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A continuación se expone un resumen de los mecanismos fisio-

patológicos involucrados en delirium (28,30).

Hipótesis neuroinflamatoria

Esta se basa en la probable activación del proceso de inflamación

cerebral como resultado de la inflamación periférica, sistémica o

asociada a sepsis. Existe evidencia de la presencia de inflamación

sistémica asociada al delirium (31, 32), sin embargo, el rol de la

inflamación crónica producida por el avance de la enfermedad

oncológica no está del todo claro. La barrera hematoencefálica se

altera aumentando su permeabilidad ante la inflamación sistémica,

la hipoxia y el dolor. Como consecuencia, los mediadores inflama-

torios pueden llegar al sistema nervioso central, así también podrían

pasar moléculas proalgésicas o metabolitos de opioides proexita-

torios. La llegada de estas moléculas al sistema nervioso central

desencadenan una respuesta inflamatoria que puede generar alte-

raciones en neurotransmisores, cambios endocrinos, disfunción

celular o muerte celular y la manifestación clínica de delirium.

Hipótesis del envejecimiento celular

Esta hipótesis favorece la comprensión del delirium en pacientes

de edad avanzada o con una demencia previa, ésta sugiere que

dichas condiciones suponen una vulnerabilidad mayor ante la

inflamación sistémica u otros factores precipitantes.

Se ha propuesto que el déficit de acetilcolina asociado a la edad,

a demencia y el uso de fármacos anticolinérgicos, disminuye el

control inhibitorio de la acetilcolina, resultando en una hiperac-

tivación de la microglia. Esto puede dar cuenta tanto del inicio

del delirium como de su persistencia, incluso si el factor precipi-

tante fue controlado (33).

Hipótesis del estrés oxidativo

Esta hipótesis se basa en la premisa del aumento de la demanda

metabólica y consumo de oxígeno en presencia de una enfer-

medad grave, hipoxia, hipoperfusión y/o infección; reduciendo

el metabolismo oxidativo del cerebro.

Como consecuencia del estrés oxidativo, la bomba ATPasa

falla, provocando cambios en los electrolitos como el aumento

del calcio intracelular que afecta el funcionamiento neuronal.

Además el estrés oxidativo provoca un exceso de glutamato,

dopamina y noradrenalina. Esta teoría se relaciona con la ante-

rior, puesto que la disminución de la oxigenación, además de

disminuir la glucosa, disminuye la producción de acetilcolina

con las consecuencias ya descritas (30).

Hipótesis de los neurotransmisores

Esta hipótesis se refiere a las alteraciones de neurotrans-

misores que se han encontrado en delirium, tales como la

disminución de acetilcolina, alteraciones en el ácido gamaami-

nobutírico (GABA) y en 5-Hydroxytripamina (5-HT) y dopamina.

La acetilcolina es importante para la atención y alerta, y su déficit

junto al exceso de dopamina parecen ser la vía final común del deli-

rium.

Sin embargo, varios medicamentos tienen metabolitos anticoli-

nérgicos y no se han podido relacionar con delirium, y además,

los fármacos que inhiben la acetilcolinesterasa no han mostrado

eficacia en el tratamiento del delirium.

TRATAMIENTO

El panel de consenso del cuidado del final de la vida de la

sociedad Americana de Medicina Internal (34), la Asociación

Americana de Psiquiatría, (APA)(35), la Coalición Canadiense

para la salud mental de personas mayores (36), la Asocia-

ción Europea de Delirium (EDA) (37) y el Instituto Nacional de

Excelencia Clínica (NICE) (38, 39), han publicado guías para el

manejo del delirium, las cuales son de utilidad en oncología y

cuidados paliativos, sin embargo, la revisión realizada por Bush

et al, deja en evidencia la necesidad de estudios y guías de

mejor calidad (40).

PREVENCIÓN

El objetivo primario para el tratamiento del delirium es la

prevención, este tipo de intervención ha mostrado ser efectiva

en poblacion general en disminuir la incidencia, las recaídas y

los costos asociados al tratamiento.

El modelo más ampliamente utilizado es el

Hospital Elder

Life Program

(HELP). Esta intervención no farmacológica busca

actuar sobre los factores de riesgo de delirium. Requiere de un

equipo multidisciplinario entrenado y dedicado a esta función.

Los protocolos de intervención se definen para cada factor de

riesgo:

1. Deterioro cognitivo

Orientación: Pizarra con la fecha y nombres de los miembros

del equipo, orientar mediante la comunicación), actividades

terapéuticas (estimulación cognitiva tres veces al día, por ej

comentar actualidad, juegos de palabras, estructurar recuerdos.

2. Privación de sueño

Protocolo no farmacológico: Antes de dormir: leche o té de

hierbas, música de relajación, masaje de espalda. Protocolo de

mejoría del sueño, ajustar horarios de evaluaciones y procedi-

mientos, disminuir el ruido en la unidad.

3. Inmobilidad

Protocolo de movilización temprana: Deambular o elonga-

ciones activas, disminuir equipo que dificulta movilidad, por ej:

contención física, sonda

folley

.

[DELIRIUM EN EL PACIENTE ONCOLÓGICO- Dr. Cristián Fuentes y cols.]