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Debemos recordar, que en la mayoría de estos casos, la decisión

de implante coclear, fue tomada por los padres.

Contar con apoyo sicológico para paciente y padres, se hace

fundamental.

No es una sorpresa el hecho que los adolescentes pasen meses sin

usar su dispositivo. Con certeza, cuando se avecine la salida del

colegio y tengan que decidir su futuro educacional y/o laboral,

volverán a usar el dispositivo y reclamarán que no oyen bien.

Sin duda, la última calibración será “molesta“ y veremos que la

adherencia del imán es insuficiente. Nuestro paciente ha crecido,

engordado y el colgajo muscular que cubre el imán, también.

Tendremos que aumentar su potencia y recalibarar el procesador.

Es muy recomendable que se formen grupos de jóvenes implan-

tados, que se conozcan entre ellos y compartan experiencias.

ADULTOS POST LOCUTIVOS IMPLANTADOS

Son muchas las causas por las que llegan adultos a usar un

implante coclear. Un adulto post locutivo usuario consistente

de audífonos o con diagnóstico de sordera súbita bilateral, se

adaptará rápidamente al dispositivo. Esto lo observamos por

ejemplo, en adultos en etapa laboral, que deben seguir traba-

jando inmersos en el mundo oyente.

Mientras mayor sea la necesidad del paciente por oír, mayor será la

disposición a adaptarse a las situaciones sonoras que se presenten.

Son pacientes lúcidos, con memoria auditiva que pueden, en la

mayoría de los casos, expresar su sensación auditiva frente a los

estímulos eléctricos al momento de calibrar: este sonido es más

agudo, muy suave, este es molesto, entre otros.

Este incide directamente en la obtención de un mapa auditivo

cómodo. El éxito de una buena calibración está en la correcta

interpretación que hace el audiólogo, de las sensaciones auditivas

que el paciente refiere frente al estímulo.

Probablemente muchas de las situaciones emocionantes que

vivimos en los momentos del “encendido” han ocurrido con este

grupo de pacientes. Oyen su voz, la de sus parejas y familiares y se

emocionan profundamente.

Sin embargo, muchos otros, son altamente exigentes. Algunos de

sus comentarios son:

“esto no suena como antes”… “escucho mucho ruido”… “No

entiendo cuando hablan en la mesa”… “las voces suenan como

Pato Donald”... “no entiendo al hablar por teléfono” … “no disfruto

de la música”…

La asesoría post implante cobra relevancia.

PACIENTES ADULTOS MAYORES CON IMPLANTE

COCLEAR

En este grupo de pacientes, no sólo nos relacionaremos con el

paciente, si no que con su pareja y/o hijos.

Son estos últimos quienes traen al paciente que ha comen-

zado a aislarse y se angustian frente a la posibilidad de un

deterioro cognitivo.

Por lo tanto, la presencia de alguno de ellos es fundamental para

asegurarnos que se cumplan nuestras indicaciones y se aclaren

dudas al resto del grupo familiar.

El manejo y cuidado del dispositivo requieren de explicaciones

breves y simples: cómo encender, apagar y cargar baterías, en

primera sesión.

En otra sesión, procedemos a resaltar la importancia de deshu-

midificar el procesador y usar lo básico del control remoto. En

sesiones posteriores seguimos reforzando estos y otros cuidados.

Cabe destacar que adultos mayores, sobre 70 años, se bene-

fician notoriamente con implante coclear. Son buenos usua-

rios, no son tan exigentes como sus pares más jóvenes. Tienen

expectativas claras y precisas: quieren comunicarse con sus

seres queridos cercanos.

Ya que la mayoría de nuestros pacientes adultos mayores son

usuarios de implante unilateral con pobre o nulo beneficio de

audífono contralateral, aclarar en reiteradas oportunidades las

limitaciones de la audición monoaural, será imprescindible.

Esto es, explicar con detalle a los familiares que el paciente

implantado no entenderá lenguaje en ambientes ruidosos y no

localizará la fuente sonora a menos que el sonido impacte el oído

implantado. Deberán tener contacto visual con el implantado

durante la conversación, de manera que pueda sumar apoyo de

lectura labial y expresión facial.

Si llevamos esta indicación a la vida diaria, el paciente, no logrará

seguir toda la conversación en una mesa familiar con niños, donde

todos hablan a la vez y se suma el ruido de platos y cubiertos. Esto

no es fácil de aceptar por parte del paciente ni de la familia.

Nuestra calibración está dirigida a obtener un mapa cómodo,

donde especialmente los sonidos agudos no molesten. La audio-

metría no necesariamente debe promediar los 15-20dB HL.

No les gustan las variaciones en la calibración ni juegan con dife-

rentes filtros. Les basta el filtro para ruido y se adaptan a un mapa

auditivo. No les gustan los cambios.

El propósito es que el paciente use su dispositivo y no se aísle.

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(6) 819-823]