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Actualmente los criterios diagnósticos gold standard en inves-

tigación son CIE-10 y DSM-5 (21), sin embargo, la mayoría de la

información disponible utiliza versiones anteriores al DSM-5, por

ser más fáciles de operacionalizar en herramientas amigables y

sencillas de utilizar como el método de evaluación de deliriumCAM

(

Confusion Assessment Method

), el cual está basado en los criterios

DSM-III-R y tiene un extenso uso en hospitales generales por su

rapidez, fácil utilización, que cuenta con versiones para emergen-

cias, UCI, enfermería, entre otros (17, 18). Si comparamos el diag-

nóstico utilizando los criterios del DSM-IV con CIE -10, el primero

resulta más inclusivo; en un estudio en 425 pacientes, un 24.9%

cumplía los criterios DSM IV contra un 10.1% los del CIE 10 (22).

Si bien la entidad clínica del llamado delirium subsindromático

fue descrita en el año 1983 por Lipowsky (23), aún es un tema

controversial. Si bien los criterios diagnósticos no están del todo

establecidos y no hay consenso de la unidad diagnóstica, esta

entidad está incluida en el DSM-5 como “síndrome atenuado de

delirium” (20, 24).

Una mirada interesante que se le da a esta patología es la del

estudio de Cole et al. (2013), donde se revisa y discute la biblio-

grafía disponible acerca de la persistencia de los síntomas, plan-

teando que el diagnóstico de delirium, en un 20 a 40% de los

enfermos, con o sin demencia, correspondería a un trastorno

cognitivo crónico caracterizado por fluctuaciones, con períodos

de exacerbación aguda, que corresponderían a “episodios de

delirium”. Cada episodio de delirium aumentaría la frecuencia

de los síntomas y su persistencia en el tiempo. El delirium

persistente, la recuperación parcial y el delirium subsindromal

serían el reflejo de la neurotoxicidad subyacente (25).

Por otra lado, Franco et al (2013) (26) realizó un estudio explo-

ratorio y confirmatorio con 445 pacientes sin demencia, basán-

dose en el puntaje DRS-R-98 (herramienta de 16 items, 3 de

ellos de diagnósticos y 13 de severidad (27)), validándose el

diagnóstico de delirium subsindromático que se clasificaría

como leve en dicha escala versus el cuadro de delirium completo

que tiene puntajes moderados y severos. Pero además, a través

del análisis estadístico identifica tres dominios del delirium,

abriendo la puerta para estudios en fenotipos específicos. Los

dominios descritos son:

1. Dominio Circadiano

a.

Ciclo sueño vigilia

b.

Comportamiento motor

2. Dominio Cognitivo

a.

Orientación

b.

Atención

c.

Memoria de corto plazo

d.

Memoria de largo plazo

e.

Habilidad visuoespacial

3. Dominio de pensamiento superior

a.

Lenguaje

b.

Procesamiento mental.

Desde un punto de vista práctico, para el diagnóstico de deli-

rium es fundamental obtener la historia de algún observador

informado (ej. familiar, cuidador, enfermera de turno) y realizar

una evaluación cognitiva. La historia clínica es esencial para

diferenciar delirium de demencia, o depresión de un delirium

hipoactivo. La evaluación temprana permitirá establecer el

estado basal del paciente, y facilitará identificar fluctuaciones o

cambios agudos del estado mental. También se pueden utilizar

cuestionarios como Mini-Cog o

Montreal Cognitive Assessment

(MOCA), siendo las preguntas específicas que evalúan orientación

y atención las de mayor de utilidad, por ejemplo: nombrar los días

de la semana (no se admiten errores), nombrar los meses del año

desde diciembre hacia atrás (1 error), restar de 7 en 7 a 100 (1

error para 5 restas) o repetir series de dígitos al revés (tres o más).

Dada la potencial gravedad del cuadro y el mal pronóstico,

cualquier paciente que no logre completar la entrevista, o

exista la sospecha de una alteración en atención o cognición,

debe ser tratado como delirium hasta demostrar lo contrario.

Con lo anterior nos referimos a proteger la seguridad del

paciente, identificar la o las causas y manejar los síntomas (17).

Las posibles etiologías a estudiar se pueden organizar como (3):

1. Patología médica:

Cáncer, neurológica, cardíaca, pulmonar.

2. Complicaciones sistémicas de problemas médicos:

Anemia, infección, sepsis, desbalance hidroelectrolítico, alte-

ración de glicemia, alteraciones metabólicas, encefalopatía

renal, hepática o falla pulmonar.

3. Patología del sistema nervioso central:

ACV, infección,

vasculitis, tumor SNC, metástasis cerebrales.

4. Déficit nutricional:

Tiamina, ácido fólico, vit B12.

5. Toxicidad por drogas:

Quimioterapia, terapias bioló-

gicas, opioides, esteroides, drogas anticolinérgicas y drogas

psicoactivas, así como otros tratamientos como radioterapia.

FISIOPATOLOGÍA

Los mecanismos fisiopatológicos del delirium son complejos, sin

embargo, su comprensión es relevante en los pacientes oncoló-

gicos puesto que permiten diseñar estrategias de manejo.

El modelo predictivo desarrollado por Inouye es ampliamente

aceptado para el delirum en población general y se sustenta

en la relación entre factores predisponente y factores preci-

pitantes de episodios agudos, estos últimos, en general, son

difíciles de estudiar y cuentan con evidencia menos sólida. Sin

embargo, los factores propuestos no pueden ser extrapolados

sin análisis a paciente con cáncer o en cuidados paliativos. En

[DELIRIUM EN EL PACIENTE ONCOLÓGICO- Dr. Cristián Fuentes y cols.]