153
[CRÓNICA - LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS EN CHILE: UN REFLEJO DE NUESTRA HISTORIA - Dr. Ramiro González y cols.]
asociadas a desnutrición y sarampión. Hoy casi no vemos a
este agente. En los años 70 y 80 el
Hemophilus Influenza
era
el causante de un tercio de las neumonías y no pocas veces
se asociaba a septicemia y meningitis. El
Neumococo
fue y
sigue siendo importante, en algunos años su resistencia a la
penicilina se elevó considerablemente y amenazó con trans-
formarse en un problema serio. El control del sarampión y
de la desnutrición, la instauración de programas de vacunas
y la elaboración de guías clínicas en un esfuerzo conjunto
entre las sociedades científicas y el MINSAL, han contri-
buido a cambiar completamente el panorama actual de la
neumonía. Hoy en día los virus son un agente etiológico
frecuente y en la edad escolar tienen una alta prevalencia
las llamadas bacterias atípicas,
Mycoplasma y Clamidias.
EVOLUCIÓN EN LOS ÚLTIMOS 50 AÑOS
Hacia fines del siglo XX, años 80, la mortalidad por
neumonía, permanecía en cifras de 17/1000, lo cual
resultaba inaceptablemente alta. Otro dato impactante de
esos años es que la mitad de las muertes por neumonía
ocurría en domicilio.
Existían varias razones para explicar el problema: en parte
por una consulta tardía, por la juventud de madres prime-
rizas y adolescentes y dificultades para acceder a la aten-
ción médica y de manera muy importante la aparición en
el país del ominoso Adenovirus que causaba neumonías
con alta mortalidad y en los sobrevivientes, daño pulmonar
crónico como no se había visto anteriormente en nuestro
país y Sudamérica.
Afortunadamente en esos años, se había mejorado sustan-
cialmente el manejo de la insuficiencia respiratoria aguda,
cambiando los arcaicos equipos de entrega de oxígeno
como las tiendas o
crupettes
, por halos y luego mascarillas
y nariceras, que permitieron la administración de concen-
traciones mayores y conocidas de oxígeno y se dispuso de
equipos que hoy consideramos básicos, pero que para la
época fueron un lujo como los oxímetros y los monitores
de saturación transcutáneos.
Muchos de los pacientes de la epidemia de neumonía por
Adenovirus, sobrevivieron gracias al esfuerzo del equipo
de salud que desarrollaron Unidades de Cuidado Inten-
sivo en distintos hospitales chilenos, con un fuerte acento
en la investigación de la realidad local y en la docencia y
divulgación de los resultados encontrados.
Las unidades de cuidado intensivo se desarrollaron
primero en los servicios de Recién Nacidos, ya que la mitad
de la mortalidad infantil era neonatal. Así llegaron los
primeros respiradores, inicialmente ciclados por presión
y luego los por volumen, que impactaron favorablemente
en la mortalidad neonatal y en el curso de las neumonías,
aunque hoy nos parezcan increíblemente rudimentarios al
compararlos con los actuales.
Todo este progreso generó otro problema: los sobrevi-
vientes a estas graves enfermedades quedaban con insu-
ficiencia respiratoria crónica, daño pulmonar crónico
(secundario a la infección por Adenovirus) y los recién
nacidos que evolucionaban a una nueva enfermedad: la
displasia broncopulmonar.
Estos pacientes se manejaban con grandes dificultades, no
solo porque eran un nuevo desafío médico, sino también
por la falta de recursos y de a poco y de nuevo con el
esfuerzo del equipo de salud liderado por los broncopul-
monares, se desarrollaron los programas de oxigenote-
rapia domiciliaria, que han beneficiado a cientos de niños.
Las necesidades de los niños con insuficiencia respira-
toria crónica de distintas causas llevaron a la creación del
Programa de Ventilación Ambulatoria (AVNI), que en sus 10
años de existencia se ha traducido en una mejor calidad de
vida de estos pacientes y sus familias.
OTROS DESAFÍOS DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS DEL
SIGLO XX
A fines del siglo pasado emergió otro gran problema de
salud pública: el lactante con bronquitis obstructiva.
Estos pacientes llenaban durante el invierno los consul-
torios y los servicios de urgencia de hospitales y clínicas
sin distinción socioeconómica. Esta brusca y concentrada
epidemia generaba necesidades de camas y de personal,
que obviamente ocasionaba una emergencia sanitaria.
La autoridad de salud de nuestro país comenzó a estu-
diar la posible asociación entre los niños con obstrucción
bronquial y la mala calidad del aire de Santiago obser-
vada en el invierno, la contaminación intra domiciliaria
y el tabaquismo materno como factores de riesgo para
presentar bronquitis obstructiva (SBO) y asma.
Los medios de comunicación hicieron eco de esta situa-
ción y se sumaron a las autoridades las que crearon el
Ministerio del Medio Ambiente y diseñaron una estrategia
que incluía medidas como restricción vehicular de autos
sin convertidor catalítico y la paralización de la industria
con procesos contaminantes.
Durante estos años distintos centros hospitalarios desarro-