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la CK-MB para la detección de infarto agudo de miocardio en

la población general, la sensibilidad podría verse reducida en

pacientes con ERC. Por ejemplo, el frecuente hallazgo de una

troponina elevada en plasma no es siempre un falso positivo,

ya que el origen de esta troponina es realmente el miocardio

(39). Sin embargo, esta interpretación es incorrecta, ya que la

causa muchas veces no es una isquemia aguda por lesiones

coronarias obstructivas, sino que se relaciona al “atontamiento”

miocárdico propio de los dializados. Por lo tanto podemos

señalar algunos hechos a considerar cuando se interpretan

estos marcadores:

- La elevación de troponina T o I debe ser interpretada con

precaución en presencia de ERC.

- No se puede utilizar una sola medición para estratificar el riesgo

del paciente, a diferencia de los sujetos con función renal normal.

- La elevación de troponinas predice un peor pronóstico, incluido

un mayor riesgo de muerte CV, en sujetos con ERC. A mayor nivel,

mayor el riesgo de muerte.

- Un alza aguda de troponinas (

>

20% del valor basal) probable-

mente refleja una injuria miocárdica aguda.

- La sesión de hemodiálisis puede influenciar el nivel de tropo-

ninas, dependiendo además del tipo de membrana utilizada.

PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LA ECV

1) Reducción de los factores de riesgo:

La prevención de la ECV en los pacientes de ERC, se basa en lograr

el mejor control posible de los factores de riesgo tradicionales.

En vista de que el riesgo cardiovascular aumenta al disminuir

la VFGe, la prevención de la progresión de la ERC es un obje-

tivo terapéutico en sí. Las estrategias terapéuticas que reducen

o detienen la progresión de la ERC, no solamente reducen el

riesgo de requerir diálisis o trasplante, sino que también pueden

reducir el riesgo cardiovascular.

Cese del tabaco y actividad física regular:

La evidencia que relaciona ERC y tabaquismo está creciendo, los

estudios epidemiológicos muestran que el hábito tabáquico se

asocia al desarrollo y progresión de ERC. Además probablemente

incrementa en forma importante el riesgo cardiovascular, ya

elevado en esta población. Por tanto se debe recomendar a todo

paciente con ERC, incluido los pacientes trasplantados, el cese del

tabaquismo. La actividad física debe ser recomendada a estos

pacientes, en la medida de sus capacidades, ya que se ha obser-

vado una reducción de la albuminuria y mortalidad en aquellos

que logran una meta mínima de ejercicio (40).

Peso y dieta:

Un alto contenido de sodio en la dieta es determinante en la

hipertensión sal-sensible de estos pacientes y en la retención

de volumen en aquellos con ERC avanzada. En estos pacientes

la restricción de sodio se acompaña de beneficios, como el

potenciar el bloqueo del sistema renina-angiotensina-aldos-

terona, reducir la albuminuria y mejorar la declinación de la

función renal. Se recomienda una restricción de sal en la dieta

de 5 gramos al día. Esta reducción de la ingesta de sodio puede

mejorar el control de la hipertensión arterial, reducir la retención

de líquido, disminuir la albuminuria, reducir la caída de la VFGe y

probablemente ofrecer un mejor pronóstico cardiovascular (41).

La obesidad se asocia al desarrollo y progresión de ERC, así como a

riesgo de ECV. Los estudios muestran que la baja de peso inducida

reduce la albuminuria, independiente del control de la hiperten-

sión arterial. Las guías internacionales recomiendan mantener un

peso ideal (IMC 20-25 kg/m

2

) en los sujetos con ERC. La restric-

ción proteica en estos pacientes es segura y se acompaña de

una menor probabilidad de falla renal progresiva y una menor

mortalidad general. Sus efectos en el riesgo y la patología cardio-

vascular se desconocen. Se recomienda evitar una dieta con

>

a 1.3 gr de proteínas/kg de peso ideal. En sujetos con una VFGe

<

30 ml/min, se recomienda una ingesta de proteínas de 0.8 gr/kg

de peso ideal.

Hipertensión arterial:

El tratamiento de la hipertensión arterial en pacientes con

ERC, en cualquiera de sus etapas, es vital para prevenir la

progresión de la enfermedad renal y es un pilar de la protec-

ción cardiovascular. Cualquier clase de antihipertensivo puede

utilizarse, pero aquellos que bloquean el sistema renina-an-

giotensina-aldosterona ofrecen beneficios adicionales a la sola

reducción de la presión arterial. En un meta-análisis de hiper-

tensión arterial, se observó que el aumento del riesgo cardio-

vascular era más evidente en personas con ERC que en los con

función renal normal (42). Estos datos sugieren que la terapia

antihipertensiva reduciría de manera más eficaz el riesgo

cardiovascular en pacientes con ERC que en aquellos sin este

trastorno. Pocos estudios, sin embargo, apoyan esta hipótesis.

Un objetivo de presión arterial de menos de 140/90 mmHg

se considera apropiado para prevenir eventos cardiovasculares

en pacientes con ERC. Se recomienda un objetivo de presión

arterial más bajo,

<

de 130/80 mmHg, sólo en pacientes con

albuminuria (

>

a 30 mg/día).

Dislipidemia:

Los estudios clínicos muestran beneficios en el uso de estatinas

en estos pacientes, que se ven atenuados al reducirse la VFGe

y muy limitados o ausentes en los dializados. Existen escasos

datos que apoyen la idea de que las estatinas reducen la progre-

sión de la ERC (43). Los agentes preferidos son las estatinas, los

fibratos requieren de un ajuste de dosis porque se metabo-

lizan y excretan por el riñón. No existen objetivos terapéuticos

definidos en esta población y se sugiere utilizar las recomen-

daciones de las guías clínicas sobre otras poblaciones de alto

riesgo cardiovascular.

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(2) 142-155]