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nado con bajas dosis de Ritonavir puede mantener a lo largo del

tiempo el mejor perfil de lípidos que ha mostrado hasta las 48

semanas de seguimiento, en comparación con Lopinavir /Ritonavir

y Tenofovir /Emtricitabina (15).

No hay acuerdo sobre el efecto de los nucleósidos inhibidores

de la transcriptasa inversa en cuanto al perfil lipídico; algunos de

ellos no generan un efecto adverso y más aún, en el caso de Teno-

fovir éste pudiera resultar beneficioso, a diferencia de Stavudina

que puede tener un efecto perjudicial sobre el particular.

Los inhibidores no nucleósidos de la transcriptasa inversa como

Efavirenz pueden aumentar el Colesterol HDL, aunque tal efecto

positivo puede ser minimizado por el aumento del colesterol LDL

y los triglicéridos (16). Nevirapina pudiera tener un efecto positivo

sobre el perfil lipídico, no obstante su uso está limitado por el

riesgo de desarrollar daño hepático.

El antagonista del receptor CCR5 Maraviroc demostró en el

estudio MERIT que hasta las 48 semanas no modificaba significa-

tivamente el colesterol y los triglicéridos. Raltegravir, un inhibidor

de integrasa, al ser comparado con Efivarenz no tuvo impacto

sobre colesterol LDL, colesterol total o triglicéridos, a diferencia

de Efivarenz que los afectó de manera negativa (16, 17).

La interrupción o el uso intermitente de terapia antirretroviral

basada en recuentos altos de células CD4 en el estudio, resultó en

un aumento de las infecciones oportunistas, de eventos cardiacos

y de mortalidad (18).

COMPROMISO CARDIACO Y TERAPIA

ANTIRRETROVIRAL

En etapas avanzadas del SIDA es frecuente el compromiso

cardiaco. Un estudio retrospectivo de 1042 pacientes hospita-

lizados por SIDA mostró que el 51,8% de aquellos tratados con

nucleósidos inhibidores de la transcriptasa inversa presentaba

arritmias, pericarditis, isquemia, miocardiopatía dilatada, endo-

carditis, hipertensión pulmonar o miocarditis, alteraciones que

estaban presentes en sólo el 18,6% (p

<

0.0001) de quienes reci-

bían terapia antiretroviral de alta actividad (19).

El tratamiento antirretroviral y particularmente los inhibidores de

proteasas, determinan un mayor riesgo cardiovascular, que es en

parte secundario a una alteración del metabolismo de los lípidos,

la que se expresa a través de lipodistrofia asociada a resistencia a

la insulina, aumento de los triglicéridos sanguíneos y disminución

del Colesterol-HDL (15). Por otra parte, la prevalencia de diabetes

mellitus es cuatro veces mayor en los pacientes que reciben terapia

antirretroviral asociada, en comparación con el grupo control de

sujetos sanos. La aparición de lipodistrofia puede ser reducida

evitando el uso de análogos de timidina como stavudina o zido-

vudina.

La utilización de estatinas en conjunto con fármacos antirretrovi-

rales puede inducir interacciones como la disminución del efecto

reductor de lípidos de las estatinas por una mayor metabolización de

éstas, o por el contrario, cuando su metabolismo se reduce o dismi-

nuye la captación por parte del hígado, podría aumentar el riesgo

de rabdomiolisis. Su metabolismo no sólo ocurre en el Citocromo

P450, también en otras vías como la UDP-glucuronosiltransferasa y

el transportador del anión orgánico polipéptido B.

No es aconsejable el uso de Simvastatina asociado a Ritonavir o

inhibidores de las proteasas; Atorvastatina tiene efectos similares,

aunque de menor intensidad, por lo que si se utiliza, debiera

iniciarse en dosis bajas, del orden de 10 mg cada 48 horas, contro-

lando los niveles de GGT y CK y la eventual aparición de efectos

tóxicos sobre el hígado o la musculatura. Rosuvastatina actúa en

el mismo sentido aunque con menor intensidad al ser asociada a

Lopinavir/Ritonavir, recomendándose iniciar la terapia con dosis no

mayores a 5-10 mg/día (21).

El uso de Pravastatina en conjunto con inhibidores de proteasas

(excluido darunavir/ritonavir) o inhibidores no nucleósidos de la

transcriptasa inversa debiera llegar hasta dosis de 80 mg, antes

de descartarse su eficacia (21). Representarían en teoría un menor

riesgo las interacciones entre antirretrovirales y otros fármacos

reductores de lípidos como fibratos, ezetimibe y el ácido nico-

tínico.

El estudio LARD (22) efectuado en pacientes que recibían

Lopinavir/Ritonavir o Fosamprenavir/Ritonavir y presentaban

hipertrigliceridemia, demostró que el cambio a Atazanavir o

Darunavir, manteniendo Ritonavir, mejora los niveles de

triglicéridos y al mismo tiempo mantiene los niveles de

supresión del virus.

EXPLORACIÓN CARDIOVASCULAR EN PORTADORES

DE SIDA

La disnea, síntoma común en pacientes con SIDA, es frecuente-

mente atribuida a una causa pulmonar por la alta incidencia de

infecciones oportunistas asociadas a la enfermedad, sin embargo,

en ocasiones este síntoma puede ser de origen cardiovascular,

especialmente en las etapas finales en las que puede ser la expre-

sión de insuficiencia cardiaca.

Requieren de estudio cardiovascular los pacientes de SIDA que

cursan con disnea o hipoxemia cuya magnitud no sea proporcional

a la patología pulmonar detectada y en especial si no hay eviden-

cias de ésta (23). La radiografía de tórax no es un método sensible

para el diagnóstico de insuficiencia cardiaca, si bien en ocasiones

puede mostrar aumento de la silueta cardiaca; el electrocardio-

grama tampoco suele aportar de manera significativa dado que sus

alteraciones suelen ser inespecíficas. El ecocardiograma -Doppler

es un examen sensible y específico que permite evidenciar la exis-

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(2) 234-240]