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Sin embargo, no basta tener el diagnóstico y los dispositivos.
Hace falta la calibración apropiada para cada caso. La calibración
de audífonos se realiza en la casa donde el paciente adquirió el
dispositivo y se basa, entre otras cosas, en la audiometría, que
clasifica y cuantifica la magnitud de la hipoacusia. Una vez cali-
brados y adaptados al oído, nuestro laboratorio evalúa cuánta ha
sido la ganancia auditiva, a través de una audiometría a campo
libre con audífono. Cuando no hay beneficio para el paciente,
ya sea en la discriminación de lenguaje (pacientes post y/o peri
locutivos) o en la adquisición de éste (pacientes pre locutivos ), se
procede a ofrecer el implante coclear.
Ahora bien, la activación y ajustes de dispositivos auditivos no
sólo se basan en el diagnóstico audiológico. Frente a un mismo
diagnóstico audiológico, los procedimientos de encendido, cali-
bración, selección de filtros y ajustes, no son siempre los mismos.
Ejemplo: el audífono y el procesador del implante, no se regula
igual en un niño como en un adulto mayor, aunque la audiome-
tría sea muy similar. El desempeño que se busca, no es igual.
Tampoco es lo mismo haber perdido la audición en forma súbita
que en forma progresiva. Estos pacientes presentarán diferente
reacción con el uso de sus dispositivos auditivos.
Es básico y primordial evaluar al paciente en su individualidad:
esto es pre, peri o post lingüístico:
• Cuál es etiología de la hipoacusia
• Edad
• Discapacidades asociadas
• Entorno familiar y/o red de apoyo
• La comprensión del proceso por parte del paciente
• Entorno en que se desenvuelve el paciente
• Cuáles son las expectativas del paciente y grupo cercano
• Acceso a terapia adecuada y consistente
• Estado anímico y perfil sicológico del paciente
• Tiempo de deprivación auditiva
Con el propósito de entregar algunas observaciones prácticas
para profesionales que participarán en la rehabilitación auditiva
de pacientes implantados, agruparemos de acuerdo a su grupo
etario:
Recién nacidos y niños, adolescentes, adultos y adultos mayores.
RECIEN NACIDOS Y NIÑOS CON HIPOACUSIAS SEVERAS
A PROFUNDAS
En este grupo etario, quienes consultan y están angustiados, son
los padres y/o los cuidadores responsables del niño. Es a ellos a
quienes debemos calmar, orientar y educar.
El momento del diagnóstico de hipoacusia es un momento de
“
shock
”. Los padres no logran asimilar la dimensión de la situación.
Muchas veces nos preguntarán lo mismo y tendremos que volver
a explicar. Bien sabemos que el médico previamente les informó
la situación, pero en la mayoría de los casos, en ese momento de
confirmación diagnóstica, no entendieron mucho.
La aceptación de la discapacidad de un hijo no es inmediata ni
permanente en el tiempo. Tampoco se da en forma simultánea
en ambos progenitores, lo que incide en la disposición al trata-
miento posterior. Muchas parejas no superan el duelo de tener
hijos con discapacidad. Vemos muchas madres solas y sobrecar-
gadas emocional y económicamente
Recordemos que ésta es además una “discapacidad invisible”, “no
la vemos” cuando miramos al paciente. Ellos entonces, quieren
que los dispositivos auditivos, ya sean audífono ó implante
coclear, compensen de forma mágica e inmediata, la sordera.
Aquí la “asesoría” cobra relevancia. Debemos tener padres que
confíen en nosotros.
Les explicamos con detalle las audiometrías de sus hijos de
manera que comprendan el porqué de las dificultades del
paciente, reforzamos que este equipamiento con el dispositivo es
un proceso que requiere ajustes, en base a observación de reac-
ciones del niño y que el rol de ellos es fundamental en compro-
miso, amor y dedicación. Un niño que se siente querido, aceptado
y apoyado por sus padres, tiene mucho mejor pronóstico en su
futuro desempeño que aquel que no lo tiene.
Advertimos que los controles auditivos y la terapia adecuada
serán periódicas y por muchos años, por no decir, toda la vida.
En el caso de los pacientes candidatos a implante coclear, las
entrevistas “pre implante” son parte del protocolo y se suman a
entrevistas con sicólogo. Estas apuntan al mismo objetivo: tener
padres confiados, informados, comprometidos y cooperadores.
Hasta este último tiempo, el hecho que el beneficio AUGE de
salud, se aplique a niños con diagnóstico de hipoacusia hasta los
2 años de edad, ha aliviado enormemente a los padres, por ser un
beneficio económico importante. Ellos comienzan a presionar a
sus prestadores de salud, para cumplir con el plazo estipulado e
institución en la que ellos quieren ser atendidos.
Es fundamental contar con otros profesionales, que apoyen esta
orientación y gestión administrativa.
Los tecnólogos médicos, debemos confirmar estos diagnósticos
de hipoacusia, con exámenes confiables en niños muy pequeños,
muchas veces con padres que ya han comenzado el tratamiento
en otros centros médicos y son reubicados con nosotros por indi-
cación de sus prestadores de salud.
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(6) 819-823]