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140

J.M. Arqué

et al.

/ Cir Cardiov. 2016;

23(3)

:138–142

Figura 2.

Pinzamiento de

la aorta retrocardiaca. El corazón está

levantadomediante

un

sistema

de

succión.

Ao:

aorta

descendente;

Df:

diafragma;

VI:

ventrículo

izquierdo.

Figura 3.

Injerto de dacrón anastomosado a

la aorta descendente: se observa

la cava

inferior disecada. Ao: aorta descendente; Df: diafragma; VCI: vena cava

inferior; VI:

ventrículo

izquierdo.

Figura

4.

Anastomosis del

injerto

a

la

cara

lateral derecha de

la

aorta

ascendente.

Obsérvese

el

trayecto del

injerto por detrás de

la

cava

inferior,

ampliamente dise-

cada. AD:

aurícula

derecha; Ao:

aorta

descendente; Df:

diafragma; VCI:

vena

cava

inferior.

En

las

revisiones

posteriores

se

evidenció

la

presencia

de

pul-

sos

distales

en

ambas

extremidades

inferiores

y

la

recuperación

completa

de

la

claudicación

intermitente

que

aquejaba

antes

de

la

cirugía.

La

presión

arterial

se

ha mantenido

dentro

de

límites

normales

sin necesidad de medicación antihipertensiva.

Una

angioTAC

postoperatoria

practicada

a

los

3meses

de

la

intervención demuestra

la permeabilidad del

injerto de 16mm de

diámetro

que

va

desde

la

aorta

ascendente hasta

la

aorta

descen-

dente

torácica

y

retrocardiaca.

El

resto

de

estructuras

cardiacas

no

están

comprimidas

por

el

injerto

y

la

circulación

colateral

ha

desaparecido

casi por

completo

( figs. 5 y 6 ).

Discusión

En

la actualidad

resulta

totalmente excepcional

tener que

tratar

un

caso de

coartación

aórtica

en un

servicio de

cirugía

cardiaca de

adultos.

A mediados

de

los

a˜nos

sesenta

se

crea,

en

el Hospital

Infantil

de

La

Paz

de Madrid,

la

primera

unidad

hospitalaria

de

cardiolo-

gía pediátrica gracias a

la

labor del Dr. Manuel Quero

junto

con

los

doctores Víctor

Pérez Martínez

y

Felipe Moren

o 8 . S

u

empuje

y

su

excelente labor docente animaron a la creaciónde otras unidades en

toda Espa˜na, principalmente

en Barcelona, Bilbao

y

Sevilla. El

cre-

cimiento de

las especialidades de

cardiología y de

cirugía

cardiaca

pediátricas ha permitido

tratar a casi

todos

los enfermos afectos de

coartación

aórtica

en

los primeros

a˜nos de

la

vida desde

el último

tercio del

siglo

xx

,

lo

cual ha

sido

crucial para

estos pacientes, que

por

tanto

raramente precisan

tratamiento primario en

los servicios

de

cirugía

cardiaca de adultos.

La

cirugía

de

la

coartación

aórtica

en

un

paciente

de más

de

40 a˜nos

por

la

vía

clásica

presenta

dificultades

técnicas

y

no

está

exenta

de

complicacione

s 5 .

Se

precisa

una

amplia movilización

del

cayado

distal

y

la

aorta

descendente,

control

de

las

colatera-

les, muy desarrolladas

en

tales pacientes,

con

riesgo de

afectación