Previous Page  83 / 156 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 83 / 156 Next Page
Page Background

895

[COMPLICACIONES MÉDICAS DE LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA - Dr. Guillermo Gabler y cols.]

por el riesgo de necrosis y perforación. Se caracteriza por

un intenso dolor abdominal, distensión e incapacidad para

vomitar. Puede observarse en dos situaciones, en un episodio

de atracón o bien, en el caso especial de la anorexia, en el

momento de la realimentación (23,24).

Se conoce como sindrome de la arteria mesentérica superior

o sindrome de Wilkie a los síntomas asociados a una obstruc-

ción intestinal de origen vascular resultante de la compresión

del duodeno entre la aorta abdominal y la arteria mesentérica

superior. En la anorexia nerviosa este hecho se produce de la

pérdida de la grasa retroperitoneal lo que genera la reducción

del ángulo aortomesentérico (25,26).

Dicho cuadro se caracteriza por pérdida de apetito, dolor

abdominal, distensión abdominal, náuseas y vómitos. Su

presencia plantea varias interrogantes, pues si bien puede

aparecer como una complicación de la baja de peso propia

de la anorexia, su aparición por otras causas, puede generar

un cuadro muy similar al de un trastorno de la alimentación.

Su manejo es esencialmente médico, esperando recuperar la

grasa mesentérica por medio de la realimentación. De no ser

así y presentar mayores complicaciones, la opción quirúrgica

es la indicada (27,28).

Otra complicación poco frecuente de la realimentación es la

pancreatitis. Se cree que la activación de proteasas, como la

tripsina, sería una de las responsables del cuadro (9).

La constipación es un síntoma frecuente en la anorexia

nerviosa (18,29), presente en hasta en un 83% de los

pacientes (29). Aunque se desconoce su causa exacta, se

plantea que la baja ingesta de alimentos, la malnutrición,

alteraciones tiroídeas y la hipokalemia asociada a las purgas

pueden generar una importante disminución de la moti-

lidad del colon (18,41). Otro elemento a considerar en este

aspecto es la disfunción de piso pélvico descrita por Abraham

(22). Una complicación infrecuente, pero, grave de la cons-

tipación es el prolapso rectal, por lo que la exploración de

la frecuencia de deposiciones de las pacientes cobra mayor

relevancia (22,23).

La función hepática puede verse afectada también. Cerca de

un 75% de los pacientes tienen un alza leve de las enzimas

hepáticas (29), fundamentalmente la aspartato amino-

transferasa y la alanino aminotransferasa, que pueden verse

aumentadas entre 2 y 4 veces su valor normal (30). La que

se produce por una acumulación grasa en los hepatocitos

(enfermedad hepática grasa no alcohólica) (17). Dicha situa-

ción comúnmente es benigna, sin embargo, en algunos

pacientes con IMC bajo 13 puede observarse una falla hepá-

tica aguda producto de un fenómeno de autofagia hepática,

la que aparece como respuesta a la restricción alimentaria

(29,30).

En el síndrome de realimentación también se puede alterar la

función hepática, con una importante alza enzimática además

de un desbalance hidroelectrolítico (31).

Endocrino

Como respuesta a la restricción energética, y con el fin de

estimular la ingesta de alimentos (32) se observan altera-

ciones en diversos ejes endocrinos. Esto permite mantener

la glicemia y desviar energía disponible para mantener las

funciones vitales.

Existe un hipercortisolismo relativo en los pacientes con AN. En

respuesta a la hipoglicemia que actúa como estímulo para la

liberación de CRH (hormona liberadora de corticotropina) que a

su vez estimula a la ACTH. Sin embargo, los niveles de cortisol en

estas pacientes no alcanzan a duplicar el valor normal y tampoco

generan un síndrome de Cushing (32,33), pero estarían rela-

cionados con la desmineralización ósea (32,33). La hipercorti-

solemia produce un cambio en el metabolismo de los hidratos

de carbono, grasas y proteínas, con una disminución del anabo-

lismo (34), con la consiguiente mantención de la glicemia.

La hormona tiroidea tiene la capacidad de regular el meta-

bolismo basal (35). Durante la inanición se genera una inhi-

bición en la liberación de hormona tiroidea lo que ayuda

a mantener un índice metabólico bajo con lo que se logra

mantener los depósitos de energía. Dicha inhibición estaría

mediada por leptina, que se cree, genera una inhibición de

la expresión de TRH con la consiguiente caída en la estimu-

lación hipofisiaria de TSH (36,37). El resultado de esto es

una caída en los niveles de T3 y T4 y una elevación de la

T3 reversa. Dicha condición es conocida como sindrome del

eutiroídeo enfermo y puede ser observada en una serie de

otras patologías severas (36).

Uno de los síntomas característicos de la anorexia es la ameno-

rrea, la que en un 20% de los pacientes se instala previa a la

baja de peso (37). Esta amenorrea puede ser primaria o secun-

daria, dependiendo de la edad de inicio de la enfermedad y se

produce por una disminución de la pulsatilidad de la hormona

liberadora de Gonadotropinas (GnRH), producto de la baja en

los niveles de leptina (hormona producida por el adipocito).

Dicha alteración se traduce en bajos niveles de hormona lutei-

nizante (LH) y de hormona folículo estimulante (FSH) (ameno-

rrea hipotalámica) (11). Se ha observado que la deficiencia

congénita de leptina produce un cuadro de hipogonadismo

hipogonadotrófico y que la administración de leptina en

mujeres con amenorrea hipotalámica, pero con peso normal,

puede resultar en ciclos ovulatorios. Sin embargo, la potencial