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natural entre todos los miembros de la escuela, el fomento de conductas
de autonomía e independencia en los niños y niñas y el trabajo en
cooperación con el equipo de integración
2. Preparar el ambiente físico de manera que se eliminen las barreras
arquitectónicas (construir rampas, emparejar terrenos, ensanchar
puertas, adaptar baños, entre otros). Se deben considerar salas en el
primer piso, si el establecimiento no cuenta con rampa o ascensor y
todas las adaptaciones necesarias para la utilización apropiada del
mobiliario y materiales en el aula. Igualmente es necesario realizar
adaptaciones en los servicios higiénicos, lavamanos, espejos para ser
usados y manipulados con la mayor facilidad (13).
d. Trastornos del Espectro Autista (TEA)
Es un trastorno del neurodesarrollo que incluye un continuo,
caracterizado por déficits en la comunicación e interacción social, en
conjunto con patrones de comportamiento, intereses y actividades,
repetitivos y restringidos. Pertenecen a este grupo el Síndrome de
Asperger y el Autismo de alto funcionamiento (14). Para efectos de este
artículo, es relevante enfatizar la heterogeneidad de las manifestaciones
del TEA. De hecho, en el DSM-5 se establece la necesidad de puntuar la
severidad del trastorno basado en los déficits de comunicación social y
en los patrones repetitivos y restringidos de conducta. Se definen tres
niveles para dimensionar el nivel de funcionamiento:
•
Nivel 1, requiere apoyo
•
Nivel 2, requiere apoyo sustancial
•
Nivel 3, requiere apoyo muy sustancial
Estos niveles de severidad son variables en el tiempo, dependiendo entre
otros factores, de las etapas de desarrollo y de contextos ambientales
que afecten al niño. Por lo tanto, no se recomienda su uso exclusivo en la
decisión de elegibilidad para diferentes intervenciones; estas decisiones
deberán incorporar un rango más amplio de factores. Por otra parte
se estima que hasta un 70% de niños y adolescentes con TEA tiene
algún grado de discapacidad intelectual; muchos de ellos presentan
importantes disarmonías cognitivas con fortalezas en habilidades viso-
espaciales y dificultades en los aspectos semántico-pragmáticos del
lenguaje que pueden estar a la base de un trastorno de aprendizaje
(15). Son comorbilidades frecuentes del TEA los trastornos de ansiedad,
fobias, trastornos obsesivo-compulsivos, trastorno por déficit de atención
con hiperactividad (TDAH) y conductas disruptivas (16).
Dependiendo del grado de apoyo que precisen, los niños y adolescentes
que pertenecen al TEA pueden estar en una clase regular con un plan
educativo individual, en aulas de educación especial en un colegio
regular o en escuelas especiales para niños y jóvenes autistas cuando la
discapacidad es severa. Estas últimas creadas en Chile a partir de 1997.
Condiciones que generan Discapacidad Transitoria
a. Trastornos Específicos del Aprendizaje (TAp).
Corresponden a un grupo de trastornos que se manifiestan por una
dificultad específica, inesperada y persistente para adquirir habilidades
académicas a pesar de estar expuesto a una instrucción académica
convencional, de tener una inteligencia adecuada y oportunidades
socioculturales. Un elemento central para el diagnóstico es la alteración
de uno o más procesos básicos necesarios para el desarrollo de
las capacidades de escuchar, pensar, hablar, leer, escribir o realizar
cálculos matemáticos que se manifestará en dificultades en lectura
básica (decodificación), comprensión lectora, cálculo y/o razonamiento
matemático, expresión escrita y oral, comprensión auditiva. La
discrepancia entre la habilidad intelectual y la dificultad específica es
un elemento clave (17,18).
Dislexia, Disgrafía y Discalculia son
los TAp
más estudiados y tienen una base neurobiológica, por lo tanto,
son persistentes e “incurables”, aunque el fenotipo cambia a través
del tiempo. En el caso de Dislexia las habilidades de lectura mejoran,
pero difícilmente logran el automatismo del buen lector, persisten
residuos del déficit fonológico y la lectura sigue siendo esforzada, aún
en personas con alto nivel intelectual (19). Un buen estudio diagnóstico
requiere de evaluación cognitiva, académica, emocional y conductual
del niño/adolescente; la evaluación intelectual aislada es insuficiente.
La evaluación neuropsicológica provee de información relevante para
identificar disarmonías cognitivas, disfunción ejecutiva o déficit en
funciones específicas, que aportan al diseño de la rehabilitación.
Los niños con TAp se mantienen en la clase regular, si bien requieren que se
les otorgue apoyo adecuado. Las intervenciones pueden focalizarse en el
área de dificultad y también incluir algunos cambios en el aula y el ambiente
de aprendizaje, como ubicación especial, uso de calculadoras,
notebooks
Tabla 2. Clasificación de Severidad del
compromiso funcional en niños y
adolescentes con Discapacidad Múltiple
Leve (30% de compromiso funcional):
Logra caminar solo, logra
independencia en las actividades de la vida diaria (AVD), lenguaje
normal. CI normal o déficit cognitivo en los distintos grados. Se
integra a la vida normal sin mayores tratamientos
Moderado (entre un 30 y un 50% de compromiso funcional):
Necesita ciertas ayudas técnicas para lograr independencia en
marcha y AVD. Hay ciertos problemas de comunicación y un CI de
normal a déficit cognitivo leve a moderado. Requiere de diferentes
tratamientos para integrarse a la vida normal
Severo (entre un 50 y un 70% de compromiso funcional):
Sus impedimentos motores, intelectuales y/o sensoriales le impiden
alcanzar una independencia total en autocuidado. Su integración
social es parcial
Grave (entre un 70 y un 100% de compromiso funcional):
El compromiso es máximo y en todas las áreas de desarrollo, con
escasa conexión ambiental y severos problemas asociados. No hay
mayores posibilidades de integración a nivel social
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(1) 42-51]