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de un antiarrítmico como sotalol o, en ausencia de cardiopatía

estructural, flecainida o propafenona más una pequeña dosis de

β

–bloqueador.

Cabe mencionar que en pacientes de edad avanzada en ocasiones

se presenta una forma de tirotoxicosis que se conoce como hiper-

tiroidismo apático, descrito por primera vez por FH Lahey en

1931. Este cuadro carece de las manifestaciones clínicas típicas

de la tirotoxicosis, tales como temblor, inquietud o ansiedad. Por

el contrario, los pacientes con hipertiroidismo apático expresan

más bien somnolencia, letargo y, en ocasiones, delirio (11). Ante

la sospecha clínica, que podría estar dada por una fibrilación auri-

cular sin motivo aparente, la evaluación de laboratorio eviden-

ciará T4 y T3 elevadas y una TSH suprimida (12).

HIPOTIROIDISMO Y CORAZÓN

Como es sabido, los síntomas y signos cardiovasculares del

hipotiroidismo son, en general, opuestos a los del hipertiroi-

dismo (Tabla 3).

Así, cuando la función tiroidea está disminuida es posible encon-

trar bradicardia sinusal, hipertensión arterial leve de predominio

diastólico, una presión de pulso o diferencial reducida (debido a

un incremento de la resistencia vascular sistémica), fatigabilidad

e intolerancia al frío.

Adicionalmente, la contractilidad cardíaca disminuye y el gasto

cardíaco se encuentra reducido. La disminución de la contractilidad

miocárdica se explica, al menos en parte, por modificaciones en la

expresión génica causadas por el déficit de HT. Estas alteraciones

se traducen en una menor actividad de la enzima Ca2+ - ATPasa

del retículo sarcoplásmico y un aumento del inhibidor de esta

última enzima, una proteína cuyo nombre es

fosfolamban

. Ambas

proteínas participan en los flujos de calcio intracelular. El calcio,

como sabemos, es vital para el proceso contráctil del corazón,

teniendo influencia tanto en la función sistólica como diastólica

(13).

Las alteraciones en el metabolismo de las lipoproteínas sanguí-

neas inducidas por el hipotiroidismo conducen a grados impor-

tantes de hipercolesterolemia (aumento de colesterol LDL y de

apolipoproteína B), lo que a su vez determina un proceso de

ateroesclerosis acelerada y desarrollo de enfermedad coronaria.

El mecanismo subyacente obedece a una disminución de los

receptores hepáticos de LDL, como también de su actividad, lo

que determina una disminución de la depuración sanguínea del

colesterol LDL.

La condición hipotiroidea puede prolongar el intervalo QT del

electrocardiograma; esto es relevante porque hace a estos

pacientes susceptibles a arritmias ventriculares, como es, por

ejemplo, un tipo de taquicardia ventricular polimorfa potencial-

mente fatal denominada

torsade de pointes

(en español,

torsión de

puntas

) (14).

Por último, los enfermos hipotiroideos pueden desarrollar un

derrame pericárdico rico en proteínas de lenta acumulación. La

gradualidad de su generación explica que el derrame pueda ser

de un volumen muy considerable sin provocar taponamiento

cardíaco.

Prácticamente todas las alteraciones estructurales y funcionales

cardiovasculares que hemos descrito responden al tratamiento

de sustitución con

L–tiroxina

.

TRATAMIENTO

En pacientes jóvenes, sanos a excepción del hipotiroidismo, se

puede iniciar la terapia de sustitución con

L–tiroxina

con dosis

plenas ya desde el inicio (esto suele ser 1,6 μg/kg/día).

Sin embargo, en pacientes de edad avanzada que pueden tener

cardiopatía coronaria o de otro tipo, es prudente iniciar el trata-

miento de reemplazo con dosis bajas, digamos 25 μg/día. De ahí

en adelante, se sugiere ir titulando la dosis en forma ascendente

con lentitud, con incrementos adicionales de dosis cada 4 – 6

semanas hasta obtener el estado eutiroideo.

DISFUNCIÓN TIROÍDEA PRODUCIDA POR

AMIODARONA

La amiodarona (AMD) es un fármaco antiarrítmico del tipo III

de la clasificación de Vaughan Williams utilizado en la profi-

laxis y tratamiento de trastornos del ritmo cardíaco tales como

fibrilación auricular y taquiarritmias ventriculares. Su meca-

nismo de acción consiste en bloquear los canales de potasio,

poseyendo además, propiedades betabloqueantes. Estructu-

ralmente posee una semejanza significativa con las hormonas

TABLA 3. MANIFESTACIONES

CARDIOVASCULARES DEL HIPOTIROIDISMO

Bradicardia

Hipercolesterolemia

Hipertensión arterial

diastólica

Ateroesclerosis acelerada

Presión de pulso disminuida Enfermedad coronaria

Aumento de RVS

Fatiga

Disminución de la

contractilidad

Prolongación intervalo QT

Insuficiencia cardíaca

congestiva

Derrame pericárdico

[DISFUNCIÓN TIROIDEA Y CORAZÓN - Dr. Juan Ramón Soto S. y col.]