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leve, hasta el taponamiento pericárdico o pericarditis constric-

tiva. Habitualmente la inflamación pericárdica no obedece a

una causa específica; más raramente se ha asociado a infección

por

Mycobacterium tuberculosis, Mycobacterium avium, Nocardia,

Criptococcus,

virus Herpes Simplex,

Estafilococo

o a un Sarcoma

de Kaposi.

La manifestación más frecuente es el derrame pericárdico claro

o en ocasiones serohemático y el estudio etiológico en los casos

asintomáticos suele ser negativo; si bien en algunos se identifica

una etiología viral o bien se trata de derrame secundario a insu-

ficiencia cardiaca, por lo general su causa no logra ser precisada.

COMPROMISO NEOPLÁSICO

Los siguientes tumores se han asociado a compromiso cardiaco

en pacientes con SIDA:

Sarcoma de Kaposi

Se inicia a partir de células endoteliales, puede afectar el peri-

cardio parietal y visceral y con menor frecuencia el miocardio.

Puede comprometer la adventicia de las arterias coronarias o

los grandes vasos, aunque su ubicación característica a nivel

cardiaco es el tejido adiposo epicárdico; en general corresponde

a diseminación sistémica del tumor. En estudios de necropsia, el

compromiso cardiaco por sarcoma de Kaposi en pacientes falle-

cidos por SIDA alcanza a 21% (10), aunque con frecuencia suele

no tener traducción clínica. No es causa de insuficiencia cardiaca

y raramente se ha reportado taponamiento cardiaco o pericar-

ditis constrictiva en pacientes con SIDA y compromiso cardiaco

por sarcoma de Kaposi.

Linfoma

Se trata de linfomas asociados de alto grado de malignidad, de

células de tipo Burkitt o células grandes de aspecto plasmoci-

toide. En el paciente inmunodeprimido los mecanismos defen-

sivos no son capaces de eliminar los linfocitos B transformados

por el virus Epstein Barr y la proliferación de estos clones de

células puede conducir a la aparición de un linfoma.

Raramente la localización primaria es cardiaca; correspon-

diendo al 5,6% en una serie de 125 tumores malignos prima-

rios del corazón; en asociación con SIDA se han reportado sólo

un par de casos (10). Consiste en infiltración tumoral difusa con

palidez macroscópica o bien focos que a la histología demuestran

compromiso transmural.

Aunque puede manifestarse como cardiomegalia, derrame

pericárdico, insuficiencia cardiaca y bloqueos de la conducción,

frecuentemente no hay expresión clínica; frente a la sospecha se

ha señalado al cintigrama con Galio-67 y a la resonancia magné-

tica como herramientas de utilidad diagnóstica.

ALTERACIONES DE LOS VASOS

Hipertensión pulmonar

Su incidencia en asociación con el VIH es de 1 en 200, comparado

con 1 en 200.000 en la población general, de mayor frecuencia en

hombres jóvenes. Se manifiesta como disnea y no habría asocia-

ción entre enfermedades pulmonares por agentes oportunistas o

el recuento de células CD4 y la aparición de hipertensión pulmonar.

La arteriopatía pulmonar plexogénica es el sustrato anatómico más

frecuente. Aunque su patogenia no es del todo clara, se ha estable-

cido que una glicoproteína (GP-120) del VIH-1 gatilla la producción

y secreción de endotelina 1, potente vasoconstrictor y de factor

α

de necrosis tumoral proveniente de macrófagos. Los factores

de crecimiento plaquetarios estimulan la multiplicación y migra-

ción de células musculares lisas y fibroblastos en los portadores de

hipertensión pulmonar asociada a VIH.

Para plantear hipertensión pulmonar asociada a VIH, debe descar-

tarse otra causas de hipertensión como granulomas por talco en

drogadictos intravenosos, hipertensión portal, tromboembolismo

pulmonar y daño de los pulmones o de la vía aérea.

Su mortalidad es elevada, al igual que la hipertensión pulmonar

primaria no asociada a VIH y la causa más frecuente es insufi-

ciencia cardiaca derecha y falla respiratoria (11). Se ha comuni-

cado que la terapia antirretroviral de alta actividad acompañada

de tratamiento anticoagulante, diuréticos, bloqueador de los

canales del calcio en aquellos respondedores a óxido nítrico y

oxigenoterapia cuando se juzgó necesario, muestra una sobre-

vida de 88% al año y de 72% a tres años, resultando la presencia

de un índice cardiaco mayor de 2,8 L/min/m

2

y el recuento de

CD4 mayor de 200 células /ml como los mejores predictores de

sobrevida en el análisis multivariado (12).

Cardiopatía coronaria

Se postula como causa de ésta la aterogénesis producto de la

infección viral de monocitos y macrófagos, posiblemente por

alteración de la adhesión o como la resultante de un proceso de

angeítis (13). La terapia antirretroviral de alta actividad, en espe-

cial los inhibidores de proteasas, a través de la dislipidemia que

puede generar, ha sido señalada como una de las causas de arte-

rioesclerosis severa y precoz a nivel de los vasos coronarios (14).

Diversos factores dan cuenta del aumento del riesgo cardiovascular

en portadores de VIH, entre otros, el efecto directo de la replicación

del virus y de la alteración de la inmunidad, trastornos metabólicos

inducidos por el tratamiento antirretroviral y la alta prevalencia de

los factores clásicos de riesgo coronario en los de pacientes infec-

tados. En quienes tienen enfermedad coronaria o reúnen factores

de riesgo para su posterior aparición, es necesario analizar los

efectos de cada uno de los fármacos antivirales que sean utilizados.

Estudios aleatorizados muestran que el uso de Atazanavir/Ritonavir

permite un mejor perfil de lípidos que Fosamprenavir/Ritonavir y

Lopinavir/Ritonavir. Aún no se ha establecido si Darunavir combi-

[SINDROME DE INMUNODEFICIENCIA ADQUIRIDA. COMPROMISO DEL CORAZÓN Y DE LOS VASOS - Dr. Jorge Yovanovich S.]