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timpánica y el laberinto membranoso del oído interno

(ectodermo neural).

El mesodermo participa en la formación de los músculos y

cartílagos auriculares del oído externo, los huesecillos, los

músculos del martillo y del estribo, la capa media de la

membrana timpánica, el laberinto perióstico y la cápsula

interna del oído interno.

El endodermo contribuye en el desarrollo del oído medio,

formando el sistema tubotimpánico de celdillas aéreas,

desde la trompa de Eustaquio, la capa interna de la

membrana timpánica, el epitelio de la caja del oído medio,

y de las celdillas mastoideas.

El oído externo y medio derivan de los dos primeros arcos

branquiales, de la primera hendidura ectodérmica y del

primer saco endodérmico según la teoría de Wood y Jones

(Tabla 1); en cambio, el oído interno deriva de la vesícula

ótica (Figura 1).

Pabellón

Osículos

1º Arco branquial

Trago - Raíz del helix

Cabeza de martillo

Helix superior

Cuerpo del yunque

2º Arco branquial

Helix inferior

Apófisis larga del martillo

Antitrago

Apófisis descendente del yunque

Concha auricular

Las cruras del estribo y la cara timpánica de la

platina (la cara vestibular se origina del otocisto)

1º HendidUra branquial

Conducto auditivo externo

1º bolsa faríngea

Trompa de Eustaquio-caja timpánica-ático-antro y celdas mastoideas

Tabla 1.teoría de woods y jones

Verde: 1º Arco branquial. Rojo: 2º Arco Branquial. Azul: 1º Hendidura

Branquial. Naranja: Bolsa faríngea. Marrón: Otocisto Neural

Figura 1.

Etiopatogenia

Diferentes noxas pueden generar una detención o malfor-

mación durante la embriogénesis del oído externo, medio

o interno principalmente en el período comprendido entre

la tercera y décima semana de gestación. Estas alteraciones

pueden ocurrir debido a una embriopatía infecciosa por

rubeóla, citomegalovirus o

toxoplasma gondii,

metabólica

como el hipotiroidismo o cretinismo endémico, tóxica por la

ingesta de drogas ototóxicas como la isotretinoina, talidomida,

aminoglucósidos o alcohol, genética, aislada o asociada a un

síndrome polimalformativo, o de causa indeterminada.

La atresia del CAE se debería a la ausencia de reabsorción del

tapón meatal, o a un hiperdesarrollo del cartílago de Reichert

(segundo arco branquial). Las fijaciones congénitas del

estribo, aisladas o asociadas a otras malformaciones osicu-

lares, podrían deberse a la ausencia de diferenciación del liga-

mento anular de la platina. Las malformaciones del martillo

y del yunque pueden tener origen en una alteración de la

diferenciación del cartílago de Meckel (primer arco branquial)

dando lugar a una malformación de los huesecillos, o a una

fijación anómala del martillo y yunque. En algunos casos, se

encuentra una persistencia de la arteria estapedial.

Muchas malformaciones del oído son de origen genético,

en relación con la mutación de un gen o de la transmi-

sión de genes de expresividad variable. La transmisión

sería en la mayoría de los casos de tipo autosómico domi-

nante con penetrancia variable, aunque se han descripto

casos de transmisión recesiva o ligada al cromosoma X. La

mayor parte de los genes causales intervienen en la regu-

lación de la embriogénesis craneofacial, como en el caso

del síndrome de Treacher-Collins (gen TCOF1). Presentan

también un origen genético y anomalías morfológicas del

oído interno, el síndrome de Pendred de transmisión auto-

sómica recesiva, el síndrome de Waardenbur y el síndrome

branquio-oto-renal, estos últimos dos de herencia autosó-

[ATRESIA CONGÉNITA DEL OÍDO Y SU MANEJO - Dr. Daniel Orfila y col.]