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Existen además algunos reportes que favorecen el uso

de gotas tópicas o naturopáticas, sin embargo, diversas

revisiones de medicina basada en evidencia del grupo

Cochrane, concluyen que no hay suficiente evidencia para

indicarlas como tratamiento de elección (23,25,26).

Los analgésicos opioídes son una alternativa para otalgias

muy intensas, pero por sus efectos secundarios y los

riesgos de depresión respiratoria, especialmente en niños,

hacen desaconsejable su utilización como primera línea,

excepto en condiciones que el clínico lo estime, sopesando

los riesgos versus beneficios.

No existe consenso en el uso de antibióticos en esta

enfermedad dado que con frecuencia es autolimitado y

cursa con pocas complicaciones. Sin embargo, dado que las

complicaciones pueden ser graves, hay muchas revisiones

en curso para definir qué pacientes son susceptibles de ser

observados y cuáles deben recibir antibióticoterapia y cuál

antibiótico debe prescribirse.

En la revisión del consenso de AAP del 2013 de manejo en

otitis media aguda (3) destaca como sugerencia que deben

tratarse con antibióticos los pacientes menores de 6 meses,

aquellos que cursen con otitis severa (pacientes con otitis

media aguda bilateral o unilateral, con otalgia moderada o

severa de más de 48 horas de evolución y fiebre mayor o

igual a 39º C, niños menores de 24 meses con otitis media

aguda bilateral no severa (otalgia leve

<

48 horas con fiebre

<

39ºC). Se justifica este manejo dado que aumenta la

probabilidad de resolución de los síntomas y de la OMA,

disminuyendo el riesgo de complicaciones comparado con

los riesgos asociados a antibióticos (diarrea, dermatitis del

pañal, costos y resistencia antibiótica).

Se define al grupo susceptible de ser observados o tratados

inicialmente con antibióticos, aquellos pacientes entre 6 y

23 meses con OMA unilateral leve (otalgia leve

<

48 horas y

<

39ºC) y los pacientes mayores de 24 meses con OMA uni

o bilateral sin síntomas de severidad. Esta decisión debe ser

previamente discutida con los cuidadores del niño y debe

asegurarse un adecuado acceso a control y seguimiento

por parte del paciente, así como el entendimiento de que

eventualmente requiera uso de antibióticos si el cuadro

no se resuelve o empeora en las próximas 48-72 horas (3).

Los beneficios que tiene el uso inicial de antibióticos han

sido bien documentados con aumento en las mejorías

clínicas entre 26 a 35% de los pacientes al compararlos

con placebo, siendo más marcados en pacientes con otitis

media aguda bilateral y en aquellos con otorrea. También

disminuye la duración del dolor, disminuye la necesidad

de analgésicos y reduce la ausencia escolar (3,27,28).

Estudios demuestran que los niños menores de 2 años se

beneficiarían más de antibióticos dado que la otitis en este

grupo etáreo tiende a durar más tiempo, con lo que con el

tratamiento se reduciría el período de estado (29).

Se considera como antibiótico de primera línea la

Amoxicilina en dosis de 80-100mg/kg/día cada 12 horas

(para mantener durante al menos un 40% del tiempo

presenta una concentración

>

Cim90), siempre y cuando

el niño no haya recibido amoxicilina en los últimos 30

días ni presenta conjuntivitis concurrente o sea alérgico a

penicilina. El uso de amoxicilina, se ve avalada en estudios

que revelan que la resistencia a la PNC no es extrapolable

a la AM en dosis de 80-100mg/Kg/d. En nuestra realidad

en un estudio realizado en 187 cultivos de efusión de

pacientes con OMA positivo para

Streptococo Pneumoniae

se observó resistencia a PNC en 18% de los cultivos,

resistencia intermedia en 22% y sensibilidad en 60%. Al

comparar la sensibilidad con AMX destaca que sólo 0,5%

era resistente, 4,8% tenía resistencia intermedia y 94%

era sensible. Lo que avala el uso de esta como antibiótico

de primera línea. Aunque debemos estar alerta ya que

podemos suponer que 2.9% de las infecciones pueden

corresponder a

Hemophilus

productores de B lactamasa

y 4% de

Moraxella

, dando un total de 7% de resistencia

(3,9,10).

Como alternativa al tratamiento inicial, ante falla de

éste o agravamiento en las 72 horas siguientes al inicio,

o recaída en los primeros 7 días de tratamiento, debe

proponerse el uso de amoxicilina más inhibidores de

B-lactamasa (amoxicilina 90mg/Kg/d con 6.4mg/kg/d

de clavulánico) en 2 dosis o cefalosporinas de segunda

generación (cefdinir 14mg/kg/d en 1 o 2 dosis, cefuroximo

30mg/kg/d en 2 dosis, cefpodoximo 10mg/kg/d en 2

dosis o ceftriaxona 50/mg/kg/d intramuscular por 3 días),

o en caso de sospecha de prevalencia de

H. influenzae

productor de b lactamasa o

M. Catarrhalis

(3,9). Ante el

fracaso a tratamiento puede plantearse el uso

off label

(no

autorizado por la FDA de levofloxacino si han fracasado

otros esquemas antibióticos, sospechando la presencia de

Streptococo

del serotipo 19ª que es multirresistente (3).

En aquellos alérgicos a penicilina se puede plantear el uso

de macrólidos, teniendo en cuenta que en nuestro medio

cerca del 10% de los

S. Pneumoniae

tendrán resistencia

y que este antimicrobiano tiene pobre acción frente a

H. Influenzae

(3,9). El uso de sulfametoxazol trimetroprim

no está aconsejado ya que hay muy alta resistencia de los

patógenos habituales a este. El uso de clindamicina es

bastante controversial por la resistencia que presentan

estos gérmenes a este antimicrobiano. Sin embargo, la

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(6) 915-923]