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ción reducida (

<

50%) es otro factor relevante. Un estudio de

paro cardiaco en centros de hemodiálisis demostró que el ritmo

predomínate era la fibrilación ventricular (66%), luego la acti-

vidad eléctrica sin pulso (23%) y tercero la asistolia (10%) (32).

Esta complicación es también frecuente en etapas menores de

ERC (3 y 4), pero en una magnitud mucho menor que en los

dializados. El rol de los desfibriladores implantables en reducir

la mortalidad en esta población es controversial, especialmente

en la prevención primaria de muerte súbita en el grupo con

una fracción de eyección menor de 35%. La ERC puede atenuar

los efectos favorables en la sobrevida de estos dispositivos.

Sin embargo no se debe excluir

“a priori”

a estos pacientes de

recibir un desfibrilador solo por su edad avanzada o las comor-

bilidades asociadas (33).

DIAGNÓSTICO Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Medición de la presión arterial:

El diagnóstico de hipertensión arterial en los pacientes en hemo-

diálisis no debe basarse solamente en las presiones arteriales pre

y post procedimiento. Está descrito que la presión arterial sistólica

(PAS) pre diálisis sobrestima la PAS inter-diálisis en 10 mmHg y

la PAS post diálisis subestima la PAS inter-diálisis en 7 mmHg. El

monitoreo ambulatorio de presión arterial (MAPA) está indicado en

aquellos sujetos con sospecha de un mal control de su hiperten-

sión arterial (Ej. ganancia de peso significativa inter-diálisis) y en

el diagnóstico de la hipertensión nocturna. Además nos permite

conocer la carga de presiones sistólicas, que se relacionan con el

desarrollo de HVI. Otra alternativa en estos pacientes es el control

domiciliario de su presión arterial, que también ha demostrado su

valor como método diagnóstico y en estimar pronóstico.

Electrocardiograma y ecocardiograma:

El electrocardiograma es útil, ya que la pesquisa de sujetos que

no están en ritmo sinusal nos permite identificar un grupo de

mayor riesgo de mortalidad y morbilidad (ejemplo AVE). La mayor

duración del QRS se asocia también a mayor tasa de complica-

ciones cardiovasculares. Los hallazgos electrocardiográficos en

los síndromes coronarios agudos pueden ser menos específicos

y de menor sensibilidad en pacientes con ERC, comparados con

sujetos con función renal normal (34). Los resultados electro-

cardiográficos dudosos deben conducir a un elevado nivel de

sospecha de un síndrome coronario agudo y motivar el uso de

otros procedimientos diagnósticos.

Se recomienda realizar un ecocardiograma en todos los pacientes

que ingresan a diálisis luego de que logran su “peso seco”, en

promedio de 1 a 3 meses de iniciada la terapia. Luego debe repe-

tirse cada 3 años al menos. En estos pacientes la historia clínica, el

examen físico o la radiografía de tórax no diagnostican en forma

acertada la menor función ventricular izquierda. La pesquisa de

una fracción de eyección reducida nos señala un grupo de alto

riesgo de insuficiencia cardiaca, cardiopatía coronaria y morta-

lidad cardiovascular. Este grupo de pacientes debe ser sometido a

estudios para descartar isquemia miocárdica y recibir las terapias

de eficacia probada (Ej. Carvedilol).

Test de isquemia:

Los pacientes con ERC etapa 5 son malos candidatos para ser

sometidos al test de esfuerzo, debido a su pobre capacidad

de ejercicio y las frecuentes alteraciones electrocardiográficas

basales. La cintigrafía nuclear cardiaca y el ecocardiograma con

estrés farmacológico son exámenes con mucha variabilidad de

resultados, dependientes del operador y del centro. En pacientes

con ERC avanzada, el eco-dobutamina es un predictor inde-

pendiente de mortalidad a largo plazo (35). En la evaluación de

pacientes, antes de ser sometidos a trasplante renal, se reco-

mienda el empleo del eco-dobutamina en aquellos de alto riesgo

cardiovascular (Ej. diabéticos,

>

45 años o presencia de factores

de riesgo cardiovascular) (36).

Coronariografía:

Las indicaciones de coronariografía son similares a la población

sin ERC. Muchas veces no se emplea este examen diagnóstico en

pacientes con ERC pre-diálisis por el temor de causar una insu-

ficiencia renal aguda (IRA) por medio de contraste. Este menor

uso ha llevado al sub-diagnóstico de las lesiones ateroscleróticas

en estos pacientes. Aunque el riesgo de pérdida irreversible de la

función renal asociado a la inyección de contraste está poco estu-

diado, es probable que sea muy bajo y en ningún caso supera los

beneficios terapéuticos obtenidos por un correcto diagnóstico.

Por ejemplo un estudio retrospectivo, en pacientes con una VFGe

promedio de 12 ml/min, no mostró deterioro post-angiográfico

de la velocidad de filtración glomerular (37). Si cabe destacar que

en caso de producirse un episodio de IRA post coronariografía,

aumentan significativamente los riesgos de ERC progresiva,

hospitalización y mortalidad. La posibilidad de emplear un estudio

coronariográfico no invasivo, como el angio-TAC coronario, es

problemático en estos pacientes por la necesidad de usar medio

de contraste yodado y la interpretación equivoca causada por la

calcificación arterial medial.

Calcificaciones vasculares:

En los dializados, la detección de cualquier calcificación vascular

predice un peor pronóstico. La utilidad del empleo rutinario de

técnicas de imágenes para detectar calcificaciones vasculares, no

está definida en los pacientes con ERC. El hallazgo de calcifica-

ciones coronarias en los pacientes dializados no es un equivalente

del compromiso coronario (38).

Biomarcadores:

Los biomarcadores utilizados normalmente en estas patologías

pueden tener problemas de interpretación en estos sujetos.

Aunque las troponinas cardíacas (I y T) son más sensibles que

[ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR (ECV) EN LA ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA (ERC) - Dr. Rodrigo Orozco B.]