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El plan se implementaría en los tres niveles de salud

existentes en Chile. En este contexto, la persona con

demencia ingresará a la oferta pública por medio del nivel

primario de salud, vale decir, los centros asistenciales

locales, a través del Examen de Medicina Preventiva

(EMPAM). En este espacio existirá un equipo específico

para la atención de las demencias, el cual se relacionará

directamente con los dispositivos y programas de

tratamiento y apoyo, situados en la atención secundaria,

correspondiente al nivel de especialidad, los cuales serán

los centros diurnos de atención para las personas con

demencia leve o moderada y las clínicas de memoria que

buscan dar respuesta a demencias de alta complejidad.

Será el gestor de casos quien evaluará si es posible

mantener al usuario en la atención primaria o se deriva

a la atención secundaria, siempre teniendo en cuenta la

provisión de cuidados de larga duración en los distintos

estadios de la condición de demencia. El nivel terciario, la

hospitalización, será considerada en casos de ser requerida

y necesaria.

Durante el año 2016 se contempla la implementación de

siete centros de atención diurna, dispositivos diseñados a

partir del piloto Centro Kintun en la comuna de Peñalolén,

con un enfoque sociosanitario que buscan intervenir por

medio de variables físicas y psicosociales en las personas

que viven con demencia leve y moderada, con la finalidad

de promover la participación de la persona con demencia y

lograr un mejor ajuste y adaptación al vivir con demencia

en ellas, sus familias y la comunidad. Estos dispositivos

incluyen un equipo multidisciplinario, que lleva a cabo,

entre otras acciones, atención directa en centro diurno,

visitas domiciliarias y educación al entorno familiar y

la comunidad. Se configura así como un dispositivo

sociosanitario transitorio articulado con el resto de la red

y los programas de salud pública del país y del área social

municipal y regional.

Conclusiones

La demencia se ha constituido en un problema importante

para la política en salud y desarrollo social. Si bien no existe

tratamiento curativo para la enfermedad, la evidencia actual

señala con claridad que sí puede brindarse tratamiento y

apoyo que permita modular el impacto de la condición en la

calidad de vida de las personas y su entorno familiar. De este

modo, las acciones integradas de carácter psicosocial o no

farmacológicas (como la educación a cuidadores, la adaptación

de los ambientes cotidianos y la generación de dispositivos

especializados de apoyo y tratamiento, el manejo farmacológico

y no farmacológico de síntomas neuropsiquiátricos, entre

otros) emergen como la principal línea de tratamiento.

Las acciones para el abordaje de las demencias deben

articularse a través de planes o estrategias locales. Dichos

planes deben incorporar objetivos en los diferentes niveles

de impacto de la condición, con el propósito de promover la

mejor calidad de vida posible aunque se viva con demencia.

En línea con las recomendaciones internacionales, Chile

ha generado progresivamente un escenario político para

el enfrentamiento de las demencias, lo que confluyó en

el desarrollo de la primera propuesta de

Plan Nacional

para las demencias,

presentado durante el año 2015 a la

sociedad civil.

Dicho plan busca identificar los contextos ya existentes

que de algún modo dan respuestas a necesidades de las

personas con demencia en la actualidad, con el fin de

potenciarlos e implementar nuevas acciones y dispositivos

que según la evidencia y recomendaciones internacionales

representarían un aporte en nuestro contexto particular.

De este modo, la atención primaria en salud desempeña un

rol fundamental en la detección y diagnóstico oportuno y

en la entrega de tratamiento y apoyo de primera línea. De

igual modo, el plan considera la generación progresiva de

equipos especializados tanto a nivel primario y secundario

de atención en salud. Se observa además que el plan no se

limita únicamente al sector salud, sino que involucra otros

sectores por medio de acciones como la actualización

del circuito jurídico, la formación de capital humano

capacitado para una atención adecuada a personas con

demencia y la educación a la comunidad para la reducción

del estigma hacia esta condición, entre otras.

En el círculo virtuoso del cuidado de las demencias

confluyen cuatro actores: la familia, la persona que vive con

demencia, el Estado y la sociedad civil. El aporte de la familia

se sustenta en el apoyo y la solidaridad intergeneracional.

Las personas que viven con demencia deben ser respetadas

en su biografía y consideradas en las opciones de cuidado

que se les entrega. El interés del Estado debe apuntar a

proveer un mínimo de condiciones de vida, basado en los

derechos ciudadanos y la construcción de una sociedad

más inclusiva. Finalmente, la sociedad civil representa

un aliado y un articulador de las políticas públicas, pues

genera acciones para la población más vulnerable y provee

servicios de calidad en territorios específicos y representa

el escenario para la toma de conciencia sobre la condición.

Si bien las brechas son muchas, Chile avanza en el abordaje

de las demencias, aunando esfuerzos intersectoriales y

promoviendo la actuación conjunta del sector público, la

sociedad civil y la academia.

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(3) 286-296]