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baja de peso asociada a su uso limita su utilidad en anoréc-
ticas (33). Con la ganancia de peso y la consiguiente recupe-
ración de la masa grasa existe la tendencia a la reaparición
de los ciclos menstruales (34). En el caso de los hombres los
bajos niveles de testosterona pueden generar disminución de
la potencia, de la líbido y de la fuerza muscular.
Se ha visto que en adolescentes y adultos con AN existen
niveles aumentados de GH, sin embargo los niveles de
factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF 1), que es la
hormona sintetizada en el hígado por estimulación de la
GH, se encuentran disminuidos (11,34). Esto se explica por
la aparición de una resistencia a la GH a nivel hepático, deri-
vada de la disminución de la expresión del receptor de GH.
Algo similar a lo observado en la cirrosis hepática (38). Dicha
resistencia es significativa, pues el IGF1 es el responsable
de una gran cantidad de los efectos de la Gh, por lo tanto,
cumple una función anabolizante, inhibiendo la proteolisis
y estimulando la síntesis proteica. Aumenta también, la
utilización de la glucosa a nivel periférico e inhibe la gluco-
neogénesis hepática, por lo que tiene un efecto antidiabe-
togénico (38).
Como resultado de los cambios endocrinológicos descritos,
principalmente el hipercortisolismo, la disminución de los
niveles de estrógenos y la resistencia a la GH, es que a nivel
óseo se observa una importante pérdida de la densidad
mineral que se manifiesta en un 85% de las pacientes con
una densidad ósea de al menos una desviación standard por
debajo del promedio para la edad, además de una alteración
en el recambio óseo los que generan a un importante riesgo de
fracturas (39,40). En pacientes que realizan ejercicio compul-
sivo el riesgo de fracturas de stress se ve aumentado (41).
Cardiovascular
Son las más temidas en el caso de la anorexia nerviosa (42). Se
cree que los cambios estructurales y funcionales observados
aumentan significativamente el riesgo de muerte súbita (43),
por lo que deben ser reconocidos y manejados precozmente.
Tradicionalmente las anormalidades más descritas son bradi-
cardia, hipotensión, prolapso de la válvula mitral y arritmias
asociadas a la hipokalemia o hipo magnesemia. Sin embargo,
en una revisión sistemática del 2016, Sachs (44) describe
una serie de otras complicaciones, no menos frecuentes que
permiten ampliar la mirada con respecto a los riesgos de la
anorexia sobre el sistema cardiovascular. Postula una sistema-
tización del compromiso cardiovascular de la siguiente forma:
Complicaciones estructurales, alteraciones de la repolariza-
ción y la conducción, cambios hemodinámicos y alteraciones
vasculares periféricas. Dentro de las alteraciones estructurales,
destacan el derrame pericárdico, el cual sería reversible luego
de la realimentación y cuya frecuencia se estima en un 35% y
que raramente alcanza a desarrollar un taponamiento cardíaco
(44,45). Por su relación con bajo IMC, se recomienda realizar
ecocardiograma en las pacientes severas o en todas aquellas
en que se presente una hipotensión importante, pulso para-
dójico o presión venosa yugular elevada. En los casos en que la
pérdida de peso es significativa se observa una atrofia ventri-
cular izquierda, cuyo origen no está de todo claro (44) con
una disminución del volumen de ambas cámaras, asociado
a un prolapso de la válvula mitral entre un 33 y un 66% de
los casos (45). La bradicardia sinusal se observa en un 95% de
los casos, la que estaría relacionada con un aumento del tono
vagal. Junto con lo anterior se presenta una reducción de la
presión sistólica y diastólica, lo que puede facilitar la apari-
ción de episodios de síncope (44). Además de la bradicardia,
se describe un intervalo QT mayor que la población general,
pero dentro de límites normales (42) lo que puede resultar
riesgosa si se asocia una hipokalemia o uso de fármacos que
prolonguen el QT. También se observa una dispersión aumen-
tada del QT que se ha visto asociada al riesgo de arritmias (44).
Con respecto a las anormalidades vasculares periféricas, estas
derivan de una desregulación de la vasodilatación y vasocon-
tricción en respuesta a la temperatura principalmente. Esto
explica fenómenos como la acrocianosis, muy común en la AN.
Renal
Stheneur (46) publicó en 2014 una revisión de las compli-
caciones renales observadas en la AN. Frecuentemente
se presenta una importante caída en la tasa de filtración
glomerular, que puede llevar a un 5% de los pacientes a una
falla renal terminal luego de 20 años de enfermedad. Producto
de la pérdida de masa muscular, se puede presentar una
creatininemia anormalmente baja por lo que medir la velo-
cidad de filtrado glomerular puede ser difícil. Se recomienda
hacer dicho cálculo con la orina de 24 horas. Además, podría
existir un síndrome de secreción inadecuada de hormona
antidiurética, cuyo origen no está del todo definido. Con
respecto a los electrolitos destacan la hiponatremia, hipo-
magnesemia e hipofosfatemia, estas últimas relacionadas
con la realimentación. La deshidratación crónica aumenta el
riesgo de urolitiasis, la que puede llegar a presentarse en un
5% de los casos.
BULIMIA NERVIOSA
Se calcula que la mortalidad de la BN puede llegar a 2.2 por
1000 personas año (6) con tasas de suicidio incluso mayores
que las de la AN (47). Dichas complicaciones dependen princi-
palmente del método y la frecuencia de la conducta compen-
satoria (purgas) utilizadas como respuesta a los episodios de
atracones. Los métodos más utilizados son la inducción de
vómitos y el uso de laxantes en un 90% de los casos (30), por lo
que la mayoría de los autores se refieren a estos al tratar el tema
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(6) 893-900]