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recurrente y llevaron a que actualmente ésta sea una indica-

ción ampliamente usada a nivel mundial. Este mismo estudio

no encontró diferencias significativas entre el grupo que usó

bevacizumab como monoterapia versus el grupo en que se lo

combinó con irinotecan, excepto por una mayor toxicidad en

este último grupo (13). Hasta ahora ninguna droga ha demos-

trado fehacientemente mejorar o potenciar el beneficio de

bevacizumab al combinarla con éste, es decir, no se obtiene

mejores resultados que con bevacizumab en monoterapia.

El uso de bevacizumab, por su particular mecanismo de

acción y por sus efectos sobre la permeabilidad vascular y la

apariencia radiológica del tumor, ha producido un aumento en

la incidencia de un tipo de patrón de recurrencia de aspecto

infiltrativo/difuso en el cual no se ve un crecimiento de masa

lesional que se refuerza con contraste (14). Otra particularidad

de esta terapia es que, en algunos casos, se ha observado una

violenta y acelerada progresión tumoral al suspenderlo; por

este motivo hay un estudio clínico en curso que busca deter-

minar si los pacientes que ya están recibiendo bevacizumab al

momento de la progresión debieran de todas maneras conti-

nuarlo (15).

En vista de los positivos resultados obtenidos en pacientes con

GBM recurrente, se hicieron dos estudios en pacientes de novo

explorando si era beneficioso el adicionar bevacizumab al trata-

miento inicial con radio/quimioterapia del protocolo Stupp.

En ambos estudios se observó solamente un aumento de la

sobrevida libre de progresión, parámetro que ofrece algunos

reparos a su interpretación debido a los ya comentados efectos

imagenológicos y anti edema del medicamento. No se observó

mejoría en la sobrevida total en ninguno de los dos estudios,

aunque esto en parte se podría deber a que un tercio de los

pacientes del grupo placebo recibió bevacizumab de rescate

una vez que cayeron en recurrencia, lo cual podría atenuar

eventuales diferencias de sobrevida con el grupo inicialmente

tratado con bevacizumab (16,17).

Se ha usado otros agentes anti-angiogénicos distintos al

bevacizumab sin que hasta ahora hayan demostrado bene-

ficios que signifiquen un real progreso respecto al trata-

miento standard. Cediranib, un inhibidor de tirosina kinasa

con acción sobre múltiples subtipos de receptor de

VEGF, no demostró diferencias significativas al compararlo

con Lomustina en pacientes con GBM recurrente (18).

Enzastaurina, un inhibidor de proteína kinasa C con

acción antiangiogénica y acción antigliomatosa directa,

tampoco mostró diferencia con Lomustina en pacientes con

GBM recurrente (19). En pacientes de novo, la adición a la

radio/quimioterapia de Cilengitide, un inhibidor selectivo de inte-

grina

α

v

β

3-

α

v

β

5, no demostró beneficio en pacientes con MGMT

metilado y tampoco en pacientes con MGMT no metilado (20,21).

TERAPIA DIRIGIDA CONTRA SEÑALES INTRACELULARES

DE CRECIMIENTO

El estudio genético de GBM ha encontrado que en la mayoría de

estos tumores hay alteraciones en los sistemas de señales intra-

celulares que normalmente regulan la entrada al ciclo celular y

su progresión y que lo detienen y propician la apoptosis cuando

detectan daño genético o condiciones en las que es inapropiado

que haya multiplicación celular; estos sistemas corresponden

principalmente a las vías Rb y p53. En más del 80% de los casos

de GBM se encuentra alteración de función en al menos una de

estas vías. A esta falla en el control de la proliferación, se agregan

variadas alteraciones en las vías de señales intracelulares estimu-

latorias de la proliferación celular, ya sea a nivel de tirosina kinasas

asociadas a receptores de factores de crecimiento o, más distal-

mente, a nivel de señales secundarias o terciarias, produciendo

un aumento de señales estimulatorias o una disminución de su

inhibición; estas alteraciones se encuentran en más del 80% de

los casos de GBM; el resultado final, es una proliferación celular

descontrolada.

Para el caso de GBM resulta particularmente relevante la muta-

ción o amplificación del receptor para EGF, presente en un 40%

de los casos; aproximadamente una mitad de ellos (un 20% del

total de los GBM, especialmente pacientes mayores de 50 años)

tiene específicamente la mutación EGFvIII que produce una

molécula truncada que está constitutivamente activada, aún en

ausencia de ligando.

En vista de estos datos, resulta particularmente atractivo el

tratar de inhibir o detener esta sobre-estimulación de señales

proliferativas a diferentes niveles, tal como ya se ha hecho

exitosamente en otras neoplasias, principalmente mediante

inhibidores de tirosina kinasas asociadas a receptor. Desgraciada-

mente este enfoque no ha resultado fructífero para GBM; hasta

ahora se ha probado sin éxito diferentes inhibidores de tiro-

sina kinasas asociadas a receptores de factores de crecimiento,

especialmente de EGF, PDGF, C-met; también se ha intentado

infructuosamente inhibidores de señales más distales como

Ras/RAF, mTOR y Proteína Kinasa C. Las causas de este fracaso

parecen deberse a que las células de GBM tienen múltiples alte-

raciones simultáneas en diferentes vías y sitios correspondientes

a múltiples factores de crecimiento, entonces la inhibición de una

de ellas es compensada por vías alternativas redundantes. Tal vez

se pueda tener mejor éxito con drogas cuyo efecto sea en múlti-

ples sitios y a múltiples niveles o con combinación de múltiples

drogas de acción complementaria (22).

VACUNAS ANTITUMORALES

Un concepto muy atractivo es la inducción de una respuesta

inmune activa contra el tumor porque este enfoque tendría la

ventaja teórica de una mayor selectividad y menores efectos

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(3) 401-408]