niveles de c-HDL, el objetivo primerio es la reducción

del c-LDL.

Las guías del

American Heart Association

y

American College

of Cardiology

(AHA/ACC) recomiendan que todo diabético

tipo 1 o 2 entre la edad de 40 a 75 años y con niveles de

c-LDL superiores a 70mg/dL debe recibir una estatina de

moderada intensidad o alta intensidad, dependiendo del

riesgo (17). De igual forma, las recientes guías de la

American

Diabetes Association

(ADA) están en línea con estas guías

no estableciendo metas de c-LDL y recomiendan el uso

de estatinas en todo diabético mayor de 40 años o menor

de 40 años con enfermedad CV o presencia de factores de

riesgo (18).

Por otra parte, la

International Atherosclerosis Society

(IAS) (19)

la Sociedad Europea de Cardiología (20) recomiendan metas

de col-LDL bajo 100mg/dl en diabéticos sin enfermedad

cardiovascular. En diabéticos de alto riesgo cardiovascular

(portadores de enfermedad cardiovascular o factores de

riesgo asociados), se debería lograr una meta de col-LDL de

menos de 70mg/dL. El Consenso del Ministerio de Salud de

nuestro país recomienda considerar a los pacientes diabéticos

como de alto riesgo cardiovascular y establece como meta

terapéutica lograr niveles plasmáticos de col-LDL de menos

de 70mg/dL o al menos una reducción del 50% del nivel

basal de col-LDL (21).

Por otra parte y considerando que los diabéticos con gran

frecuencia presentan elevación de triglicéridos y bajos

niveles de c-HDL, se recomienda como objetivo terapéutico

secundario el colesterol no-HDL (colesterol total menos

c-HDL), que se ha visto tiene un muy buen poder predictivo

de desarrollo de enfermedad cardiovascular. De acuerdo a

las guías de IAS y de la ADA, las metas de c-no HDL debería

ser de menos de 100mg/dl y 130mg/dl para diabéticos

con y sin factores de riesgo o enfermedad cardiovascular

respectivamente (19, 20). En forma similar, la

National Lipid

Association

(NLA) (22) recomienda una meta en c-LDL de

menos de 70mg/dl y de c-no HDL de menos de 100mg/dl

en diabéticos tipo 1 o 2 con ECV, dos o más factores de riesgo

CV (edad

>

45 años para hombres,

>

55 años para mujeres;

historia familiar de enfermedad coronaria prematura;

tabaquismo; presión arterial

>

140/90mmHg; o c-HDL

bajo

<

40mg/dl hombres,

<

50 mg/dl mujeres), o evidencia

de daño terminal de órgano (retinopatía, relación albumina/

creatinina en orina

>

30mg/g, o nefropatía crónica). En

diabéticos sin alguna de estas condiciones la meta de c-LDL

recomendada es de menos de 100mg/dl y de c-no HDL

inferior a 130mg/dl.

En consecuencia, existen varias guías para el manejo de las

dislipidemias en diabéticos, pero todas ellas establecen el

uso de estatinas en la mayoría de los pacientes.

TRATAMIENTO

1. Cambios de estilo de vida

En pacientes diabéticos los cambios de estilo de vida son

fundamentales en el control metabólico. En pacientes

con sobrepeso u obesidad, una reducción moderada

del peso corporal (5-10% del peso) se asocia a mejoría

de la sensibilidad a la insulina, mejor control glicémico,

reducción de los triglicéridos y aumento del c-HDL séricos

(23, 24).

En cuanto a la composición de la dieta, para lograr reducir

los niveles de c-LDL se recomienda una alimentación baja en

grasas hidrogenadas y saturadas con aumento del consumo

[DISLIPIDEMIA DIABÉTICA - Dra. Ada Cuevas M. y col.]