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[Enfoque diagnóstico en el paciente con derrame pleural-Dra. Maite Oyonarte W.]

Ecografía

La ecografía torácica es un procedimiento no invasivo, de

bajo costo, que puede ser realizada al lado de la cama del

enfermo. Durante la última década se utiliza cada vez más

por neumólogos, sin embargo en nuestro medio es subu-

tilizada aún. Es el examen más sensible para determinar la

presencia de derrame con 100% de sensibilidad y 99.7% de

especificidad (5). Tiene utilidad previo a la toracocentesis,

durante y después de ella. La ecografía torácica previo a la

toracocentesis permite evaluar el sitio de punción, precisar

la presencia de derrame y diferenciarlo de masas, estimar el

volumen del derrame, valorar potenciales dificultades como

la presencia de tabicaciones, para lo cual tiene mayor preci-

sión que la TAC, y plantear diagnósticos diferenciales. Se ha

demostrado que su uso permite efectuar una toracocentesis

exitosa en el 88% de los casos en que previamente ha habido

una punción frustra guiada solamente por clínica o por radio-

grafía. Distintos estudios han demostrado que es posible

sugerir la etiología neoplásica con una sensibilidad 79% y

100% de especificidad al encontrar engrosamiento pleural

mayor a 1cm, nodularidad en la pleura, engrosamiento de

la pleura visceral, engrosamiento diafragmático mayor a

7mm o nodularidad diafragmática (6). La ecografía durante

la pleurocentesis disminuye las complicaciones como lo

son el neumotórax y la punción de órganos intra abdomi-

nales, permite guiar biopsias pleurales, guiar la colocación

de catéteres de drenaje y de catéteres crónicos. Posterior al

procedimiento, la ecografía permite evaluar la presencia de

neumotórax y el volumen remanente (7).

Tomografía computada de tórax (TAC)

La TAC debe realizarse antes de haber evacuado completa-

mente el derrame para observar mejor las anormalidades

pleurales y además debe ser realizada con contraste endove-

noso en fase venosa (60-90 segundos tras la administración

del contraste) (2). Debe incluir abdomen superior hasta las

glándulas suprarrenales. Permite evaluar la cavidad pleural, el

mediastino y el parénquima al mismo tiempo. La presencia de

algunos hallazgos son poco sensibles pero altamente especí-

ficos de malignidad como lo son la nodularidad de la pleura

parietal (94% sensibilidad y 51% de especificidad), el engro-

samiento de la pleura mediastínica (88% sensibilidad y 56%

de especificidad), el engrosamiento de la pleura parietal

>

1cm (94% sensibilidad y 36% de especificidad) y el engrosa-

miento pleural circunferencial (100% sensibilidad y 41% de

especificidad) (8). Además, en ocasiones permite identificar el

tumor primario. En el empiema se puede observar captación

del contraste en la pleura parietal o en ambas pleuras alre-

dedor del derrame, hay engrosamiento pleural en el 80–00%

de los casos, el derrame puede estar loculado y presentar

burbujas de aire en su interior. A veces se observan adeno-

patías mediastínicas menores a dos centímetros y engrosa-

miento y aumento de la atenuación de la grasa extrapleural

entre la pleura parietal y las costillas. La TAC permite diferen-

ciar entre absceso pulmonar periférico versus un empiema al

considerar el grosor de las paredes y el ángulo que forman en

relación a la pared torácica, ángulo agudo en los abscesos y

obtuso en los empiemas (2, 9).

Otras técnicas: PET/CT y RNM

PET/CT.

Su uso rutinario no está recomendado. Su mayor

utilidad se centra en el estudio del derrame maligno donde

tiene 97% sensibilidad y 88.5% de especificidad. Ayuda en

la etapificación del tumor y eventualmente puede ayudar a

evaluar la respuesta a la terapia. En ocasiones permite iden-

tificar la ubicación para la toma de biopsia. Presenta falsos

positivos que limitan su uso como lo son la pleuritis urémica,

pacientes con pleurodesis previa y la infección del espacio

pleural. También presentan falsos negativos el tumor fibroso

de crecimiento lento, linfoma y metástasis de cáncer de prós-

tata (9,10).

RNM:

Esta técnica no es de uso rutinario en el estudio de

la patología pleural. Puede ser útil en diferenciar patología

benigna v/s maligna y por sobre todo para demostrar infiltra-

ción tumoral de la pared torácica y del diafragma adyacente

a tumores (2).

3. Pleurocentesis

Está indicada en todo paciente que presenta derrame pleural

salvo en los casos de insuficiencia cardíaca evidente. Aún así

debe hacerse una pleurocentesis si el derrame no es bila-

teral simétrico o en caso de presentar concomitantemente

fiebre o dolor pleurítico. Es conveniente que sea guiada por

ecografía (7).

Con estudios de imágenes se ha podido observar que la arteria

intercostal, una vez que nace de la aorta, hace un trayecto

inicial, los primeros 10 cm, por el medio del espacio inter-

costal y a veces este recorrido puede ser tortuoso, en especial

en pacientes añosos y extenderse hasta la línea axilar poste-

rior. Por esto es que se sugiere que la pleurocentesis se haga

al menos 10 cm alejado de la línea vertebral hacia lateral o en

la línea axilar posterior. Se debe puncionar a nivel del derrame

y sobre el borde superior de la costilla (7,11).

La pleurocentesis puede ser con fines diagnósticos “pleu-

rocentesis diagnóstica” de 50 a 100 cc de líquido o “tera-

péutica” para aliviar síntomas como disnea, el compromiso

hemodinámico o para evacuar la infección del espacio

pleural extrayendo la mayor cantidad de líquido pleural

posible. Preferentemente debe hacerse en forma inicial, una