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que presentan hipotiroidismo espontáneo y los con HIA. En estos

casos no es necesario suspender la AMD, bastando el reemplazo

con

L – tiroxina

en dosis inicialmente bajas (25 a 50 µg/día), dosis

que se va titulando lentamente hasta lograr nuevamente niveles

normales de TSH, aunque teniendo presente que las dosis nece-

sarias podrían ser mayores a las utilizadas en el hipotiroidismo

espontáneo.

El algoritmo de la Figura 6 indica el estudio y tratamiento del HIA.

Hipertiroidismo inducido por AMD

Si bien el hipertiroidismo inducido por AMD es menos frecuente

que HIA, es una causa bien establecida de tirotoxicosis, siendo su

manejo clínico más complejo que el del HIA.

Existen dos tipos de tirotoxicosis inducida por AMD (TIA) (18).

TIA tipo 1

Es el hipertiroidismo inducido por yodo en pacientes quienes

presentan una enfermedad tiroidea subyacente, como un bocio

multinodular no tóxico o una enfermedad de Graves latente. En

estos casos, el aporte exógeno de yodo en la molécula de AMD,

desencadena un hipertiroidismo por síntesis aumentada de HT.

TIA tipo 2

Este tipo de hipertiroidismo se produce por destrucción de los

folículos tiroideos con liberación pasiva de HT preformada, sin

que exista enfermedad tiroidea subyacente. Es decir, corres-

ponde a una tiroiditis debido a que en algunos individuos la AMD

y sus metabolitos son tóxicos para las células tiroideas humanas.

Como en otras tiroiditis, la tirotoxicosis puede ser seguida por una

fase de hipotiroidismo transitorio que precede la recuperación

total de la función tiroidea.

El tipo 1 se observa más frecuentemente durante cursos relati-

vamente cortos de terapia con AMD, entendiéndose por “corto”

1 a 2 años. En contraposición, el tipo 2 suele presentarse más a

menudo en relación a períodos prolongados de tratamiento con

AMD (mayor a dos años).

En la Tabla 4 se pueden apreciar otras diferencias que caracte-

rizan los tipos 1 y 2 de TIA (15).

El cuadro clínico de la TIA es similar en ambos tipos. Debido a

los efectos betabloqueadores de AMD, la taquicardia y las palpi-

taciones precordiales, tan característicos de otras variedades

de hipertiroidismo, pueden estar ausentes. Excepcionalmente,

la TIA tipo 2 puede manifestarse con dolor tiroideo y fiebre. La

tiroides puede estar aumentado de tamaño y ser nodular en el

tipo 1, mientras en que la TIA tipo 2 la glándula suele exhibir un

tamaño normal.

En la TIA tipo 1 se recomienda la discontinuación de la AMD.

Sin embargo, en algunos casos esto puede no ser posible (p. ej.:

cuando AMD está siendo utilizada en el tratamiento de arritmias

ventriculares graves. Este escenario es menos frecuente hoy en

día debido al advenimiento de los desfibriladores automáticos

implantables). Por otra parte, la suspensión de la AMD debe

sopesarse debido a sus efectos inhibitorios sobre la conversión

de T4 a T3 y a sus efectos betabloqueadores, los cuales pueden

ser clínicamente útiles. Debe considerarse, además, que una vez

FIGURA 6. SEGUIMIENTO Y MANEJO DE LA TIROTOXICOSIS INDUCIDA POR AMIODARONA (15)

Determinar TSH, T4L, T3 y antiTPO antes de iniciar AMD

Si TSH normal,

repetir cada 3 a 6

meses

Si TSH

>

4,5, T4L alto y

duración es

<

3 meses,

observar

Si TSH

>

4,5, T4L normal o alto

y duración es

>

6 meses, es

hipotiroidismo subclínico

Si TSH

>

4,5, T4L bajo, es

hipotiroidismo franco

Si es sintomático o

embarazada: Tto con LT4

Si es asintomatico,

repetir TSH c/3 meses

Tto con LT4

[DISFUNCIÓN TIROIDEA Y CORAZÓN - Dr. Juan Ramón Soto S. y col.]