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La Tabla 1 señala infecciones oportunistas que alguna frecuencia

se han relacionado con miocarditis asociada al SIDA.

Miocardiopatía dilatada

Da cuenta del 80% de las miocardiopatías en pacientes con SIDA.

Aunque es generalmente idiopática, entre las causas conocidas

hay miocarditis infecciosas y no infecciosas, daño infiltrativo,

trastornos metabólicos, endocrinos, toxinas, drogas, alteraciones

nutricionales, taquicardiomiopatía y sustancias vasoactivas. Los

hallazgos necrópsicos de la miocardiopatía dilatada portadores de

SIDA muestran aumento del peso del corazón y dilatación ventri-

cular o de todas sus cámaras.

Se ha reportado la presencia de miocarditis en todos los falle-

cidos por SIDA que evidenciaban dilatación biventricular, aunque

los focos inflamatorios no estaban presentes cuando la dilata-

ción sólo comprometía el ventrículo derecho o cuando existía

derrame pericárdico o infiltración neoplasia del corazón (5). Zonas

focales de hipertrofia, atrofia con pérdida de miofibrillas, vacuo-

lización, infiltrados linfocitarios, de histiocitos y miocitolisis han

sido hallazgos descritos en la histología.

La miocardiopatía dilatada es con alguna frecuencia precedida

por una infección viral; la comprobación de infiltrados inflama-

torios en las biopsias, detección de altos títulos de anticuerpos

antivirales, secuencias de ácido ribonucleico virus-específicos

y de partículas virales apoyarían esta hipótesis. La existencia

de infiltrados mononucleares en la biopsia de portadores

de miocardiopatía dilatada podría en ocasiones señalar la

presencia de actividad de miocarditis y se ha sostenido que

ésta sería la causa más común de miocardiopatía dilatada en

el SIDA.

El virus de inmunodeficiencia humana ha sido aislado desde

cultivos tisulares provenientes de biopsia endomiocárdica de

pacientes con miocardiopatía dilatada asociada a SIDA. Se ha

planteado que, inicialmente determinaría una miocarditis, la que

luego puede dar origen a miocardiopatía dilatada secundaria al

cuadro inflamatorio. Citomegalovirus, Herpes Simplex y el virus

de Epstein-Barr también han sido descritos en este contexto

clínico (8).

Bowles y colaboradores, en un estudio prospectivo clínico-eco-

cardiográfico de 952 pacientes asintomáticos VIH positivos

encontraron miocardiopatía dilatada en el 8% del total, con una

incidencia anual de 15,9 pacientes por 1000 durante los 60 +

5,3 meses de seguimiento. Todos los portadores de miocardio-

patía dilatada fueron sometidos a biopsia endomiocárdica dentro

de un mes, detectándose miocarditis en el 83% de los casos. Un

57% mostraba secuencias de ácidos nucleicos del VIH, el 17%

mostraba infección por virus Coxsackie grupo B, el 6% por cito-

megalovirus y un 3% por virus Epstein Barr (8).

El fármaco Zidovudina, anteriormente utilizado para atenuar el

daño del sistema inmunitario por VIH, también ha sido vinculado

a la aparición de miocardiopatía. La asociación de Trimetoprim-

Sulfametoxazol y Pentamidina utilizadas para tratar la infección

por

Pneumocystis carinii

, y el fármaco Pirimetamina utilizado en

Toxoplasmosis

, se han asociado a taquicardia ventricular polimór-

fica. El uso de prolongado de altas dosis de alfa interferon ha sido

asociado al desarrollo de severa disfunción ventricular en pacientes

con sarcoma de Kaposi asociado a SIDA, disfunción miocárdica que

ha revertido después de la interrupción del fármaco. El daño sería

secundario al sinergismo entre alfa interferon el VIH ya que este

efecto adverso no ha sido reportado con las altas dosis usadas en el

tratamiento de otras enfermedades.

El uso de Anfotericina B para tratar micosis graves del SIDA, puede

generar hipotensión arterial y raramente arritmias cardiacas o

paro por fibrilación ventricular (9).

El cuadro clínico de la miocardiopatía dilatada asociada a SIDA es

el mismo que se observa en otras etiologías, destacando la apari-

ción de insuficiencia cardiaca de variable magnitud así como dila-

tación y disfunción sistólica ventricular izquierda. En ocasiones

se aprecia compromiso ventricular derecho y aumento del

volumen auricular. Al examen cardiaco puede existir tercer ruido,

ritmo de galope y soplos de insuficiencia mitral y/o tricuspídea;

el ECG puede mostrar alteraciones del ritmo cardiaco, defectos

de conducción auriculo-ventricular o intraventricular; signos de

hipertrofia o sobrecarga ventricular izquierda o alteraciones no

específicas de la repolarización ventricular.

Se ha reportado hipertrofia y/o dilatación ventricular derecha

secundaria a hipertensión pulmonar asociada a VIH o a infec-

ciones pulmonares severas y recurrentes durante la evolución del

SIDA.

ENDOCARDIO

El desarrollo de endocarditis trombótica no bacteriana o endo-

carditis marántica está asociado a neoplasias, enfermedades

crónicas y en general a hipercoagulabilidad y es la manifestación

más frecuente del SIDA a nivel de las válvulas cardiacas. Se trata

de vegetaciones friables, constituidas por plaquetas, células infla-

matorias y fibrina; pudiendo afectar cualquiera de las válvulas y

ser causa de embolia pulmonar, esplénica, renal, miocárdica o

cerebral (9). La endocarditis infecciosa, común en el contexto de

drogadicción endovenosa, aparentemente no tendría una mayor

incidencia por la sola condición de ser portador de SIDA.

PERICARDIO

El compromiso del pericardio es relativamente frecuente en el

SIDA y su forma de presentación muy variada, desde un derrame

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(2) 234-240]